Todas las señales apuntan a que Joe Burrow, quarterback de LSU, será elegido primero global por los Cincinnati Bengals una vez que llegue la primera ronda del draft, el próximo 23 de abril.
Quizás, se trate de una de las elecciones más cantadas en la historia del reclutamiento global, y fuera de recientes rumores --no muy extendidos, por cierto-- sobre un supuesto interés de los Miami Dolphins por ascender hasta el primer turno, sería una absoluta sorpresa que Burrow no esté iniciado para los Bengals a partir de la Semana 1.
Incluso, el head coach Zac Taylor parece admitir tácitamente que Burrow será jugador para los Bengals en declaraciones recientes.
Para Cincinnati, se trata de la cuarta ocasión en que elegirán primero global. Aquí hacemos un repaso de las tres instancias previas en que los Bengals fueron los primeros en seleccionar en el reclutamiento de talento universitario.
Dan Wilkinson, tackle defensivo, Ohio State (1994)
Las expectativas alrededor de 'Big Daddy' Wilkinson eran casi tan enormes como su tamaño, cuando, decidió renunciar a su año final de elegibilidad con los Buckeyes para saltar a la NFL.
Con un tiempo de 4.7 segundos en las 40 yardas y 34 repeticiones en el bench press, Wilkinson --de 6 pies con 4 pulgadas, y un peso previo al draft de 304 libras-- había atrapado la atención de todo el mundo. Comparaciones con Cortez Kennedy y Reggie White abundaban. Un dos veces All-Big Ten y All-American para el '93, Wilkinson llegó a Ohio State como un liniero ofensivo de 348 libras, pero no tardó en dejar su marca con 23.5 tacleadas para pérdida de yardaje en dos temporadas de acción con los Buckeyes.
Reportes de la época señalan que los New England Patriots y Arizona Cardinals estaban entre los interesados para ascender hasta esa primera posición para elegir a Wilkinson, pero Cincy al final se quedó con el turno y con el corredor.
No fue una selección terrible para Cincinnati, pero claramente, la producción no fue la que se esperaba de uno de los jugadores "más seguros" de ese año. Jugó solamente cuatro temporadas para los Bengals, amasando la respetable cantidad --para un liniero defensivo interior-- de 25 capturas, y debió lidiar con un cambio de esquema defensivo del 4-3, que le acomodaba naturalmente, a un 3-4 para 1997.
Fue canjeado por selecciones de primera y tercera ronda en 1998 a los Washington Redskins, con quienes jugó cinco temporadas. Luego estuvo tres años con los Detroit Lions, y una temporada final con los Dolphins. En 13 campañas de NFL, acumuló 54.5 capturas, cinco intercepciones y un touchdown defensivo, pero nunca fue elegido al Pro Bowl, y desde luego, nunca se pudo convertir en el siguiente Kennedy o White.
Lo que más debe doler en Cincy es que el siguiente jugador seleccionado fue el corredor miembro del Salón de la Fama, Marshall Faulk.
Ki-Jana Carter, corredor, Penn State (1995)
Quizás, la selección más dolorosa por la poca producción que hubo, Carter aparece siempre en las listas de los fiascos de draft, aunque para ser justos, es imposible prever situaciones como su lesión.
Carter fue un fenómeno absoluto como universitario con los Nittany Lions, y aunque quedó segundo en la votación del Heisman, detrás Rashaan Salaam y su temporada de más de 2,000 yardas para Colorado, Carter era considerado ampliamente como el mejor prospecto en la posición de corredor en algún tiempo. Incluso, Carter recibió la anuencia del entonces head coach, Joe Paterno, de dejar las filas colegiales anticipadamente para saltar al draft sin graduarse, algo que simplemente no sucedía en Penn State.
Los Bengals adquirieron esta selección mediante canje con los Carolina Panthers, entonces, uno de los dos equipos de expansión en la liga, junto a los Jacksonville Jaguars. Así de "seguro", era Carter como prospecto.
La mala suerte no tardó en aparecer. Al poco tiempo de firmar un contrato récord para novatos de siete temporadas y 19.2 millones de dólares, Carter se rompió el ligamento anterior cruzado en el tercer acarreo de su primer partido de pretemporada, lo que acabó con su año.
Con la medicina deportiva en un estado completamente diferente al que se encuentra hoy, el Carter que regresó de la lesión no fue el mismo que el que brilló intensamente para Penn State. Además, Carter siguió sufriendo lesiones fuertes, como una muñeca fracturada en 1998, y una dislocación de la rótula en 1999 que lo tuvo fuera de la liga en el 2000.
