Al gran José Alfredo Jiménez le "dijo un arriero que no hay que llegar primero, pero hay que saber llegar". Tres de los equipos que avanzaron a la ronda divisional de la NFL perdieron su primer partido. El único que abrió con victoria en 2018, fue Filadelfia, pero pasó de panzazo a la postemporada. El objetivo de la temporada regular es calificar a la siguiente ronda en donde es borrón y cuenta nueva.
Ninguno de los QBs que debutó en postemporada ganó su primer juego. Otro factor que pesa es la mentalidad del equipo. Normalmente, aunque no siempre, los equipos que cierran fuerte y califican continúan su paso en playoffs. Indy ganó sus últimos cuatro, Dallas 7 de 8, LAC 5 de 6 y Fily también 5 de 6.
Cayeron tres líderes de división. El primero, que llegó con poco gas a la ronda de comodines, fue Houston. Desde la semana 14, los Texanos venían trastabillando. Cerraron con 2-2. La defensiva secundaria estaba diezmada y la línea ofensiva, una de las peores de la NFL, dejó de jugar desde entonces, ni protegían ni abrían huecos en el juego por tierra. Sufrieron la baja de Demaryius Thomas en la semana 16, y eso les restó opciones ofensivas. Les tocó enfrentar a un equipo de Indianapolis que creció a lo largo de la temporada. Deshaun Watson tuvo el peor partido de su vida. De acuerdo al departamento de investigación de ESPN, nunca, en su carrera de titular desde “high school”, había perdido por más de una anotación. Contra Indianapolis estuvo asediado constantemente.
DeAndre Hopkins, que a pesar de marcas dobles fue productivo en temporada regular, agravó sus lesiones y no fue factor. Aún así, Deshaun tuvo oportunidades de conectar con receptores abiertos y falló. La defensiva tardó en despertar. Nadie hace ajustes defensivos sobre la marcha como Romeo Crennel. Su defensa no permitió puntos en el segundo tiempo, pero para entonces ya era muy tarde. No pierdo la fe en Watson que usará este partido de motivación para crecer profesionalmente. El bajo nivel de Houston no le resta ningún mérito a los Potros. Andrew Luck está de regreso al nivel de QB élite de la NFL. Por fin tiene una línea ofensiva de primer nivel que le da protección y domina en el juego por tierra. Esto, aunado a su capacidad de establecer protecciones y tomar buenas decisiones, lo hace, debatiblemente, el QB más peligroso de los ochos que jugarán la ronda divisional. Matt Eberflus continúa creando planes defensivos eficaces con un grupo, que con la excepción de Darius Leonard, carece de estrellas. Si encuentra la manera de contener a Patrick Mahomes el sábado, habrá fila de equipos para contratarlo como entrenador en jefe. Los Potros son un equipo muy peligroso, pero contra Kansas City su ofensiva tendrá que jugar 60 minutos y limitar las series ofensivas de Mahomes.
La defensiva de Dallas continúo su excelente nivel de juego. Neutralizaron los acarreos del equipo N°1 de la NFL en yardas por tierra por partido. Seattle calificó detrás de un ataque terrestre potente, y el mejor diferencial de entregas de la liga. Cuando le quitas a un equipo su identidad ofensiva lo desmoralizas. Russell Wilson es un QB élite y es excelente lanzando el ovoide, pero los Halcones Marinos llegaron a playoffs por su ataque terrestre. El partido fue cerrado, pero al final la defensa de Dallas impuso condiciones. El último TD de Seattle hizo interesante el final, pero era claro que los Vaqueros estaban en control del partido. Dak Prescott tuvo un desempeño sólido. Lanzó una intercepción dentro de la yarda 20, que en mi opinión debió haber sido marcada como interferencia de KJ Wright. Algo que asumo harán con más frecuencia es darle acarreos por esquema a Dak. Tuvo seis el sábado anotando en uno de ellos y en el otro quedando a una yarda de las diagonales. Amari Cooper sigue justificando la primera ronda que cedió Dallas por él. Superó las 100 yardas por pase y atrajo la atención de la defensiva secundaria para crear espacios para otros receptores y en el juego por tierra. Ezekiel Elliott demostró que tiene la motivación para ser protagonista. Van contra un equipo de Los Angeles que también cerró la temporada regular 2-2, pero que a diferencia de Houston, tuvo una semana para que jugadores importantes se recuperaran de lesiones. Este juego se definirá en las trincheras. La línea ofensiva de los Carneros es floja, y la de Dallas, aunque ya no es la mejor de la liga, sigue siendo sólida. Veremos a Aaron Donald enfrente de Connor Williams y Joe Looney para tratar de crear caos. La defensiva terrestre de LAR ha sido pésima y esto va a ser factor.
