Francisco Comesaña (54º) hace el gesto del tiburón: coloca los dedos índices en la sien e intercambia miradas cómplices con su equipo y amigos ubicados en la tribuna lateral de la Cancha 7 de Flushing Meadows. Todo para festejar el triunfazo que acaba de conseguir en la primera ronda del US Open, donde superó al local Alex Michelsen (32º) por 1-6, 6-3, 6-4 y 6-4 en 2h37m de juego.
"Tuve un primer set para el olvido, no podía conectar con mi equipo, estaba medio apagado. Le encontré la vuelta y empecé a moverme más. Estoy muy contento de haber sacado el partido adelante; sé que es un jugadorazo, más en esta superficie y en Estados Unidos. No me sentí jugando muy bien, pero peleé todos los puntos y eso me dio un plus al final", explicó en charla con ESPN.
El argentino arrancó el partido totalmente desconectado: con golpes a destiempo, sin tiros ganadores y con un bajo porcentaje de primeros saques (50%). En cambio, su rival no cometió ni un solo error no forzado en ese tramo. Así, no había equivalencias posibles.
Sin embargo, Come fue recuperando el semblante poco a poco. Se dirigió al vestuario, cambió de ropa y empezó a tomar el control de las acciones. Dominó desde el fondo, pero también le agregó recursos a su repertorio: subió a la red, aplicó el slice con inteligencia y varió el plan de juego.
Con 33 tiros ganadores, fue cambiando el rumbo del partido. La gran diferencia, no obstante, estuvo en el servicio: el pupilo de Sebastián Gutiérrez conectó nueve aces (aunque también cometió siete dobles faltas) y ganó el 82% de los puntos con su primer saque. Lo más importante fue el momento: levantó cinco de los nueve break points que enfrentó.
En la próxima ronda enfrentará a Cameron Norrie, quien avanzó tras la retirada de Sebastian Korda, a quien le ganaba por 7-5 y 6-4.
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