El estrés que se vivía en marzo parece tierno ahora.
No han pasado ni siquiera dos meses, y los Dallas Cowboys han gozado un receso de temporada que merece calificaciones altas, incluso si el quarterback Dak Prescott todavía no firma ese lucrativo contrato.
Sirve como recordatorio de que hay que darle a la temporada baja tiempo para respirar, antes de arremeter contra la organización hasta acabar con ella.
¿Se acuerdan cómo estaban las cosas antes de que iniciar la agencia libre? Parece que fue hace una vida, pero fue hace un par de meses.
Las preocupaciones comenzaron rápidamente porque Dallas no consiguió firmar a largo plazo a Prescott, y la pérdida potencial del receptor abierto Amari Cooper se cernía porque los Cowboys no podían utilizar las designaciones de jugador franquicia y de transición gracias al nuevo acuerdo colectivo de trabajo.
Cuando comenzó la agencia libre, los Cowboys perdieron a un número de jugadores clave. Byron Jones emigró a los Miami Dolphins como el esquinero mejor pagado de la NFL. Robert Quinn, quien lideró a los Cowboys en capturas para el 2019 con 11.5, se fue a los Chicago Bears mediante un acuerdo por 14 millones de dólares por temporada. El receptor abierto Randall Cobb, que muchos asumían estaría de regreso para jugar para su antiguo head coach, Mike McCarthy, se dirigió a los Houston Texans y un acuerdo de 9 millones de dólares por temporada.
Sumemos las salidas del ala cerrada Jason Witten, tackle defensivo Maliek Collins y safety Jeff Heath a los Las Vegas Raiders. No mucho tiempo después, el centro de Pro Bowl, Travis Frederick, anunció su retiro, sorprendiendo a muchos, aunque a nadie dentro de la organización.
Si la temporada baja es un paseo en montaña rusa, los Cowboys soportaron un número de giros, inversiones y caídas libres a la vez. Pero la emoción del pase se compensa con la calma en las rectas, incluso si duran apenas unos segundos. Tomando una perspectiva amplia de la temporada baja, los Cowboys parecen estar en posición para ser contendientes en la primera campaña de McCarthy como head coach.
Colocaron la etiqueta de jugador franquicia exclusivo sobre Prescott a un costo de 31.4 millones de dólares que le impidió negociar con otros equipos. Al menos, los Cowboys contarán con su quarterback para el 2020, mientras intentan conseguir un acuerdo a largo plazo. Si la etiqueta es el inicio de un divorcio potencial, que así sea, pero no tener a Prescott para el 2020 hubiera sido devastador.
Sin un contrato, Prescott podría optar por mantenerse alejado, pero jugó la temporada a cambio de 2 millones de dólares. ¿Por qué no jugaría la siguiente por 31.4 millones? Además, necesita armar otra campaña de calidad para asegurar el acuerdo a largo plazo que desea de los Cowboys o, posiblemente, de otro equipo.
Aunque llegó al mercado abierto, Cooper regresó a cambio de un contrato de cinco años y 100 millones de dólares que incluye 40 millones completamente garantizados al tiempo de la firma. Por prodigioso que suene ese precio de 20 millones de dólares anuales, los Cowboys pueden escapar de eso después de la campaña del 2021 con impacto mínimo contra el tope salarial.
Firmaron a los linieros defensivos veteranos Gerald McCoy y Dontari Poe. Retuvieron al linebacker Sean Lee y al esquinero Anthony Brown. Sumaron a Ha Ha Clinton-Dix como safety. Realizaron movimientos de profundidad en las esquinas con Daryl Worley y Maurice Canady. Aunque perdieron a Witten como ala cerrada, firmaron a Blake Jarwin a una extensión de contrato de 22 millones de dólares, y añadieron a Blake Bell en la agencia libre.
Los Cowboys también firmaron al ala defensiva Aldon Smith. No ha participado en un juego desde el 2015 por suspensiones múltiples y temas fuera del campo, pero registró una temporada de 19.5 capturas bajo el nuevo coach de línea defensiva, Jim Tomsula. Los Cowboys aguardan su reinstalación --junto con la del ala defensiva Randy Gregory-- y esperan que Smith pueda al menos compensar parte de lo que hizo Quinn la temporada pasada.
Incluso hicieron una inversión en la posición de pateador de lugar, reuniendo a Greg Zuerlein con John Fassel, su coach con Los Angeles Rams. Y eso sucedió después de recontratar a Kai Forbath, quien cerró la campaña pasada convirtiendo sus 10 intentos.
Si la agencia libre se trata de llenar huecos, el draft trató sobre encontrar talento. Obtener al receptor abierto CeeDee Lamb enla primera ronda parecía algo tan descabellado para los Cowboys, que ellos no tenían tuvieron al estelar de Oklahoma disponible cuando eligieron en ninguno de sus simulaciones previas al draft.
Con todo y eso, los Cowboys consiguieron sumar al sexto mejor jugador calificado de este año de acuerdo a sus evaluaciones, con el turno N° 17 global.
A eso le siguió el esquinero de Alabama, Trevon Diggs, en la segunda ronda, y al tackle defensivo de Oklahoma, Neville Gallimore, en tercera, dos jugadores que ellos tenían calificados para la parte más alta de la segunda vuelta. Las rondas cuarta a séptima podrían ser disparos en la oscuridad, pero los Cowboys creen que han hallado valor y habilidad con el esquinero Reggie Robinson, centro Tyler Biadasz, ala defensiva Bradlee Anae y quarterback Ben DiNucci.
Después del draft, los Cowboys firmaron a Andy Dalton para ser el suplente de Prescott. ¿Existe un mejor quarterback suplente en la NFL? Dalton, de 32 años de edad, suma 204 pases de touchdown y 31,954 yardas por pase. Llevó a los Cincinnati Bengals a los playoffs cinco veces. Es verdad, no posee un triunfo en postemporada, ¿pero es mejor que tener a Cooper Rush? Seguro. Ah, y cuenta por solamente 900,000 dólares más contra el tope salarial de lo que hubiera contado Rush.
La más reciente movida de los Cowboys fue sumar a un tackle ofensivo veterano como suplente en Cam Erving. No un fichaje sexy, pero la experiencia de Erving le brinda una ventaja sobre los otros candidatos de los Cowboys para fungir como reserva de Tyron Smith y La'el Collins.
Los Cowboys podrían no haber terminado de añadir jugadores, pero la mayor parte del trabajo se ha acabado.
Ahora, esperan por la oportunidad de contar con los jugadores juntos por al menos parte del programa de temporada baja o campamento de entrenamiento, mientras se escucha el click, click, click de la montaña rusa en ascenso, antes de que inicien los partidos.
Existe una aprehensión normal que sucede todos los años, al no saber si los movimientos realizados --y no realizados-- fueron los correctos.
Los Cowboys descifrarán si lo fueron cuando llegue septiembre, o cuando sea que inicie la temporada, pero se han colocado en buena posición.