La llegada de Luis Figo lo cambió todo. Fue el punto de inflexión para un club que agonizaba en el estancamiento de un éxito que no se adecuaba a los tiempos modernos. El puñetazo encima de la mesa para decirle al mundo que nadie es intocable. El momento exacto en el que Florentino demostró a la élite que había llegado para quedarse.