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Domonique Foxworth 6y

El retiro de la NFL de Vontae Davis en sus propias palabras

Por primera ocasión desde su abrupto retiro a medio partido, el ex esquinero de los Buffalo Bills, Vontae Davis, habló sobre el momento que cambió su vida. "Fui a la banca después de esa serie y simplemente me pegó", dijo Davis. "Ya no pertenezco sobre el emparrillado". Davis dijo al coach de backs defensivos John Butler, "Estoy acabado", y regresó a su lugar en la banca. El coach no respondió. Con solamente 47 segundos hasta el medio tiempo, la defensiva de los Bills regreso al campo par dos jugadas inconsecuentes antes del descanso. Lafayette Pitts reemplazó a Davis como esquinero.

Para Davis, esa mañana de día de juego no se sintió diferente a ninguna otra de las que experimentó en sus nueve campañas de NFL. Despertando en un hotel, comiendo, revisando notas. "Me sentí normal", dijo. Con música rhythm and blues sonando en los altavoces de su sedán Mercedes S550 blanco, condujo al estadio. Continuando con su usual rutina previa, Davis se hidrató, se estiró, e hizo algunos ejercicios ligeros mientras escuchaba hip-hop en sus audífonos. "Normalmente elijo al azar lo de Rick Ross, pero siempre me aseguro de escuchar 'Tears of Joy' al menos una vez".

Cumpliendo una promesa a su abuela, recitó el Salmo 23 dos veces antes de cada partido. Luego se puso a trabajar.

Cuando comenzó el encuentro, algo fue diferente. "No me sentí bien, no me sentí yo mismo". No se hubiera notado en la primera serie. En tercera oportunidad, Davis eludió a un bloqueador y derribó al corredor de Los Angeles Chargers, Melvin Gordon, a pulgadas de la marca del primer intento, forzando un tres y fuera. Mostrando la habilidad que lo convirtió en recluta de primera ronda y jugador de Pro Bowl, Davis se paró triunfante, con el puño en lo alto, señalando el cuarto intento.

Incluso en ese momento, Davis sabía que algo no estaba bien, pero no fue hasta que llegó a la banca que se percató que ya no pertenecía allí. Repentinamente se dio cuenta de que era un foráneo en el juego que había amado desde que era un niño en Washington, D.C. El juego que lo convirtió en lo que era. "El fútbol americano no es para mí", se dijo.

El capellán del equipo, y el director de desarrollo de jugadores, llegaron a charlar con Davis. "No esperaba que ellos entendieran", expresó Davis. "Ese momento fue sorpresivo para mí también". Davis está íntimamente familiarizado con la mentalidad de gladiador. Él, como todos los jugadores de fútbol americano, ha recibido inyecciones para jugar pese a lesiones y ha dado de sí en aras de las metas del equipo. "Mi intención no era lastimar a mis compañeros", pero no se arrepiente del momento. "En ese instante, mi intuición me decía que no pertenecía ya sobre ese emparrillado".

Envió un mensaje de texto a la única persona que necesitaba pocas explicaciones, su esposa: "Cariño, he terminado. Me retiro". Ella respondió, "Bien, quieres que te vea en la casa". Debió esperar algunas horas para hablar con su hermano, Vernon Davis, quien estaba ocupado jugando para los Washington Redskins. "Vernon se mostró emotivo y sorprendido, pero siempre apoyó todas las decisiones que he tomado y lo comprendió".

A Davis no le molestan las críticas de su movida sin precedentes. Desde analistas predicando hermandad y lealtad hasta aficionados publicando en redes sociales que sus acciones son análogas a un soldado dejando morir a sus compañeros de pelotón en medio de una batalla, lo ha escuchado todo. Aunque Davis se rehusó a responder a esas críticas, cualquiera dispuesto a examinar justamente a la NFL sabe que la decisión de Davis no puso en riesgo la vida de nadie. Y la expectativa de lealtad en el gran negocio que es el fútbol americano profesional puede ser descrita como subjetiva, en el mejor de los casos. incluso, algo de ello le parece divertido. "Lo loco es que la gente automáticamente asume que algo me pasa mentalmente". Parado sobre el precipicio de una vida que nunca ha conocido, una vida sin fútbol americano, una vida sin las guías de los regímenes del deporte, Davis está entusiasta. Me sentí grandioso. No me había sentido así desde...", Davis hizo una pausa para considerar, "bueno, en toda mi vida".

Davis pareció estar genuinamente en un buen lugar después de la decisión que sacudió al mundo del fútbol americano. Pero un evento significativo como este podría tomar algún tiempo para procesar. Minutos después de culminada nuestra conversación telefónica, Davis me envió un mensaje de texto:

"Y en una nota fin final, Fox, dejarlo fue terapéutico, hermano. Dejé todo lo que la liga deseaba de mí, jugando por mis compañeros estando lesionado, la mentalidad de gladiador. Todo repentinamente reventó. Ycuando reventó, solo quería dejarlo todo atrás. Por eso no me importa lo que diga la gente. Esa experiencia fue personal y no es para que la entiendan los demás. Fui yo dejando atrás una identidad que me ha cargado por tanto tiempo".

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