La Big Ten y la Pac-12 se convirtieron --al cierre de esta semana-- en las primeras ligas, de las cinco principales en el deporte colegial estadounidense, que cancelaron los partidos contra equipos de otras conferencias.
Y con ello, la pandemia de coronavirus comenzó a impactar el deporte universitario de otoño en Estados Unidos, comenzando con el fútbol americano.
Otras conferencias de la élite denominada "Power 5" podrían sumarse en los próximos días, provocando un efecto en cascada sobre las escuelas de conferencias de menor calado en todo el país.
Si otras ligas de élite descartan los encuentros contra equipo de conferencias distintas, las escuelas más pequeñas, que dependen de partidos contra las grandes potencias para ayudarse a financiar sus programas deportivos con pagos generosos, recibirán un duro golpe en sus finanzas, ya de por sí vapuleadas por la crisis sanitaria y económica.
“Es algo significativo, por decir lo menos”, dijo el viernes Mike Marlow, director atlético de Northern Arizona. “Somos afortunados en el estado de Arizona por tener acá tanto a Arizona State como a Arizona. Tenemos partidos contra una o la otra programados hasta 2029. Eso aporta una parte significativa de nuestro presupuesto”.
La Big Ten anunció el jueves que eliminaría todos los partidos contra equipos ajenos a su conferencia en el fútbol americano y en varios deportes más, en medio de las preocupaciones por el padecimiento COVID-19. La Pac-12 hizo lo propio el viernes, borrando todos sus encuentros fuera de su conferencia en sus calendarios otoñales.
Un calendario restringido sólo a equipos de la misma conferencia permitiría también que las grandes escuelas redujeran gastos, en un momento en que sus departamentos de deportes tienen el presupuesto estrangulado.
Se canceló el torneo de la NCAA para definir al monarca en el basquetbol. Con ello, esa organización rectora del deporte colegial perdió 375 millones de dólares en ingresos que serían pagados a las escuelas que la conforman.
Y la pandemia ha seguido agravando las penurias financieras de la NCAA y de sus integrantes.
Stanford eliminó 11 de sus 36 deportes universitarios esta semana, para enfrentar lo que se avizora como un déficit presupuestario de 25 millones de dólares. Al menos 171 programas deportivos en escuelas con planes de estudios de cuatro años se han recortado durante la pandemia.
Y otras conferencias del grupo "Power 5" sopesan sus opciones.
La decisión de la Big Ten arrasa con 33 partidos ante equipos ajenos al "Power 5" y nueve contra escuelas que sí están incluidas en ese grupo pero que militan en otras conferencias. Con ello se evaporan pagos de entre cientos de miles y un millón de dólares para las escuelas más pequeñas.
Las instituciones ajenas al Power Five perderán colectivamente al menos 110 millones de dólares --posiblemente 150 millones-- en ingresos por pagos garantizados que les harían las escuelas que sí pertenecen a esa elite, si es que se cancelan los duelos interconferencias, de acuerdo con el doctor Patrick Rishe, director del programa de negocios deportivos en la Washington University de St. Louis.
“Espero que cada conferencia avance al menos hacia menos partidos... y probablemente hacia un modelo intraconferencia”, dijo el doctor Rishe. “Si reduces más allá de eso, ¿cuál es el objetivo de realizar este deporte en el otoño? Sería mejor llevar todo a la primavera y tratar de armar un calendario intraconferencia entonces, para realizarlo en menos tiempo, con menos viajes, etc.”.