LOS ÁNGELES -- Chivas sobrevive hoy entre veladoras. América se pavonea entre reflectores. Y el espléndido escenario del morbo los cita el próximo domingo en el Clásico Nacional.
El Guadalajara se refugia bajo un argumento indigno siquiera de mencionarlo: seis juegos sin perder. ¿Cuándo empezó el Guadalajara a sembrar la semilla de la lástima? Un poderoso en decadencia.
América lustra su presente con un subliderato, y podría agregar seis victorias al hilo, pero con el perfume del atraco se victimiza al perder ante el Atlas en la mesa gansteril de la FMF. Hasta en las desgracias, El Nido adorna la perversidad.
Esas dos victorias implacables de Chivas en la Liguilla del Guard1anes 2020 son una amenaza ya caduca. Esa pólvora está mojada. Ni asusta a este América ni envalentona a sus propios jugadores.
Su héroe accidental de esa doble jornada, el Chicote Calderón, ha vuelto a enclaustrarse en el conformismo. No todo es culpa suya. Él quiere ser alfil, pero en el ajedrez del ex Rey Midas sólo juegan peones.
América ha hecho sentir un poderío burocrático. Abre la ventanilla de atención al cliente durante 90 minutos. Juega, insanamente, con las urgencias del adversario. Demuestra partido a partido que no lleva prisa. No se obsesiona con el balón.
Las Águilas juegan feo, aburrido, distorsionan la esencia del futbol, que es el espectáculo, el delirio. Este América adormece la pasión. Tanta abulia en la victoria es como un ataque de frigidez en la noche de bodas.
Pero a Santiago Solari no le escuece ni remotamente la crítica. La felicidad absoluta para él es golear 1-0. Los escándalos en el marcador a veces indigestan más al victimario que a la víctima.
Víctor Manuel Vucetich, en cambio, sí desata pasiones. Porque la rabia, la frustración, la indignación, el repudio de su afición, son las manifestaciones más dolosas de la pasión, pero pasión son.
Hoy, la afición del Guadalajara toma el ejemplo de su director deportivo, Ricardo Peláez. La Iglesia Católica reconoce 7 mil santos según el Martirologio Romano, aunque al interior de Chivas aseguran que el preferido, el Santo Patrón de todos los santos patrones, es San Cucufato.
Hoy, con diez puntos de distancia en la tabla de posiciones, y más puntos de calificación en la cancha, el rebaño del Rebaño ve un escenario dantesco en el estadio de Chivas, que lejos de ser la fortaleza rojiblanca ha sido el altar donde ocurren todos sus sacrificios.
Antes del juego ante Pumas, aseguran al interior de Chivas, Amaury Vergara protagonizó un ritual de fuego, un recurso entre la superchería y la magia blanca. Ahora resulta que los chamanes harán los goles que yerran sus jugadores, y desatarán estrategias más aguerridas que las del Jesús en la boca bajo las que se ampara Vucetich.
No es nuevo. Está en el ADN familiar. Jorge Vergara, en septiembre de 2014, llevó al plantel a sentir y vibrar con una lluvia de recarga magnética sobre las energías individuales (tonalli) al Foco Angelus Tonal, en el rancho San Rafael, en El Saucillo, cerca de Zapotlanejo, Jalisco.
Pero los Diablos no creen en esos artilugios, y el fin de semana siguiente Toluca goleó 3-1 a Chivas, que terminó el torneo en el sitio 16. Total que el dichoso Angelus Tonal lo llevó a la desdicha del infernum total.
Son esos escenarios encontrados: América, con esa sensación petulante del todopoderoso del torneo, hasta con la capacidad de ordenar a su FMF que lo castigue en la mesa y le quite tres puntos, confrontando a un Guadalajara en la desesperación absoluta.
Otrora, al América podría advertírsele que tuviera cuidado, que debajo de esa piel de chiva hay un león capaz de cazarlo. Hoy no. Hoy, la alegoría sería totalmente distinta. Debajo de esa piel de chiva, agazapado, huidizo, entelerido, aguarda apenas un roedor, ratonero con el balón, en la estrategia, y en los palcos de su propio estadio.