ARLINGTON -- Quizá estaban motivados al recordar las épocas de gloria de los Dallas Cowboys o por la gran cantidad de figuras en la historia de la franquicia que estaban en el estadio.
Pero fue una noche de celebraciones en el AT&T Stadium que cerraron con un triunfo tan contundente como hacía tiempo no se veía contra un rival divisional, independiente del marcador 41-21 que se quedó corto con respecto a lo que sucedió en la cancha.
Los Cowboys pasaron por encima de los Philadelphia Eagles con una ofensiva que se dio el lujo de dejar puntos en zona roja, pero que sigue mostrando la explosividad en el juego por aire y por tierra que se suponía tendrían desde antes de comenzar la campaña.
La gran sorpresa ha sido la defensa, que ha batallado para detener, pero que provoca entregas de balón como pocas veces se han visto en los más recientes arranques de temporada y que evita mayores daños cuando los rivales se han acercado a su zona de anotación.
“Este es un buen triunfo, un muy buen partido para nosotros“, dijo el entrenador en jefe, Mike McCarthy. “Primer juego divisional. Jugamos realmente algo de buen futbol en las semanas 1 y 2. Pero vencer a un rival divisional por más de dos anotaciones es un buen triunfo. Estamos mejorando y tenemos mucho margen para crecer“.
Esta vez, las estrellas no sólo fueron el tándem de corredores de Ezekiel Elliott y Tony Pollar, o receptores como CeeDee Lamb o Amari Cooper. Aparecieron más jugadores de ambos lados del balón.
El ala cerrada Dalton Schultz sigue creciendo. Cedrick Wilson otra vez demostró que cuando tiene oportunidad puede recibir los balones más difíciles y provocar puntos.
A la defensa, Micah Parsons sigue su paso veloz hacia el estrellato jugando colocado al menos en tres diferentes posiciones y siendo una tortura para los oponentes por todos lados del campo.
Sin embargo, la noche fue del esquinero Trevon Diggs, que poco a poco se está convirtiendo en el defensivo secundario más confiable y estelar que tienen los Cowboys, después de una temporada tortuosa en su año de novato, como fue para la mayoría de sus compañeros el 2020.
Diggs interceptó su tercer pase en igual número de partidos esta campaña y esta vez lo regresó hasta la anotación. Ha interceptado siete pases en sus primeros 15 juegos como profesional.
“Creo que están empezando a conocerme“, dijo Diggs después del partido. “Creo que aún hay mucho por trabajar, pero quiero mostrar mi mejor futbol cuando hay que hacerlo. Y si los muchachos de enfrenten meten presión, que sepan que estoy acá atrás para resolver“.
Diggs se lució en el estelar partido de lunes por la noche y frente a Cliff Harris, Drew Pearson y Jimmy Johnson; los últimos tres ingresados al Salón de la Fama de la NFL; los tres con anillo de campeón, que representan los años de gloria de los Cowboys, quienes recibieron un homenaje al medio tiempo.
“Todos los días trae el perro que lleva dentro“, dijo Parsons. “Entrenar contra CeeDee, Amari, Cedrick, Noah, MG (Michael Gallup) hacen que el día de partido sea menos difícil. Trevon todos los días los reta y ninguno de ellos tiene una sola debilidad. Está listo para el momento. Me ha dicho que va a ser el mejor y no espero nada menos después de ver cómo se prepara“.
Pearson, Harris y Johnson convocaron a una veintena de ex estrellas de Dallas, que se divirtieron como hacía tiempo que no podían.
“Este fue un triunfo grande para el equipo y un golpe en la división“, consideró Emmitt Smith, el líder en yardas ganadas por carrera en la historia de la NFL y tres veces campeón de Super Bowl. “La defensa está mejorando y Dak juega cada día mejor“
Salvo un balón suelto, al ser golpeado por atrás, Prescott guió una ofensiva casi perfecta de 380 yardas totales y tres pases de anotación, que incluyó también 155 yardas combinadas de Ezekiel Elliott (95) y Tony Pollard (60).
Entre las celebraciones, es probable que la más escandalosa y de pie fue para Prescott, desde que salió a calentar y durante cada vez que pisó el campo frente a los 93,267 aficionados que estuvieron en el primer juego de temporada en casa y desde que su quarterback sufrió las terribles lesiones de tobillo, que lo dejaron fuera desde el quinto partido del año pasado.
“Sí, se sintió bien en todos aspectos“, dijo Prescott. “Como dicen, fue un partido completo. Defensiva, ofensiva, futbol complementario. Todo en general y dominamos todo el camino. Fue divertido. Creo que eso muestra la amistad que hemos creado y la cultura que queremos crear en este equipo“.
Los Cowboys tienen poco tiempo para festejar. El domingo reciben a los invictos Carolina Panthers y su defensiva que es la mejor en yardas totales permitidas, contra el pase y ante la carrera, y segunda en puntos permitidos.
“Hay que regresar a trabajar pronto porque estamos generando un momentum y hay que seguir rolando“, comentó Prescott.