Me tocó estar en el partido entre LAC y Baltimore, dos equipos que se vieron las caras dos semanas antes. Siempre es más complicado el segundo partido para el equipo que gana. Tienden a no hacer cambios, y el rival a ajustar. Eso fue lo que hizo LAC, en particular Gus Bradley, su coordinador defensivo. El plan defensivo era neutralizar los acarreos de Lamar Jackson, y lo hicieron colocando a tres safeties cerca de la línea de golpeo y usando a siete backs defensivos en total. Mucho mérito de Anthony Lynn de delegar a Bradley. Dijo que cuando se enteró del esquema pensó que era una locura, pero accedió a la implementación. Me recuerda la reacción al plan defensivo de Bill Belichick antes del SB XXV, cuando Belichick decidió darle espacios a Thurman Thomas. Bill Parcells confió en Belichick al igual que Lynn, discípulo de Parcells confió en Bradley.
A Jackson le quedó muy grande el escenario. No sólo estuvo mal en sus pases, sino también en la decisiones en jugadas de “zone read” y “RPO's”. Se quedó con el balón cuando debió entregarlo y viceversa. Mérito también de Bradley en “cerrar” a sus jugadores de línea defensiva para limitar los acarreos por el centro. Al igual que a Seattle, a Baltimore le quitaron su identidad ofensiva. Fue a tal grado que en el tercer cuarto, en 4ª y 1, John Harbaugh optó por un gol de campo en lugar de ir por la primera oportunidad. A diferencia de Seattle, que tiene a Russell Wilson, Jackson no pudo lanzar con efectividad. Tardó hasta que faltaban 5:53 en el tercer cuarto en completar su tercer pase. Harbaugh tenía a Joe Flacco disponible, pero optó por dejar a Jackson. La responsabilidad de un entrenador en jefe es poner a su equipo en la mejor oportunidad de ganar, y Lamar Jackson no estaba en su día, como él mismo aceptó. Llegar a playoffs no es garantía, y como nos decía Parcells, no hay muchas oportunidades de ganar un título. No conozco la dinámica del vestidor de Baltimore. Lamar Jackson es el futuro de esta franquicia, pero la prioridad era ganar el partido y Jackson no daba una. Lanzó dos pases de TD en el último cuarto porque la defensiva de LAC se lo permitió. Jugaron la defensiva preventiva para quemar tiempo a cambio de yardas, pero se les fueron esos TDs. Cuando fue necesario, volvieron a apretar y forzaron un balón suelto. Soy un gran fan de John Harbaugh y creo que es un gran head coach, pero cuestiono la decisión de patear un gol de campo de 50 yardas en 4ª y 1, y la de dejar a Jackson en el partido, por mucho que sea el futuro QB.
El último partido de la ronda de comodines estuvo lleno de drama. Filadelfia, que tuvo que vencer a LAR, Houston y Washington en el cierre de temporada para calificar, visitó a Chicago con su imponente defensiva. Fue un partido cerrado. Mitch Trubisky, el tercer QB en la ronda de comodines sin experiencia en postemporada, empezó mal el partido. Su situación es la del vaso medio vacío o medio lleno. Medio vacío porque Trubisky se vio errático y nervioso los primeros tres cuartos del partido, y la ofensiva de Chicago anotó tan sólo 15 puntos ante una defensiva de Fily con muchas deficiencias. Medio vacío porque en la penúltima serie ofensiva, cuando podían liquidar el encuentro, tuvieron tres jugadas y despejaron. Medio lleno porque en dos de las últimas tres series ofensivas, cuando su equipo más lo necesitaba, Trubisky respondió con un TD, y con la última serie le dio a Cody Parkey la oportunidad de ganar el partido. Trubisky todavía está en proceso de desarrollo. Es un QB que lanza por lo general a su primera lectura, y que tiene dificultades si esta opción no está disponible. Todavía no domina los esquemas de protección, y seguido tiene que escapar la presión corriendo. Pero TODO ESO se puede aprender con estudio y experiencia. Lo que NO SE PUEDE aprender es el temple para jugar bien en momentos de gran apremio, y eso fue lo que demostró el domingo. O naces con esa capacidad de rendir bajo presión, o simplemente no la tienes. Por lo visto el domingo, Trubisky la tiene, y eso es buena señal para el futuro.
