Muchos equipos de la NFL han usado plazas de plantilla para el campamento de entrenamiento en propósitos menos que estelares
Los Jacksonville Jaguars firmaron a Tim Tebow, y todos perdieron la cabeza.
Parecía atrozmente inaceptable que los Jaguars dedicaran una plaza de campamento de entrenamiento a un tipo de 33 años de edad que no ha jugado al fútbol americano en seis años, y que intenta hacer la transición de quarterback a ala cerrada. No fue difícil sentir el cinismo en contra de los Jaguars y Tebow, especialmente cuando su jersey se colocó el tope rápidamente de la lista de ventas de la NFL.
Hay, sin embargo, otro modo de considerar la atracción secundaria que llegará a Jacksonville más tarde, en el verano; una que es decididamente menos iracunda y más en línea con la historia de la NFL. Resulta que muchos equipos de la NFL han usado plazas de plantilla de verano para propósitos menos que estelares. Los otros simplemente llegaron en un tiempo en que había menos escrutinio a cada movimiento de personal.
Algunos de esos experimentos funcionaron; la mayoría de ellos no. Pero todos ellos brindaron recuerdos duraderos en la historia del fútbol americano profesional. Lo que sigue es un pequeño listado de ejemplos notables, todos ellos recordatorios de que el fútbol americano debe ser divertido, se supone, y de que no todos los equipos toman con la misma seriedad la plaza N° 90 de plantilla que ustedes, fans.
2004: Brock Lesnar en el campamento de los Minnesota Vikings
Nadie se rio cuando Lesnar empezó a decirle a la gente que deseaba intentar el fútbol americano profesional. A los 26 años de edad, habían pasado ocho años desde su último partido de fútbol americano de preparatoria. Pero, poseía habilidades raras como campeón de lucha profesional de 286 libras capaz de correr las 40 yardas en 4.7 segundos con un salto vertical de 35 libras. También era capaz de levantar 475 libras en el benchpress, y 695 libras en el squat, y había conseguido dotarle de una personalidad convincentemente mala a su personaje de la WWE.
Los Vikings eran un punto de aterrizaje natural, dado su historial como luchador All-American en la Universidad de Minnesota. El head coach Mike Tice esperaba ponerle algo de sabor al campamento, en el peor de los casos, y el entonces propietario Red McCombs conocía una atracción ganadora cuando veía una.
Portando el N° 69, Lesnar apareció en una serie de partidos de pretemporada como tackle defensivo y especialista en coberturas en patadas de salida. Su momento más notable, sin embargo, fue involucrarse en una serie de peleas con linieros ofensivos de los Kansas City Chiefs durante una práctica conjunta. En un punto, Lesnar arrancó el casco a un jugador de los Chiefs y, luego de ser enviado a la banca, empezó a alentar a los fanáticos en un frenesí.
Al final, la curva de aprendizaje resultó demasiado pronunciada. Lesnar regreso a las luchas y siguió buscando nuevas áreas a dominar. Encontró una años más tarde como campeón de peso completo de la UFC.
1963: George Plimpton en el campamento de los Detroit Lions
Plimpton, de 36 años de edad es aquel momento, era un escritor que había ayudado a liderar el periodismo deportivo inmersivo. En otras palabras, pensó que un buen modo para reportar sobre algo era participar en ello. Así que empezó a solicitar a equipos de la NFL una invitación al campamento de entrenamiento como "el último quarterback en el orden" para darle material para un libro. Plimpton encontró a un socio con los Lions, que no habían estado en los playoffs en cinco temporadas y no llegarían en ocho más.
El libro fue llamado "Paper Lion", donde Plimpton demostró la amplia brecha entre un atleta amateur y uno profesional. Coaches y ejecutivos del equipo estaban al tanto del asunto, pero Plimpton les pidió no informar a los jugadores porque, escribió, "Quiero que piensen en mí como solo otro novato".
Usando el N° 0, Plimpton obtuvo un puñado de repeticiones en un juego interescuadras --la ofensiva caminó en reversa en todas las jugadas-- y esperaba jugar en un partido de pretemporada antes de que el entonces comisionado Pete Rozelle lo prohibiera, de acuerdo a reporteros posteriores. Pero la experiencia fue suficientemente rica como para generar un libro que condujo a una película que protagonizó el actor Alan Alda, recibiendo una nominación al Golden Globe Award por su actuación. Los Lions terminaron con marca de 5-8-1, quedando fuera de playoffs, pero sus problemas iban más allá que un quarterback suplente de mentiras.
