La fiesta pulcra que se vivió en la Ciudad de México estuvo muy cerca de la perfección, salvo por un incidente innnecesario
El regreso de la NFL a México con un duelo de "Monday Night Football" entre los San Francisco 49ers y Arizona Cardinals no puede calificarse de otro modo que no sea un éxito rotundo.
Después de dos años sin fútbol americano profesional del más alto nivel, dos clubes con aspiraciones de postemporada se dieron cita en el Coloso de Santa Úrsula para deleitar a una afición mexicana que respondió con una entrada de 78,427 asistentes que se portaron de manera impecable durante casi toda la noche. Casi. Pero ya volveremos a eso más abajo.
Antes de eso, fue una fiesta pulcra, con aficionados de Niners y Cards, nacionales e internacionales, conviviendo con fans portando jerseys de Tom Brady, Ben Roethlisberger y Russell Wilson, indistintamente.
Los momentos emotivos no faltaron. Tuvimos la conmovedora imagen del liniero ofensivo mexicano Alfredo Gutiérrez limpiándose una lágrima durante la entonación del himno nacional en un escenario majestuoso como abrumador.
Tuvimos el emotivo grito, con voz quebrada, de John Sutcliffe, reportero de cancha para ESPN, presentando el "Monday Night Football" con su estilo que a la vez es tan personal pero tan extendido entre los aficionados mexicanos que siguen, semana a semana, las transmisiones de lunes por la noche.
Contamos con la presencia del campeón Saúl 'Canelo' Álvarez en la ceremonia del lanzamiento de moneda, el máximo deportista mexicano en la actualidad como invitado de honor al evento.
Estuvo la memorable ceremonia de reconocimiento, en el cambio entre el primer y segundo periodo, de los equipos femenil y varonil de tochito bandera que ganaron medallas en los Juegos Mundiales más recientes, en Birmingham, Alabama, con el comisionado de la NFL, Roger Goodell, entregando monedas conmemorativas del partido a las campeones de aquel certamen, y las que recibieron la mayor ovación, así como a los conquistadores del tercer sitio.
Casi tan importante como las cosas que tuvimos, fue lo que no tuvimos, para hacer de esta noche tan especial. No hubo apuntadores laser al rostro de los jugadores. Tampoco hubo aficionados tirando basura al terreno de juego.
En ningún momento, se presentó el grito homofóbico que tantas veces ha llovido desde las tribunas del Estadio Azteca, a pesar de cualquier medida que impongan o amenacen las autoridades.
Jugadores de 49ers y Cardinals, arrastrados por la acción del partido, se aproximaban a las gradas sin tener que resguardarse de líquidos lanzados por los asistentes. Tampoco hubo señales, a primera vista, de violencia en las gradas.
El campo de juego soportó la acción en las trincheras, a pesar de una copiosa lluvia que duró casi todo el encuentro.
Y, ¿el juego? El juego fue perfecto para avasalladora mayoría de aficionados de los Niners, presentes, eso sí, en perjuicio de quienes vinieron a respaldar a los Cardinals. George Kittle, uno de los jugadores más populares en nuestro país, y el dueño del segundo jersey más vendido en nuestro país, hizo explotar en dos ocasiones al Coloso de Santa Úrsula con sus touchdowns. Nick Bosa, quien posee el quinto jersey más vendido en México, se despachó con una captura. Los Niners se catapultaron al primer lugar divisional con su triunfo de esta noche, el lugar donde muchos esperaban verlos desde el inicio de una campaña inusual.
Pero, cuando una cosa parece demasiado perfecta para ser verdad, a menudo lo es. Ese fue el caso de esta edición del "Monday Night Football" en territorio mexicano.
A la presentación del Grupo Firme como encargados del espectáculo del medio tiempo, empezaron a caer inmisericordemente las rechiflas y abucheos contra la agrupación tijuanense. Durante el lapso de aproximadamente 10 minutos que duró una presentación de tres canciones, prácticamente no cesaron. Para ser honesto, no le veo el sentido.
No imagino lo que pudieron pensar los asistentes internacionales al partido, aficionados y prensa, sobre el por qué del recibimiento tan negativo, pero fue muy desafortunado en una noche que pudo ser perfecta.
El incidente con Grupo Firme no mancha por completo lo que, de otro modo, fue un evento espectacular, con todas sus letras. La afición mexicana respondió de una gran manera a la celebración del partido, y eso debe ser motivo de orgullo. Es más, hasta la propia NFL ha progresado bastante con respecto a esa ingenuidad --por no llamarlo de otra manera-- de aquel encuentro del 2 de octubre del 2005 cuando Niners y Cards se vieron las caras por primera vez en el Estadio Azteca, con un entonces alto ejecutivo de los 49ers opinando que los fans mexicanos no sabían que el encuentro no había iniciado, al estar aplaudiendo los intentos de gol de campo durante los precalentamientos.
La segunda visita de los 49ers y Cardinals al Estadio Azteca ofreció, entonces, la oportunidad de cerrar un círculo, al tiempo que deja preparada la mesa para lo que pueda venir en territorio mexicano. La NFL ha dejado entrever su interés en expandirse a España y Francia, y México necesitaba una gran noche como la de hoy para no quedar rezagado en la lista de prioridades internacionales.
La afición mexicana cumplió, casi, de manera perfecta.