MIAMI -- Hay veces que los entrenadores son demasiado inteligentes para su propio bien.
El entrenador en jefe de los Miami Dolphins, Adam Gase, insiste en que Ryan Tannehill es su quarterback y luego, cuando el partido está en el momento de definición, decides correr en tercer intento y 10 yardas en series consecutivas.
En otras palabras, dices algo con tu boca, pero pregonas algo diferente con tus acciones.
Si a esas decisiones le sumamos que del otro lado estaba un equipo al rojo vivo como los Indianapolis Colts, que habían ganado cuatro partidos consecutivos, y que Andrew Luck muestra de nuevo destellos de un quarterback de elite, las decisiones se hacen más incomprensibles todavía.
Estando arriba 10 puntos, los Dolphins jugaron a no perder y eso es exactamente lo que sucedió. Indianapolis ganó su quinto partido consecutivo en un encuentro crucial para las aspiraciones por el segundo comodín de la AFC.
Muchas cosas le salieron bien a Miami en esta tarde fría en Indianapolis. Tannehill volvió de su lesión y lució bastante bien y no mostró secuelas de la dolencia en el hombro, pese a que él mismo admitió que jugó con dolor.
De hecho, la primera vez que tocó el ovoide guió a los Dolphins a romper una sequía de 27 series sin touchdown y también de 20 series iniciales sin anotar de seis puntos.
El esquinero Xavien Howard volvió a probar que es uno de los mejores jóvenes en su posición y sumó dos intercepciones; lleva nueve en los últimos 17 partidos.
Como si fuera poco, los Dolphins rompieron la racha de Luck sin sufrir capturas, cuando el eterno Cameron Wake lo tacleó detrás de la línea de golpeo en el tercer cuarto; al quarterback de Indianapolis no lo capturaban desde la Semana 5.
Esto significó que el récord de juegos consecutivos sin sufrir capturas le pertenece aún a Dan Marino, quien en un momento no fue capturado en 19 encuentros en fila.
A la vez, apareció en escena el receptor Leonte Carroo con un touchdown de 74 yardas y Kenyan Drake se volvió a mostrar explosivo con 96 yardas y dos anotaciones en 12 toques, sin embargo, los Dolphins perdieron, porque continúan con problemas para detener al ataque terrestre y a los alas cerrados rivales.
De hecho, Eric Ebron atrapó sus touchdowns 11 y 12 en 12 juegos con los Colts; tuvo 12 en 56 partidos con los Lions.
Andrew Luck lanzó para tres touchdowns por octavo partido consecutivo y cuando más importó, apareció en grande.
El mensaje agresivo de los Colts llegó desde las laterales y fue ejecutado en el campo. Todo lo contrario le sucedió a Miami, que fue conservador y cruzó los dedos a la hora de confiar en una defensiva que no ha parado a prácticamente nadie durante todo el año.
Al coordinador defensivo Matt Burke parece quedarle grande el puesto y una vez más apeló a la zona en un tercer intento.
No hay agresividad en la defensiva y tampoco en la defensiva.
Fue una tarde en la cual los Dolphins pudieron haberse llevado la victoria, pero hubo miedo a ganar el partido.
Hoy es el día en el que oficialmente los entrenadores de Miami están bajo la lupa. Su trabajo es poner a sus jugadores en la mejor posición para ganar, pero ante los Colts fue otro encuentro donde hicieron totalmente lo contrario.
A Gase lo han tildado de “genio ofensivo”, pero en una liga que evoluciona constantemente, los Dolphins parecen cada vez más antiguos.
Y si la historia no cambia de aquí al final de temporada, muchos podrían comenzar a buscar trabajo en enero.