El batacazo es histórico. Por donde se lo mire, ninguno creyó que Lorenzo Sonego (42 del mundo) iba a ganarle tan fácil a Novak Djokovic. Tan grande fue la sorpresa en los cuartos de final del ATP 500 de Viena, que el serbio sufrió su peor caída en 15 años, siendo de las más duras de toda su carrera profesional.
El marcador habla por sí solo de lo vivido por Djokovic en Viena, bajo techo y sobre superficie dura. El serbio cambió el mapa de su calendario al optar por ir a Austria, tras 13 años, para buscar los puntos necesarios para asegurarse cerrar 2020 como N°1 del ranking mundial, por delante del español Rafael Nadal. Y dejó de lado el inminente Masters 1000 de París-Bercy, ya que no podrá sumar ya que fue campeón el año pasado.
Sonego entró al cuadro principal como lucky loser, es decir, perdedor afortunado en la última ronda de la qualy e ingresó luego por la baja de Diego Schwartzman. Y seguramente jamás pensó que podía vencer de esta manera a Djokovic, nada menos, dueño del Abierto de Australia en enero y de 17 Grand Slam en total.
En cuartos de final, Djokovic perdió 6-2 y 6-1 con Sonego y fue lapidario para él. El serbio padeció otras derrotas en las que logró cuatro games y le pasó más de una vez, pero únicamente en una ocasión había vivido esta situación, de llevarse apenas tres juegos en un encuentro.
Ese triste antecedente lo había vivido Djokovic, siendo muy joven, en la primera rueda del Abierto de Australia 2005, cuando fue superado por el ruso Marat Safin por 6-0, 6-2 y 6-1. Por entonces, Safin era el N°4 del mundo y venció al suizo Roger Federer, el N°1 ATP, en semifinales y al local Lleyton Hewitt (3°) en la final.
Por eso, este golpe del serbio fue muy grande, ya que nunca había sufrida una caída tan grande desde que ganó su primer título de ATP y se fue metiendo en el circuito mayor. Y lo vivió ahora, siendo justo el líder del ranking internacional.