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Transformación de 49ers fue tan dramática como impresionante

MIAMI -- La evolución de los San Francisco 49ers desde un equipo con marca de 4-12 en los primeros dos años de la era Kyle Shanahan, hasta campeón de la NFC para el2019, es igualmente dramática como impresionante.

Aunque la mayoría de las piezas clave para los actuales Niners ya estaban en plantilla desde 2018 o antes, incluyendo al quarterback Jimmy Garoppolo, al ala cerrada George Kittle, a los corredores Raheem Mostert y Matt Breida, al fullback Kyle Juszczyk, al tackle ofensivo Joe Staley, al esquinero Richard Sherman, y a los talentosos linieros defensivos DeForest Buckner y Arik Armstead.

Recuperar a jugadores que habían estado lesionados, o recuperándose de lesiones recientes, fue crítico para el éxito de los Niners este año, y eso incluye desde luego a Garoppolo y Sherman, aparte de algunos otros. No obstante, hubo piezas nuevas que fueron definitivas para que San Francisco se pudiera catapultar a la cima de la NFC Oeste, y desde ahí, conquistar la Conferencia.

Claramente, la más importante fue el ala defensiva Nick Bosa, quien rápidamente se ganó un lugar en la alineación titular y se convirtió en una pesadilla para los quarterbacks de un modo similar a lo que hace su hermano mayor, Joey Bosa, con Los Angeles Chargers.

Bosa llegó a los Niners vía la segunda selección global del draft. San Francisco tuvo un poco de suerte en el draft. Fue uno de tres equipos empatados con la segunda peor marca de la liga en la temporada previa (4-12), pero eligió por delante de los New York Jets y Oakland Raiders en virtud del criterio de desempate de fortaleza de calendario. De haber elegido más abajo, hay pocas posibilidades de que Bosa hubiera terminado con un jersey rojo en lugar de uno verde o negro, tomando en cuenta que era considerado por algunos como el mejor jugador disponible.

Bosa es candidato firme para quedarse con el premio al Novato Defensivo del Año, y su campaña de novato no parece estar justamente cuantificada solamente viendo sus nueve capturas. Su impacto fue enorme y debe ser uno de los jugadores a seguir el domingo próximo.

Otro de los jugadores que no debemos de perder de vista, también defensivo, es el linebacker Kwon Alexander, quien firmó como parte de la camada de agentes libres. Alexander, un veterano de cinco temporadas, se perdió la segunda mitad de la temporada regular debido a una lesión pectoral, pero volvió a tiempo para la postemporada y su presencia es vital para el subvalorado pero sólido grupo de linebackers, junto a Dre Greenlaw --otro novato-- y Fred Warner.

Tanto Bosa como Alexander proyectan contar con roles cruciales para frenar a Patrick Mahomes y compañía: Bosa desde las trincheras, tratando de ocasionar el error en un quarterback que no los frecuenta, y Alexander, quizás, en asignaciones de cobertura contra George Kittle, el mejor ala cerrada de la NFL.

Ofensivamente, hubo dos adiciones que resultaron críticas para San Francisco, y ambas impactaron positivamente el arsenal aéreo a disposición de Garoppolo. Deebo Samuel arribó en la segunda ronda del draft, y culminó su campaña debut cuarto en la liga en recepciones y yardas por recepción, entre novatos. El otro receptor abierto que llegó a San Francisco fue Emmanuel Sanders, desechado por los Denver Broncos junto con una selección de quinta vuelta en un canje de media temporada que le costó a los Niners, apenas, selecciones de tercera y cuarta ronda. En comparación, no debemos olvidar que los New England pagaron una selección de segunda ronda por Mohamed Sanu, un receptor confiable pero lejos de Sanders en el rubro de la explosividad y capacidad para jugadas grandes.

A primera vista, pareciera que las adquisiciones de Samuel y Sanders no son tan importantes para los Niners, si atendemos únicamente a los números, sobre todo, en los dos partidos de playoffs del club. Después de todo, Garoppolo solamente ha puesto el balón en el aire 27 veces en dos partidos.

Pero no perdamos de vista que los Niners no han lanzado en postemporada porque no han necesitado hacerlo. El ataque terrestre hizo más que suficiente para adjudicarse los triunfos ante los Minnesota Vikings y Green Bay Packers, cortesía de un gran trabajo de los corredores Raheem Mostert y Tevin Coleman, y la necesidad no se ha apoderado de la ofensiva de San Francisco de un modo en que dicte, forzosamente, depender de Samuel y Sanders.

Ellos están allí, aguardando su oportunidad de hacer jugadas grandes. De acuerdo a como proyectamos el duelo del domingo ante los Kansas City Chiefs por el Trofeo Lombardi, un potencial tiroteo ofensivo, estará en manos de Garoppolo --mejor dicho, en su brazo derecho-- hacerlos brillar, y con ello terminar de darle forma a la drástica evolución de los Niners bajo la mano de Shanahan.