El tortuoso camino que Antonio Brown decidió recorrer tras la campaña anterior ha terminado por conducirlo a los New England Patriots, y este martes finalmente le dieron la esperada bienvenida, por tiempos de la NFL.
Ahora la pregunta es si el temperamental receptor encajará en la cultura de los campeones del último Super Bowl. En realidad, ésa era una de las pocas dudas que rodeaban el lunes a un equipo donde más bien abundan las certezas, un día después de una paliza de 33-3 sobre los Steelers de Pittburgh, el primer equipo al que Brown abandonó en este verano.
Drew Rosenhaus, agente del jugador, dijo que su representado firmó un convenio por un año, que le garantiza nueve millones de dólares en esta campaña, con la posibilidad de devengar incluso 15 millones.
Es mucho menos dinero del que Brown perdió por divorciarse de los Raiders de Oakland, el equipo al que Pittsburgh lo había canjeado apenas unos meses antes. La fugaz relación terminó al rescindirse un contrato que le habría pagado 29 millones garantizados al jugador.
En cambio, Brown fue dado de baja.
La ruptura abrió la puerta para que interviniera el entrenador de los Patriots, Bill Belichick, quien aprovechó la oportunidad de hacerse de un jugador talentoso y con capacidad de ayudar a receptores sobre los que había dudas en la pretemporada.
Brown no estuvo presente en el camerino el lunes, al menos durante el periodo en que éste se abrió a la prensa. Entre los jugadores que sí hablaron con los periodistas, pocos quisieron hacer referencia a su nuevo compañero.
“Un tipo amigable”, dijo Joe Thuney, integrante de la línea ofensiva. “Eso es todo lo que sé”.
Se trata de la apuesta más reciente por parte de Belichick, quien ha atraído antes a jugadores enfrascados en conflictos, como Randy Moss y Corey Dillon, con resultados dispares. Moss dio a los Patriots tres campañas consecutivas con 1.000 yardas mediante sus recepciones y con 47 anotaciones de 2007 a 2009, en una carrera que lo llevó al Salón de la Fama. Dillon corrió para 1.635 yardas en la campaña de 2004 para ayudar a que Nueva Inglaterra ganara su tercer Super Bowl en cuatro años.
Incluso sin Brown, los Pats lucieron como candidatos a obtener otro trofeo Vince Lombardi. Simplemente aplastaron a los Steelers.
A sus 42 años, Tom Brady sigue desafiando el tiempo. Lanzó para 341 yardas y tres anotaciones, y distribuyó bien el ovoide entre siete jugadores. Ello puso fin a las dudas que había en la pretemporada, acerca de quién sería el destinatario de los envíos de Brady tras el retiro del tight end Rob Gronkowski.
Julian Edelman, el Jugador Más Valioso del Super Bowl más reciente, quedó como líder, en un grupo donde los demás receptores son jóvenes.
Con Brown, Nueva Inglaterra tiene a dos de los receptores con más virtudes atléticas en la liga. Así, buscará su undécimo título en el Este de la Conferencia Americana. Su próximo adversario no luce muy desafiante. Los Dolphins de Miami, rivales de división, permitieron la friolera de 59 puntos en su primer encuentro de la campaña.
QUÉ FUNCIONA
La defensiva contra la carrera. Los linebackers Dont’a Hightower, Jamie Collins y John Simon anularon a los Steelers, que se quedaron con un solo argumento de ataque durante buena parte del partido.
Pittsburgh promedió apenas 2,5 yardas por acarreo.
QUÉ FALTA
Los Pats desaprovecharon las tres veces que estuvieron en zona roja de Pittsburgh. La ofensiva debe mejorar en ese aspecto a medida que avance la temporada.
Sin embargo, el tema se volverá trivial si Brady y sus compañeros siguen logrando jugadas de 20 yardas o más para anotar.