En el 2001, probó suerte con los Redskins, y pasó el 2003 y 2004 en la plantilla de los New Orleans Saints, pero nunca pudo convertirse en ese corredor primario que Cincy imaginaba cuando fue por él en la parte más alta del draft.
Se retiró con apenas 1,144 yardas en 319 acarreos y 20 touchdowns totales por tierra, la clase de números que se esperaba produjera anualmente. Es difícil hablar de Carter como fiasco, por las lesiones, pero ciertamente no es lo que esperaba Cincy de su selección. Su historia es empleada a menudo como argumento para aquellos que están en contra de reclutar a corredores en la parte más alta del draft.
Carson Palmer, quarterback, Southern California (2003)
Se trata del turno más exitoso, por mucho, de los tres. Palmer saltó a la escena durante su última temporada colegial, ganando el Heisman de manera un tanto sorpresivamente, toda vez que los Trojans todavía no eran la gran dinastía de Pete Carroll en que estaban a punto de convertirse.
Cincy tomó al quarterback y, curiosamente, no lo utilizaron en toda su primera temporada profesional. De hecho, el veterano Jon Kitna, fue en ese 2003 el único pasador de toda la NFL en participar en el 100 por ciento de las oportunidades ofensivas de su equipo --obteniendo en el proceso el premio como Regreso del Año--, mientras el novato miraba desde la banca. Cincy terminó con marca de 8-8 en éste, el primer año de Marvin Lewis como head coach, y fue su primera temporada sin marca perdedora desde un 8-8 de 1996.
Al año siguiente, Palmer asumió las riendas de la titularidad, y mantuvo el puesto por las siguientes siete temporadas, siendo elegido al Pro Bowl al término de las campañas del 2005 y 2006.
Durante este tiempo, Cincy vivió algunas de sus mejores épocas ofensivas en la historia reciente. Aunado a talentos como el corredor Rudi Johnson y los receptores abiertos Chad Johnson y T.J. Houshmandzadeh, contando con la protección de Willie Anderson al frente, Cincy se volvió protagonista por primera vez de la AFC Norte.
El equipo clasificó dos veces a la postemporada, pero en las dos ocasiones fueron eliminados en Ronda de Comodines. La primera de esas dos derrotas --en los playoffs del '95-- llegó ante los Pittsburgh Steelers, en un partido en el que un golpe a la rodilla de Palmer del liniero defensivo Kimo Von Oelhoffen en la segunda jugada ofensiva del juego, un pase de 66 yardas para Chris Henry, acabó con dos ligamentos de su rodilla y dislocamiento de la rótula. Fue una lesión que potencialmente pudo haber acabado con su carrera. La segunda derrota llegó en la postemporada del 2009, con Cincy cayendo por 24-12 ante los New York Jets. Para el final del 2010, Palmer estaba cansado de la franquicia y demandó ser canjeado, bajo amenaza de retirarse en caso de no ser cambiado de equipo.
Los Oakland Raiders adquirieron para el 2011 a Palmer, pagando selecciones de primera y segunda ronda (al menos, Cincy supo hacer buenos negocios con sus elegidos en el primer turno global). El entonces head coach de los Raiders, Hue Jackson --quien previamente había fungido como asistente en Cincinnati--, describió el movimiento como "el mejor traspaso en el juego".
No lo fue.
Palmer jugó apenas dos temporadas con los Raiders. Jackson fue despedido después de solamente la primera, un 8-8 en el 2011, y tras un registro de 4-12 en el 2012, Oakland estaba listo para seguir adelante con alguien más.
Palmer pasó vía canje a los Cardinals, quienes pagaron una selección de sexta ronda y un intercambio de selecciones de séptima ronda por el veterano pasador. Bajo la mano del head coach Bruce Arians (quien describió el traspaso como "el mejor canje del siglo", Palmer pudo revitalizar su carrera, guiando a los Cards a la postemporada del 2015 donde, finalmente, pudo ganar un partido de playoffs.
Palmer jugó cinco años en Arizona, y en septiembre pasado, fue enaltecido al Anillo del Honor de la franquicia.
Recientemente, Palmer llegó a los titulares de las noticias, señalando que los Bengals no eran una franquicia comprometida a ganar, a propósito de la charla en torno a Burrow como potencial primera selección de Cincinnati.
"Por eso quería salir [de Cincinnati]. Nunca sentí que la organización realmente trataba de ganar un Super Bowl, y realmente perseguía al Super Bowl", dijo Palmer en "The DA Show" de CBS Sports Radio durante los días previos al Super Bowl LIV.
Palmer no será un miembro del Salón de la Fama, pero se convirtió en el segundo mejor pasador en la historia del club, detrás de Boomer Esiason, y cumplió como el rostro de la organización durante su tiempo allí.
¿Qué futuro le espera a Burrow?