Los Washington Nationals están en postemporada por quinta vez desde que en el 2005 se mudaron desde Montreal, Canadá, a la capital estadounidense.
En las cuatro ocasiones anteriores llegaron como campeones divisionales del Este de la Liga Nacional y cayeron siempre en la primera fase de series divisionales, en el 2012 ante los St. Louis Cardinals, en el 2014 frente a los San Francisco Giants, en el 2016 contra Los Angeles Dodgers y en el 2017 con los Chicago Cubs.
Ahora entraron como primer comodín del viejo circuito y ya dieron un paso de avance, al derrotar a los Milwaukee Brewers en el infartante partido de muerte súbita entre los wildcards.
¿Quién sabe qué impacto psicológico colectivo podría tener esa victoria para seguir adelante?
¿Cómo llegaron a octubre?: A mediados de junio, nadie apostaba un dólar por la permanencia de Dave Martínez como manager de los Nacionales. El equipo en la era post Bryce Harper no levantaba cabeza y los rumores de que Martínez sería despedido crecían como la espuma.
Pero justo a partir del choque 82, que marcó el inicio de la segunda mitad del calendario, la historia dio un giro en redondo y tras acumular balance de inicial de 41-40, Washington jugó para 52-29 y aseguró el primer comodín de la Liga Nacional.
Ganaron sus últimos ocho encuentros de la temporada regular y tras su épico triunfo ante los Milwaukee Brewers en el juego de los wilcards, van ahora a enfrentar a la Bestia Negra de la Liga Nacional: Los Angeles Dodgers. El jugador clave: Anthony Rendon.
No sólo se trata de que sea el mejor pelotero del equipo y un serio candidato al premio de Jugador Más Valioso de la Nacional, tras tener la mejor campaña de su carrera a las puertas de la agencia libre.
Rendón no ha sido el mismo en campañas regulares que en postemporada y Washington necesita una sacudida de su estrella.
En juegos de playoffs, incluido el de los comodines del martes pasado, el antesalista y tercero en el orden de los Nacionales promedia para .222 (59-13), con dos jonrones, seis impulsadas, diez ponches, un magro OBP de .313 y slugging de .339.
Fortalezas: Pitcheo abridor. Su trío de abridores de Max Scherzer, Stephen Strasburg y Patrick Corbin solamente podría ser superado en cuanto a jerarquía por el que componen Justin Verlander, Gerrit Cole y Zack Greinke, de los Houston Astros.
Aun cuando Scherzer está en deuda en postemporadas, esta trilogía, más el experimentado venezolano Anibal Sanchez, pueden complicarle la vida a los Dodgers, ante quienes en temporada regular ganaron tres y perdieron cuatro en su serie particular.
Debilidades: El bullpen. A pesar de sus 29 salvados, Sean Doolittle es poco confiable, con su efectividad de 4.05, mientras que el veteranísimo Fernando Rodney, con todo y su capacidad de reinventarse para sobrevivir a los 42 años, cada vez lanza menos flechas al cielo, como indica su promedio de limpias de 5.22.
La suerte es que apareció a última hora Daniel Hudson y con un septiembre inmaculado se adueñó del puesto de cerrador, para rescatar seis juegos seguidos, incluido el de los comodines ante los Cerveceros.
Para ganar necesitan: Que los abridores puedan aguantar la mayor cantidad de innings posible antes de poner los juegos en manos de los relevistas.
En un mundo ideal: Deben dar batalla en la serie divisional ante Los Angeles, pero morir en el intento.
Sorprenderían al mundo si: Si logran superar el escollo de los Dodgers y llegaran a jugar la Serie de Campeonato de la Liga Nacional.