En el grueso de la carrera por los playoffs, Ryan Fitzpatrick cede su lugar a Tua Tagovailoa en la ofensiva de los Dolphins
Los Miami Dolphins abrieron su semana de descanso con un anuncio que, en este momento, resulta sorpresivo respecto a su puesto titular de quarterback.
Con registro de 3-3, los Dolphins marchan segundos en la AFC Este, un partido por abajo de los Buffalo Bills y un partido por arriba de los New England Patriots, son uno de nueve equipos en la Americana con récord de .500 o mejor, y vienen de ganar dos partidos en fila y tres de los últimos cuatro, tendiendo claramente al alza.
Bajo esas circunstancias, los Dolphins han decidido transferir la titularidad al novato Tua Tagovailoa, enviando a Ryan Fitzpatrick a la banca. Desde luego, todos esperábamos que Tagovailoa se convirtiera en titular en algún punto de su campaña debut, e incluso en mayo pasado, yo pronostiqué que Miami alinearía al ex estelar de Alabama a partir de la Semana 6.
No obstante, mi mayor error en el pronóstico fue suponer que Fitzpatrick estaría jugando mucho peor de lo que ha hecho, obligando a Miami a darle las llaves de la ofensiva al novato. En este momento, Fitzpatrick posee el séptimo mejor Total QBR de la NFL, por arriba de nombres como Drew Brees, Lamar Jackson, Tom Brady y Ben Roethlisberger, marca un porcentaje de pases completos por arriba del 70 por ciento, y está en la parte alta de la tabla de la NFL en yardas promedio por intento de pase (7.79), y pases de touchdown (10).
En otras palabras, el juego de Fitzpatrick no está obligando al cambio de quarterback. Partiendo de eso, examinamos los dos lados de la discusión en torno a seguir adelante en una temporada competitiva con un novato que ha intentado dos pases en la NFL como quarterback titular:
Argumentos en pro
Seguro, el talento en crudo que aporta Tagovailoa no se cuestiona en lo absoluto. Estamos hablando de un pasador que es notoriamente preciso, posee movilidad envidiable, y que demostró una y otra vez que ningún escenario le quedó grande mientras lideró al programa colegial más exitoso en lo que va del siglo en Alabama.
A sus 22 años de edad, Tagovailoa es claramente el futuro en Miami. Fitzpatrick, quien cumplirá 38 años de edad el mes próximo, lo entiende sin duda, y por ello ha hecho tanto hincapié en cumplir cabalmente su rol como mentor del novato, aparte de su papel como titular, hasta ahora, de la franquicia.
El plan del head coach Brian Flores en Miami siempre fue, aparentemente, darle la titularidad a Tagovailoa este año, una vez que las preocupaciones en torno a la lesión de cadera que sufrió hace casi un año con el Tide fueron calmadas.
Flores ve a Tagovailoa todos los días en las prácticas, justo al lado de Fitzpatrick. También, ve cómo interactúa con sus compañeros, y cómo éstos responden a él. No parece una decisión forzada donde la plantilla de los Dolphins tendrá que abrirle un espacio con calzador a un jugador nuevo. El hecho de que Miami marche relativamente bien, sobre todo en las últimas semanas, ha hecho sentir a Flores suficiente confianza para arriesgarse dar el salto ahora. Es el equivalente de meter a nadar a alguien al mar cuando está en calma, en lugar de meterlo cuando el oleaje está bravo.
Con los adicionales que ofrece la semana de descanso, Tagovailoa tendrá más tiempo que nunca al frente de la ofensiva de primer equipo para mejorar su salida, con un mayor número de porcentaje de repeticiones de las que recibió en el campamento de entrenamiento. No tomar esta decisión ahora podría significar el riesgo de no poder hacer la transición más adelante en condiciones favorables.
Argumentos en contra
¿Para qué arreglar algo que no está roto? No hay ninguna persona más respetada en el vestidor de Miami que Fitzpatrick, desde el año pasado. El resto de los jugadores sobre el campo no ve en él a un veterano que disputa su decimosexta temporada con el solo objetivo de mantener el asiento caliente en lo que está listo el codiciado novato de primera ronda. Ellos lo ven como su líder presente, el jugador que lo deja todo domingo a domingo, sea cual sea el resultado.