Cinco décadas más tarde, el libro de Plimpton llevó a un proyecto similar. El autor Stefan Fatsis persuadió a los Denver Broncos de permitirle patear en su campamento de entrenamiento en el 2008, y más tarde publicó un libro titulado "A Few Seconds of Panic".
1982: Renaldo Nehemiah en el campamento de los San Francisco 49ers
Los equipos de la NFL habían estado persiguiendo estrellas de pistas por décadas antes de que Nehemiah entrara en escena. Pero Nehemiah, quien había impuesto una marca mundial en los 110 metros con vallas el año previo, generó un frenesí entre los equipos de la NFL cuando expresó su deseo de jugar en la liga. Washington pensó que tendría la ventaja para firmarlo, dado que Nehemiah había sido estudiante en la Universidad de Maryland, pero los 49ers se adelantaron con el primer contrato con garantías en la historia de la franquicia para asegurarlo como receptor abierto de campamento de entrenamiento.
En realidad, esas garantías aseguraron que Nehemiah se quedaría con el equipo, a pesar de que habían pasado cinco años desde que jugara al fútbol americano. Dada su velocidad, tenía sentido ponerlo sobre el campo, aunque sea por el motivo de estirar a las defensivas.
Como sus predecesores de pista/fútbol americano, sufrió con los pases dejados caer. Por un tiempo, su nombre fue sinónimo con la idea de que la velocidad de élite no puede superar a la experiencia en el juego mismo. Pero el verdadero punto de inflexión en su carrera, dijo más tarde a Sports Illustrated, fue cuando un golpe lo dejó inconsciente en 1983.
En 40 partidos a lo largo de tres campañas, Nehemiah atrapó 43 pases para 357 yardas con cuatro touchdowns.
1969: Jimmy "Oops" Hines en el campamento de los Miami Dolphins
Un medallista de oro en los Juegos Olímpicos de 1968, Hines fue el primer hombre en quebrar la marca de los 10 segundos en los 100 metros planos. Eso fue más que intrigante para los equipos de la NFL, que también habían perseguido al también estelar de 1968, Tommie Smith, y más tarde harían lo mismo con John Carlos. Los Dolphins, quienes estaban en su tercer año de existencia y tenían una marca combinada de 7-21 en sus dos temporadas previas, seleccionaron a Hines en 1968. Con base en su tiempo en los 100 metros, Hines calificaba como el jugador más rápido en la historia de la NFL en ese punto.
Pero nunca había jugado al fútbol americano antes, y digamos que Hines se ganó su apodo durante el campamento. Después de asignarle el N° 99, los Dolphins descubrieron que no podía atrapar el balón con ninguna consistencia. Ellos no se dieron por vencidos con él, sin embargo. Después de todo, puedes enseñar a la gente a atrapar, pero no puedes enseñar la velocidad. Al menos, eso pensaron.
Hines pasó la temporada del 1968 en una escuadra de prácticas. Saltó al campo para nueve partidos de 1969 para los Dolphins y uno para los Chiefs en 1970. Finalizó su carrera de NFL con dos recepciones para 23 yardas, un acarreo de 7 yardas, y una devolución de patada de salida de 22 yardas.
1965: "Bullet" Bob Hayes en el campamento de los Dallas Cowboys
Algunos de estos experimentos poco ortodoxos de hecho han funcionado. Para ser justos, Hayes contaba con mayor experiencia de fútbol americano que la mayoría de estrellas de pista que intentaron convertir los equipos de la NFL. Había sido reclutado para jugar fútbol americano en Florida A&M, donde se convirtió en velocista olímpico.
Los Cowboys y Broncos usaron selecciones futuras de draft para asegurar sus derechos en 1964, después de lo cual fue a los Juegos Olímpicos y ganó dos medallas de oro. Se unió a los Cowboys en el verano de 1965. Nadie sabía qué esperar, pero su impacto fue inmediato: la velocidad de Hayes fue de lo único que se hablaba en el campamento.
"Era como si estuviera derritiendo, de lo rápido que iba", dijo el también receptor Frank Clarke.
Podía atrapar, también. Los defensivos no podían mantenerle el paso, y perdían terreno incluso en las rutas más cortas. Hayes lideró a la liga en recepciones de touchdown en 1965 y 1966. Su velocidad cambió el juego, requiriendo a coaches defensivos desarrollar coberturas de zona y generando una intensa búsqueda en las visorías para hallar velocidad de cualquier lugar posible.
Hayes fue enaltecido en el Salón de la Fama en el 2009, habiendo finalizado su carrera con un promedio impresionante de 20 yardas por atrapada.