DALLAS -- La ofensiva de los Cowboys tuvo que batallar durante todo el partido contra la defensiva de los Atlanta Falcons, contra su propia defensiva y sus propios errores.
Bien dicen que es mejor corregir ganando, que perdiendo y así así sucederá esta semana con unos Cowboys que derrotaron 40-39 a los Falcons con ayuda de una patada corta tan buena como pocas veces se ha visto en épocas recientes y un gol de campo de 46 yardas de su nuevo pateador, Greg Zuerlein, sin tiempo en el reloj.
Dak Prescott jugó uno de los mejores partidos de su carrera de los que se tenga memoria reciente. Lanzó para 450 yardas y un touchdown y sumó tres más por tierra sin intercepciones y se recuperó de un balón suelto que cometió en el primer cuarto.
Incluso, los Cowboys tuvieron que recuperarse a tres balones perdidos en el primer cuarto y que permitieron a Atlanta irse al frente 20-0 en el periodo inicial tras capitalizar los errores de Dallas con 17 puntos.
Quizá el desempeño de Prescott fue más allá de los números. Fue el líder que sus compañeros ofensivos al ver que no se rendía, a pesar de la constante presión y golpes que sufrió a consecuencia de tener una muy parchada línea ofensiva como protección y que presentó a dos tackles suplentes y un guardia ofensivo a quienes les cuesta proteger en el juego aéreo y abrir huecos en el ataque terrestre.
Brandon Knight tuvo que reemplazar al tackle izquierdo Pro-Bowler Tyron Smith y por segunda semana consecutiva, el novato Terence Steele jugó en lugar del titular La’el Collins.
Muy buena parte de las 89 yardas por tierra de Ezekiel Elliott fueron más por su talento y sus ganas por avanzar que por la ayuda de los linieros. Los tres receptores principales cooperaron, quizá también ni siquiera se refleje en las estadísticas, pero hicieron jugadas cuando se necesitaban como la de Amari Cooper al atrapar un pase de 58 yardas a una mano en el que fue un mal pase de Prescott.
Michael Gallup, con un par de acrobáticas recepciones, incluida una en el último cuarto que dejó el balón en la yarda 5 de Atlanta y que preparó tres jugadas más tarde el último touchdown de los Cowboys que precedió la patada corta y el gol de campo del triunfo de Zuerlein.
El novato CeeDee Lamb comienza a cumplir con las expectativas. Ante Atlanta, sumó 106 yardas en seis recepciones y, además, bloqueó en campo abierto cuando se requería.
El entrenador en jefe Mike McCarthy sabe que los milagros sólo ocurren muy de vez en cuando y que si su defensa no mejora de manera sustancial, las victorias serán escasas o cada vez más difíciles, en especial en semanas como la siguiente, cuando tengan que visitar a los Seattle Seahawks.
La defensiva de los Cowboys es una pena en sus tres áreas: frontales, linebackers y secundaria. Atlanta lanzó para 267 yardas sin que su mejor receptor, Julio Jones, fuera factor, porque se veía con molestias físicas desde el principio.
El quarterback Matt Ryan prefirió a Calvin Ridley, quien hizo lo que quiso sobre su ex compañero en la Universidad de Alabama y ahora esquinero de los Cowboys, Trevon Diggs.
Ridley sumó siete recepciones para 107 yardas y dos anotaciones. El ala cerrada de Atlanta, Hayden Hurst, sumó 72 yardas y un touchdown y entre cinco corredores se combinaron para 113 yardas por tierra.
Esos números no son tan importantes como la aparente falta de entrega, entusiasmo, falta de fundamentos y plan de juego de la defensiva de Dallas en general.
Incluso, la ofensiva de los Cowboys también debió sobreponerse a decisiones muy controversiales de su staff de entrenadores. Dos veces fallaron en jugadas de engaño en cuarta oportunidad y dentro de su propio territorio.
Sin embargo, como dicen, “Ganar cura todos los males”.
Este domingo, los 21,708 aficionados que pagaron boleto y pudieron ver el juego en el AT&T Stadium salieron contentos y con esperanzas renovadas de que sus Cowboys cumplan con las muy altas expectativas con las que comenzaron la temporada.