Matt Nagy tuvo un gran año en su debut como entrenador, pero quedó a deber con el manejo del reloj al final del partido. Desperdició mucho tiempo antes de quemar su segundo tiempo fuera desperdiciando 40 segundos, y quemó su último cuando no era necesario. Después de un pase completo sublime de 25 yardas a Allen Robinson en la yarda 33 de Filadelfia, faltaban 44 segundos en el partido. Pudieron fácilmente clavar el balón en 15 segundos o menos, y guardar el último tiempo fuera. Les habría dado la oportunidad de ejecutar por lo menos tres jugadas más con pases por el centro, o aún con acarreos. Parkey intentó el gol de campo de 43 yardas. Habría entrado de ser de 42, o menos, pero al final fue desviado cuando su línea permitió una penetración de tres yardas. La trayectoria no fue baja. Las leyes de la física son muy claras en lo que respecta al ángulo de elevación. De haber limitado la penetración a dos yardas, lo cual tampoco es aceptable, una trayectoria conservadora de 30 grados habría elevado el ovoide unos 17 cms más, lo suficiente para evitar el desvío.
Mencioné en la nota de la semana pasada que Filadelfia debería retener a Nick Foles en lugar de Carson Wentz. Con Wentz al frente de la ofensiva Filadelfia tenía marca de 6-7, con sólo una victoria ante un equipo que terminó con marca ganadora, Indianapolis, y fue en la semana 3, cuando los Potros todavía no entraban en ritmo. Con Foles tienen victorias contra LAR (13-3), Houston (11-5) y Chicago (12-4), tres equipos que ganaron sus divisiones. Foles tuvo sus problemas y lanzó dos intercepciones en el primer tiempo, pero a la hora de la verdad los condujo al TD de la victoria ante la gran defensiva de los Osos lanzando un pase en 4ª y 2, faltando 1:01 en el partido. ¿No es eso lo que esperan que haga Wentz? ¿No son las expectativas para Wentz ganar por lo menos un Super Bowl, algo que YA HIZO FOLES? ¿No juega mejor el equipo con Foles, incluyendo la defensiva? Realicé una encuesta en Twitter y con cerca de 4,000 votos, el resultado fue a favor de que se quede Foles en Filadelfia por un 78%. De vencer a Nueva Orleans como visitante, algo que se ve muy complicado, no veo cómo dejarían ir a Nick. Veremos qué decisión toma la directiva.
Finalmente, Green Bay acaba de contratar a Matt LaFleur como su nuevo entrenador en jefe. La tendencia en la NFL es encontrar al siguiente Sean McVay, o Matt Nagy, un entrenador joven de corte ofensivo y tendencias innovadoras. McVay fue coordinador ofensivo en Washington y fue la razón por la que Kirk Cousins tuvo buenas estadísticas. Nagy fue asistente de Andy Reid en varios puestos desde 2008 en Filadelfia y después en Kansas City, en donde fue coordinador ofensivo una temporada, pero sin mandar jugadas. LaFleur tiene una carrera paralela a la de McVay, habiendo sido ambos asistentes de Mike Shanahan por varios años. Fue CO de McVay en 2017, pero sin mandar jugadas, y luego CO en Tennessee en donde estuvo a cargo de todos los aspectos de la ofensiva. No tuvo gran éxito, pero sin estabilidad en la posición de QB, es difícil tenerlo. Será interesante ver la dinámica que tendrá con Aaron Rodgers. Dudo que si hay algún desacuerdo en filosofía, planes de juego, o alguna jugada durante un partido, LaFleur prevalezca. Para mí, el head coach ideal para Green Bay era Ken Whisenhunt, el actual CO de LAC, pero asumo que su fracaso en Tennessee intimidó a gerentes generales. Whisenhunt ha tenido GRAN éxito con QBs élite, empezando con Ben Roethlisberger. Revivió las carreras de Kurt Warner y Phillip Rivers. Tiene la credibilidad ante un QB veterano que no tiene LaFleur.
Sin más, ¡rumbo a Atlanta!