El partido del martes en Santo Domingo terminó en controversia, luego de que dos jugadas similares en el plato fueran revisadas y decididas de manera distinta.
En medio de una acalorada carrera por asegurar puestos de clasificación a la postemporada de la Liga de Béisbol Profesional de la República Dominicana (LIDOM), cada encuentro adquiere un peso especial. Con menos juegos en el calendario y oportunidades cada vez más limitadas para avanzar al Round Robin, los equipos batallan por cada detalle que pueda marcar una diferencia.
El choque del martes 2 de diciembre entre Gigantes del Cibao y Tigres del Licey en el Estadio Quisqueya Juan Marichal no fue la excepción. Los Gigantes buscaban mantenerse en el último puesto clasificatorio, mientras que los Tigres intentaban escalar posiciones y salir del último lugar. Sin embargo, el encuentro terminó envuelto en polémica, luego de que dos jugadas en el plato, en la misma entrada, definieran el rumbo del partido y la eventual victoria del Licey.
Durante la parte alta del octavo episodio, con el marcador igualado a tres carreras, los Gigantes colocaron corredores en las esquinas con un out. Leury García conectó una línea al jardín derecho que fue atrapada por Emilio Bonifacio, lo que permitió que el corredor de tercera saliera al plato en pisa y corre. El tiro del jardinero llegó a tiempo y la jugada fue decretada out. Los Gigantes solicitaron revisión, alegando una obstrucción del receptor Michael de la Cruz. Tras evaluar las repeticiones, el centro de revisiones decidió mantener la jugada tal como se marcó en el terreno.
Minutos después, en la parte baja de la misma entrada, con dos outs y un corredor en primera, un batazo débil al campocorto terminó en un tiro desviado a la inicial. El corredor avanzó agresivamente alrededor de las bases e intentó anotar, pero fue declarado out en el plato tras un tiro del inicialista. El Licey pidió revisión y, luego de una larga evaluación, el centro de revisiones entendió que el receptor Deivy Grullón había obstruido la ruta del corredor. La jugada fue revertida y se otorgó la carrera, colocando al Licey arriba cuatro por tres.
La decisión provocó una inmediata reacción del dirigente de los Gigantes, José Leger, quien fue expulsado. Jugadores del conjunto cibaeño expresaron su molestia, y aunque el equipo logró empatar en el noveno, terminó siendo dejado en el terreno en ese mismo inning. La inconformidad continuó fuera del terreno, cuando Johan Rojas publicó una historia en Instagram que luego eliminó, donde criticaba el trabajo arbitral y sugería favoritismo hacia el Licey.
Para entender la controversia, es necesario recordar la regla de obstrucción en el plato. Esta establece que el carril entre tercera base y home pertenece al corredor y que el receptor no puede bloquearlo, salvo que ya tenga la pelota o que, en el acto de fildearla, se vea obligado a colocarse en la trayectoria. El punto clave es que la regla deja la decisión al juicio de los árbitros, lo que convierte estas acciones en jugadas de interpretación.
Las dos jugadas ocurridas con pocos minutos de diferencia compartieron elementos muy similares: intentos agresivos de anotar, receptores en la trayectoria y decisiones ajustadas en el plato. No obstante, aunque muchos consideran que ambas se parecían lo suficiente como para recibir el mismo trato, el centro de revisiones entendió que solo en la segunda hubo una obstrucción indebida. Al tratarse de jugadas que dependen de matices específicos como la posición exacta del receptor, la posesión de la pelota y si este estaba o no en el acto de fildear, el criterio técnico terminó marcando caminos distintos.
A pesar de que muchos entienden que las acciones fueron idénticas, las interpretaciones arbitrales llevaron a decisiones diferentes y mientras la regla continúe abierta al juicio y lectura de los umpires, decisiones como estas seguirán generando controversia.
