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Ferguson a Osorio: 'Quédate con los que buscan gloria'

Photosport

LOS ÁNGELES -- Juan Carlos Osorio. Recordando un pasaje íntimo. Con Sir Alex Ferguson, cuando hace muchos años, recibió una extensa tutoría afectiva y afectuosa en el Manchester United.

Hablaban de la elección y selección de jugadores. Como si el Rey Arturo fuera a exaltar a sus 12 Caballeros de la Mesa Redonda. A fin de cuentas, en la cancha rectangular, la analogía cobra vida... o muerte.

"Me preguntó el señor Ferguson '¿a quiénes prefieres, a jugadores que salen a la cancha por la plata o por la gloria deportiva? Le respondí que por la gloria deportiva. 'Exacto, quédate con ellos, serán siempre leales', me respondió. Y en ello he creído siempre", explicaba el técnico de la selección mexicana.

La revelación ocurrió en Santa Clara. Una ciudad que en los anales de páginas negras, de los terrores futbolísticos de México, equivale al napoleónico Waterloo. Obvio, no eran prusianos, sino chilenos. 7-0.

La realidad es que los damnificados de ese 0-7, porque México jugó en casa, aún no se conocen. El recuento de los destrozos hacia el interior del Tri no se ha hecho. Hay que hurgar entre las ruinas todavía.

Los lamentos y lloriqueos particulares de los protagonistas de la desgracia, son sangre inútil de heridas infectadas. No cuentan como el saldo oculto de la devastación de una selección que llegaba, a la Copa América Centenario, bajo el ultraje falaz del optimismo de la FMF, para ser, al menos finalista.

"Quédate con ellos (los que buscan la gloria deportiva más que el dinero), serán siempre leales", comentó Ferguson. Y seguro Osorio lo escribió en azul en sus legendarias libretas.

Pero, la gloria deportiva es un espectro muy amplio. Porque ha habido campeones mezquinos y campeones honorables. Pero, ninguno, mercenario de espíritu.

El tema del 0-7 no se agota. Lo azuza la incertidumbre. Lo aviva como llama insana la cercanía de otros juegos, de otros compromisos. Insisto: ¿qué tan fracturadas, tan irreparable, tan hechas añicos quedaron la confianza y la fe de Osorio en sus jugadores y de los jugadores en Osorio?

Este martes, en Raza Deportiva de ESPNDeportes, analizó el tema Claudia Rivas, psicóloga especializada en deportes, y por intimidad inevitable, nutrida como hija del psicólogo Octavio Rivas, miembro del salón de a fama de las aulas de Pumas formando a jugadores de su mejor época.

Y la doctora, quien ha trabajado en varios clubes de Primera División, compartía las dudas sobre la capacidad de discurso, de liderazgo, de autoridad y de impacto de jugadores, cuerpo técnico y directivos, para dar la bienvenida en la futura concentración a fines de este mes para viajar a El Salvador. De cadalso de la cancha al cadalso de la intimidad.

El 7-0 es una cicatriz. Un ominoso tatuaje del morbo y del pecado. Indeleble. Imperecedero. Y pretender que no existe, pretender que nunca ocurrió, sería tan devastador como el alcohólico que brida por sus ilusiones de ser abstemio.

Varias veces, en diferentes charlas, se le comentó a Juan Carlos Osorio algo que sólo es novedoso para los forasteros. Él respondió con una sonrisa larga. "Lo mismo me han dicho muchos".

"Orgullosamente, los mexicanos somos distintos, somos complejos. Y el futbolista mexicano es muy distinto y muy complejo, cuando gana, duda de sus méritos, y cuando pierde, duda de sus culpas", le comenté alguna vez. Y sólo sonrió.

Y algunos han leído esta reflexión. Y a muchos les tortura. Pero, dice Serrat, la verdad, lo único que no tiene es remedio: el jugador mexicano no es el más hábil, ni el más disciplinado, ni el más fuerte, ni el más alto, ni el más rápido, ni el más inteligente, ni el más habilidoso, ni el de más temperamento, ni el más talentoso, pero, con lo poco que tiene de todas esas características, le alcanza para competir y vencer a cualquiera, absolutamente a cualquiera, pero si quiere, y sólo si quiere, porque puede.

Osorio empieza a descubrir pasajes que les llevó años identificar a tres técnicos nacionales, y que demoraron en saber cómo son ellos mismos, para poder saber cómo son los que dirigen: Javier Aguirre, Miguel Mejía Barón, Manuel Lapuente y Miguel Herrera. Pocos saben mirar detrás del espejo.

Y, ojo, aún ellos, ante el horizonte de ese quinto partido se olvidaron hasta de lo más importante: que eran ya los entrenadores, y terminaron reaccionando como jugadores. Y claro, fracasaron.

Le dejo dos testamentos maravillosos. Tal vez, para muchos, en el amparo lúdico -claro, somos mexicanos- del 0-7, servirán, como todo lo escrito anteriormente, absolutamente para nada.

"Sepulturero, es hermoso contemplar las ruinas de las ciudades, pero es más hermoso todavía contemplar las ruinas de los hombres", reseñó el uruguayo de nacimiento, Isidore-Lucien Ducasse, quien se refugiaba en el seudónimo de Conde de Lautréamont.

"Heredamos la esperanza, regalo del olvido. Verás cómo entre ruinas damos a luz niños", escribió la poetisa polaca Wislawa Szymborska.