El nivel de exigencia, dentro y fuera del campo, creció exponencialmente para Justin Jefferson en Minnesota
EAGAN -- Lo más extraño que sucedió en camino a la extensión de contrato de cuatro años y 140 millones de dólares --incluyendo 110 millones garantizados-- para Justin Jefferson con los Minnesota Vikings que pactó este lunes: tomó más de un año negociar y fue complicada, así que desde allí surgió un nivel absurdo de discusión pública sobre la conveniencia de firmarlo, siquiera.
Jefferson no es un quarterback, pero desea dinero de quarterback, rezaba un refrán popular.
Hubo muchos más.
Le tomó dos meses regresar de una lesión en el tendón de la corva la temporada pasada, durante la cual los Vikings registraron mejor marca sin él (5-2) que con él (2-8).
El draft parece proveer un puñado de receptores abiertos de élite todos los años.
No hay motivo para pagar un salario premium a un receptor abierto cuando no hay un quarterback probado en plantilla.
Ha realizado recepciones icónicas y amasado yardaje a un nivel histórico, pero también lo hicieron tipos como Julio Jones y DeAndre Hopkins antes de que sus trayectorias quedaran varadas.
Entonces, seamos claros, de una vez por todas, respecto a lo que sucedió aquí.
Los Vikings amarraron mejores los años de un jugador que ha producido el mejor inicio de una carrera para cualquiera en su posición en la historia del fútbol americano. Su promedio de 6.5 atrapadas por partido es el segundo más elevado para cualquier receptor en sus primeros cuatro años, y su promedio de 98.3 yardas por juego es el más alto en la historia de la NFL, para cualquier periodo de carrera. Eso coloca a Jefferson en camino al Salón de la Fama, y no hay definición de equipo responsable que pueda justificar partir caminos con un jugador que se ha puesto a sí mismo en la senda para terminar como uno de los más grandes de la historia.
Por supuesto, existe un nivel de proyección en ese enunciado. Pero, recuerden: Jefferson tendrá 25 años de edad cuando arranque la campaña. Existe una probabilidad bastante baja de que sus habilidades se desvanezcan antes de que expire este acuerdo, y no hay mejor momento para que un equipo haga esa apuesta que cuando su quarterback --eventualmente, el recluta N° 10 global del pasado draft, J.J. McCarthy, en caso de los Vikings-- esté en un contrato de novato con un salario controlado por al menos los tres años siguientes.
En Minnesota, existe una cicatriz lógica por la fe en la confianza equivocada, hablando de receptores abiertos. Randy Moss dejó perder su empleo a la edad de 27 y fue traspasado en el 2005. Lo mismo le ocurrió a Percy Harvin en el 2013 a la edad de 25, y más tarde a Stefon Diggs en el 2020 a la edad de 27.
Pero, las únicas similitudes con Jefferson es que alinean en la misma posición y, con excepción de Diggs, fueron reclutados en la primera ronda. Jefferson nunca ha producido un indicio de preocupación fuera del campo, ya sea con o sin el equipo, Su nivel de esfuerzo y consistencia no se ponen en duda. Apoyó el retorno del quarterback Kirk Cousins, pero se mantuvo lejos de presionar a la directiva para tomar una decisión final.
Lo más cerca que ha llegado Jefferson a comportamiento de diva es portar gafas oscuras durante las entrevistas, algo que una vez reconoció se atribuía a un contrato de patrocinio. Es un ícono cultural en Minnesota, donde chicos --y adultos-- ven su celebración de danza "Griddy" como parte del tejido social. No existe motivo para pensar que su salida hubiera supuesta una adición por sustracción, incluso cuando se toman en cuenta las múltiples selecciones de draft que hubieran obtenido los Vikings en caso de traspasarlo.
Con este acuerdo, no obstante, Jefferson ahora ha ido de prometedor estelar a piedra angular de la franquicia. Al tiempo que los Vikings navegan la transición desde Cousins a Sam Darnold a McCarthy, dependerán en Jefferson no solo para brindar la producción dentro del campo, sino ponga norte en el vestidor, también. El liderazgo en los deportes profesionales siempre recae en los mejores jugadores del equipo, y eso significa que todos los ojos se posarán sobre Jefferson, sea que le guste o no.
No hay, por supuesto, motivo para suponer que Jefferson no está a la altura. Sus compañeros lo eligieron capitán la temporada pasada a la edad de 24, e inmediatamente rompió el hielo con McCarthy mediante un mensaje de texto en el que cedió el apodo "J.J."
"Me dicen 'Jets'", escribió Jefferson en el mensaje, de acuerdo a McCarthy.
Extender el contrato de Jefferson fue una decisión sencilla pero onerosa. No había nada que pensar, a ningún nivel. No había motivo para sobreanalizarlo, y afortunadamente para ellos, los Vikings no lo hicieron. Únicamente, tomó algo de tiempo finalizarlo.