LOS ÁNGELES -- La nostalgia se engendra en el hábito. Y el Clásico de España se queda sin tres de sus cuatro habituales. De la recurrente felicidad futbolística de los cuatro, quedará júbilo para uno.
La Champions hizo un repaso puntual del reparto y del nuevo argumento. Real Madrid (72 victorias en Liga, 34 empates y 70 derrotas), y Barcelona pasan a otra etapa para el citatorio, más que cita, de este fin de semana.
1.- Barcelona, ante el Ínter, batalla, pero sin agobios, y saca la victoria. Ahora vela armas, en paz, para la guerra. Su artesano tiene el brazo fracturado, pero, sin ser brillante, el equipo no se fracturó.
2.- Multidecibélico fue el castigo para Florentino Pérez y el Real Madrid. 78 mil jueces implacables los treparon al patíbulo del ridículo bajo la metralla implacable del vituperio. Vencer sin convencer a un equipo checo con apellido de cerveza, no sabe a victoria sobre el Viktoria.
3.- Relajado, Lionel Messi estaba este miércoles en el sitio incorrecto del estadio. En jaula, con un ala rota. La tribuna es como sentarse en un hormiguero. El domingo será peor. Ha sido uno de los dos protagonistas de los últimos años.
4.- Cristiano Ronaldo hoy sufre menos. En la Juve dejó de ser esclavo del protagonismo, para ser sólo el protagonista. Real Madrid le llenó las siete panzas pecaminosas de la avaricia. Y él al Real Madrid. Pero, en el fondo, cómo no erizarse de nostalgia, si fueron años de ese fragor despiadado y de ser la bayoneta calada contra Barcelona. El odio deportivo no caduca, el amor sí. Extrañará más a la víctima que ser eventual victimario.
Al Barcelona le sentó bien jugar sin Messi. Al Real Madrid le sienta peor, cada vez, jugar sin CR7. A Messi le sienta mal la tribuna, y Cristiano juega en la cancha de sus propios planes presentes y futuros.
¿Por qué decíamos que el Clásico de este domingo se queda sin tres de los cuatro habituales?, porque sólo llegará el Barcelona, con una médula espinal de trabajo durante varios años.
Porque en realidad, el Real Madrid, más allá de que la mezcla impredecible de la rabia y la testosterona, pueden catalizar milagros, aún no descifra lo que supuestamente pretende Lopetegui, claro, porque no quieren o porque no pueden o porque no saben los jugadores. Algo es cierto, la camiseta merengue es armadura para heroicidades.
Y claro, porque Messi se quedará recluido en la tribuna, y porque Cristiano Ronaldo, después de solventar el sábado la jornada soñada por Émpoli, el domingo confrontará ese amargo doble sentimiento: que gane el Real... pero que también pierda Florentino.
Y pensar que hace unos meses apenas, en medio de la pólvora mediática y de la pirotecnia pasional, eran, diría Maluma, felices los cuatro, y con ellos el morboso y sedicioso universo futbolístico.
Por eso, visto así, el Clásico de este domingo entre un Barcelona sin Messi y un Real Madrid sin Cristiano, lo explica claramente Joaquín Sabina: "No hay nostalgia peor que añorar lo que nunca jamás sucedió".
Y claro, aquí podrán apreciarse los villamelones de temporada que deambulan fuera de España. Esos advenedizos mediáticos en el mundo del futbol que veneran hombres y no instituciones.