BUENOS AIRES -- Dos grandes ídolos no deberían estar envueltos en una guerra fría y menos utilizar los medios de comunicación para no hablar el uno del otro. Aunque para que existiera una guerra primero debe producirse el rompimiento de la paz entre dos o más potencias. Y en este caso puntual la provocación llegó solamente de una de las partes. La otra siempre se mantuvo en la misma linea de conducta pacifista, hasta para defenderse de las indirectas que partieron desde La Paternal con destino a Montevideo.
Riquelme decidió no firmar el contrato de renovación que le ofreció Boca. Román se fue sin dar a conocer los motivos de su alejamiento, dejando como único responsable de su salida a Daniel Angelici. El efecto desgaste de parte de una comisión directiva que, un su gran mayoría, nunca lo quiso, se cristalizó con la inesperada decisión del jugador de no aceptar la propuesta xeneize. Sin embargo cuando Argentinos Juniors presentó a su flamante incorporación sorpresivamente subió a escena Carlos Bianchi.
Riquelme le pagó al Virrey con la misma moneda.
Cuando finalizó el amistoso con Boca Unidos en Corrientes, y por enésima vez como viene sucediendo durante los últimos meses, al entrenador le preguntaron por la situación de Román y contestó sin traicionar sus convicciones: "De Riquelme no voy a hablar..." La misma respuesta devolvió el nuevo jugador del Argentios: "De Bianchi no voy a hablar..."
Y como si no fuera suficiente castigo hacia quien Román ha calificado más de una vez como un "padre", resaltó y subrayó: "Desde ahora, el mejor técnico lo tengo a mi derecha...", en referencia a Claudio Borghi. Un gesto provocador e ingrato.
Es cierto que Riquelme siempre manifestó que si regresó a Boca fue sólo porque Bianchi era el entrenador y no quería que sufriera en soledad. Es cierto que Riquelme públicamente siempre defendió a Bianchi después de cada derrota a lo largo del Torneo Final 2013 en el que el equipo finalizó penúltimo. Es cierto que Riquelme a la hora de definirlo como entrenador lo anteponía como un padre. Grandes gestos solidarios pero que no tienen porque ser recompensados con similares actitudes...¿o sí?.
A Román le molestó que Bianchi no pidiera su renovación a los gritos cada vez que tuvo un micrófono enfrente. El entrenador adujo que no se metería en el medio de decisiones económicas del club, pero siempre dejó en claro que esperaba a Riquelme, que lo necesitaba a Riquelme y que lo presionaba a Angelici para que resolviera pronto la renovación de Riquelme así no se retrasaba con la pretemporada.
Cuando la respuesta del Diez comenzó a dilatarse Bianchi evidentemente ya percibía que algo inusual podía llegar a suceder y en una nota a uno de los periódicos más vendidos de Argentina volvió a ratificar sus deseos de tener a Román. Si alguna vez lo comparó con su "padre", evidentemente este "padre" conoce bien a su "hijo" y lo que es capaz de hacer.
Con o sin el reclamo público de Bianchi hacia los cuatro vientos para que le renueven a Román, el desenlace de la historia hubiera sido el mismo. Riquelme tenía decidido irse a Argentinos Juniors, sólo que mientras se alejaba de Boca quería escuchar los mimos que Bianchi no le dio. Sucede que el entrenador estaba convencido que el Diez firmaría la renovación y que la extensa negociación era una más de las tantas disputas de poder con el presidente del club. Por lo tanto optó por la cautela.
Tanto Riquelme como Bianchi saben que Angelici es el único responsable de que Román hoy no esté en Boca. Sin embargo se habla (y se escribe) mucho sobre el grado de responsabilidad que le cargaron injustamente al Virrey.
Llama y mucho la atención que Angelici haya salido ileso en las primeras declaraciones de Riquelme como jugador de Argentinos Juniors. Quizás un ataque verbal hacia el presidente de Boca hubiera empujado a una comisión directiva despechada a publicar de alguna manera el contrato que le ofrecieron a Román. Al igual que en la cancha, cambió de frente en el momento justo.