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Golovkin, ganador en una noche dramática

Gennadiy Golovkin (der.) y Sergiy Derevyanchenko ofrecieron un combate tan frontal, que ambos tuvieron que ir al hospital para ser evaluados como medida preventiva. Getty Images/Steven Ryan

Todo pareció encarrilarse para Gennady Golovkin cuando derribó a Sergiy Derevyanchenko en el primer asalto. Se levantó “The Technician”, pero en la multitud que copó el Garden de Nueva York, corrió la inequívoca sensación de que ya era todo cuestión de tiempo.

No fue así.

Ni el ucraniano volvió a caer, ni el kazajo logró culminar la obra. Y, si bien no se le puede reprochar que dejó revivir a su rival –no fue, por cierto, su intención, sino que no pudo hacerlo- lo cierto es que de esa acción a lo que se vino después, hubo una gran diferencia.

Se sabe que Golovkin, a los 37, ya no es el mismo de hace unos años. Eso le ocurre al común de la gente, pero en el boxeo el paso del tiempo no perdona –y el almanaque tampoco corre con la misma velocidad para cada uno.

“Sentí que estaba envejeciendo a medida que me acercaba al ring”, confesó alguna vez Sergio Maravilla Martínez, recordando su noche negra ante Miguel Cotto, justamente en el MSG.

Si, casi en un chasquido de dedos. Puede ocurrir. El caso es que, en la misma medida en que Golovkin fue el mejor boxeador en el ring, su oponente se fue convirtiendo en una amenaza. Su jab torturó muchas veces el rostro de Gennady, quien aun con más fina puntería, fue superado en cantidad de envíos. GGG tuvo que ceder terreno en los rounds tercero y cuarto, pero fue el quinto el que marcó uno de los momentos más críticos de su actuación. Así como Golovkin lo tuvo por el suelo al rival en el primero, fue Derevyanchenko quien, en la quinta vuelta, conectó una tremenda izquierda en gancho que chocó con firmeza en el flanco de Golovkin.

No cayó, pero fue su actitud gestual, tras recibir el impacto, lo que ofreció la medida del daño recibido. Esa mano le cortó el aire y marcó una nueva impronta en la pelea, porque se tuvo que medir con un hombre envalentonado y seguro, sabedor de que la suerte no estaba echada ni mucho menos.

Golovkin, a nuestro entender, hizo lo suficiente para ganar a pesar de todo ello, porque conectó los mejor golpes y logró imponer su experiencia, ya que sumó su triunfo número 40 (35 antes del límite) con un empate y una derrota (ambas ante el Canelo Alvarez).

El ucraniano, que quedó con 13 peleas ganadas (10 antes del límite) y 2 derrotas, no solamente se robó la ovación en muchos pasajes: a pesar de un tremendo corte que sufrió en la ceja derecha en el segundo asalto–los médicos lo observaron varia veces antes de dejarlo continuar-, se mostró veloz y firme.

Tal vez, la velocidad del derrotado se notó más por la lentitud del ganador, ya que quedó en claro que a Golovkin cada pelea le cuesta más. Dos jueces le otorgaron 115-112, como nuestra tarjeta, mientras que el tercero otorgó 114-113 para Golovkin (sin la caída del primer asalto, que le dio 10-8 a GGG, la tarjeta hubiera terminado en empate).

Según CompuBox, Golovkin apenas conectó 13 golpes más que el rival: 243 sobre 720, mientras que su rival pegó 230 sobre 738 envíos. Según la estadística, fue el hombre que más veces conectó al ahora nuevo campeón en toda su carrera.

“La herida me trajo muchos problemas de visión, pero no hay excusas”, dijo el derrotado. A su vez, GGG dijo: “Si Canelo dice que sí, hagámoslo ahora, no tengo problemas”.

De esta manera, Golovkin obtuvo el campeonato mundial FIB de los medianos, declarado vacante por negarse Canelo a una pelea con Derevyanchenko. El ganador, que fue hospitalizado lo mismo que el derrotado, a raíz de la dureza de la pelea, manifestó que quiere pelear con Canelo por tercera vez.

El mexicano, por su parte, tiene un difícil compromiso con Sergey Kovalev, el 2 de noviembre en Las Vegas, en la que estará en juego el campeonato mundial medio pesado AMB en poder de Kovalev.

En el eventual caso de una tercera confrontación con GGG, el Canelo primero deberá superar el próximo combate, en el que dará evidentes ventajas de físico y kilaje. Tanto Alvarez como Golovkin han sido contratados por DAZN y existe un compromiso y una clara intención de esa empresa en montar la tercera edición de ese combate.

El perdedor se bajó ovacionado, puesto que fueron muchos en el estadio que sintieron que, por lo menos, merecía un empate. Y tras haber perdido con Daniel Jacobs, ahora en esa segunda derrota su posición se revitaliza con una gran actuación en un combate que es candidato a ser declarado La Pelea del Año.

Y la idea de una pelea revancha no es para nada descabellada, teniendo en cuenta la alta dosis de emociones que ambos brindaron en el Garden en la noche del sábado.

Mientras tanto, Golovkin deberá esperar a ese soñado tercer encuentro con Canelo: se supone que, tras haber visto este encuentro, el mexicano no tendría que tener ningún problema en volver a pelearlo. De hecho, y aun ganando, GGG deja serias dudas sobre el futuro, porque es evidente que el paso de los años y el trajín de tantas batallas están dejando su huella.

No deja de ser importante destacar que Golovkin habría tenido un problema físico antes de la pelea -se hablo de un virus- y que esto también habría condicionado su actuación. Esto, sin dudas, debe ser tenido en cuenta ya que habla de un profesional que, pese a todo, no dejo de lado el compromiso.

El espectáculo en el Garden fue denominado “Big Drama Show” y los hechos confirmaron el acierto del rótulo. En ese dramático escenario que suele ser un ring, estos hombres ofrecieron una batalla tremenda, que también dejará marcas en ambos.

Para Golovkin, el enigma de un futuro que parece incierto, aunque ganó. Para Derevyanchenko, la posibilidad ser un protagonista central, aunque perdió. Mientras tanto, el Mundo del Boxeo continúa su marcha.