La química de un equipo es un término bastante manoseado, pero es real y elusiva. Los Dolphins todavía no son un equipo que puede presumir de gran química sobre el campo, están trabajando en ello. Particularmente preocupante es la línea ofensiva, donde dos novatos, el guardia Solomon Kindley y el tackle Robert Hunt juegan por el lado derecho. Eso significa que serán ellos los encargados de proteger el lado ciego de un pasador que todavía no conoce la velocidad de juego real de la NFL. Como tackle izquierdo, Jesse Davis no es una pared, precisamente, y el ahora guardia izquierdo Ereck Flowers ha tenido sus deslices.
Si ésta es, en términos generales, la línea ofensiva del futuro en Miami --sin olvidarnos del potencial tackle izquierdo del futuro, Austin Davis, quien está en la lista de reservas lesionados--, ¿por qué no esperar a que la unidad consiga mayor cohesión, antes de lanzar a Tagovailoa a los Aaron Donalds, Joey Bosas y Bradley Chubbs de la liga? Después de todo, y aquí está la pregunta central de todo el asunto, ¿cuál es la prisa?
Además, no todos los planes han funcionado en Miami como se esperaba, y el backfield es el mejor ejemplo. Después de tanto presumir lo que haría la dupla Matt Breida-Jordan Howard, ambos han mirado de lejos a Myles Gaskin cargar con las responsabilidades por tierra para los Dolphins.
El proceso de reconstrucción en Miami va tomando forma. Este no es un equipo como el de los Cincinnati Bengals, que básicamente no tiene otra opción mejor que alinear a Joe Burrow. Cincy sabe que va a perder un montón de partidos, y la meta está más allá del 2020. Tampoco es un equipo como Los Angeles Chargers, que cuenta con piezas bastante consolidadas en la liga como Keenan Allen, Derwin James o Casey Hayward Jr. o Bosa. Como los Bengals, los Chargers también se vieron obligados a insertar a Justin Herbert como titular, pero por causas diferentes. Una inyección para el dolor en el pecho mal aplicada colapsó el pulmón del titular Tyrod Taylor. En su ausencia, Herbert tuvo que tomar el control, y ha mostrado cosas interesantes que no se han reflejado todavía en la columna de victorias.
Fitzpatrick le estaba brindando varias cosas a este equipo: liderazgo, un nivel de juego alto en términos generales, y competitividad. Sin embargo, y esto es lo más importante, Fitzpatrick le estaba brindando a los Dolphins tiempo; tiempo para que Tagovailoa no tuviera que apresurarse a jugar antes de estar listo.
En resumen
Hay un riesgo inherente cada vez que debuta un quarterback novato que carga con altas expectativas. No todos están listos para el paquete --pueden mirar hacia Washington, si necesitan evidencia--. El modo en que juegue Tagovailoa en sus primeras salidas será determinante para el resto de lo que los Dolphins esperan sea una larga y productiva carrera, pero todavía será más crucial ver cómo responde el novato, y el equipo alrededor, en los momentos en que --inevitablemente-- lleguen los momentos sobre el campo.
Personalmente, preferiría mantener a Fitzpatrick de titular e intentar una transición gradual, dándole minutos como sustituto en ciertas situaciones de juego, ya sea ofensivas específicas o hacia los finales de los partidos que ya estén decididos, para bien o para mal. No exagero cuando digo que Fitzpatrick iba en camino a su potencial primera aparición de Pro Bowl --bueno, nombramientos, para este año, gracias a la pandemia--, algo que en Miami no han tenido desde los tiempos de Dan Marino, considerando sus números.
Eso sí, lo que ya no podrá hacer Flores --y esto lo debe entender muy bien-- es volver a sacar de la banca a Fitzpatrick y sentar a Tagovailoa. Esas acciones dañan severamente la confianza de los pasadores, que de por sí llevan una carga enorme por las expectativas.
Si Tagovailoa mantiene al equipo en el rumbo que lleva, aunque los Dolphins quedan fuera de postemporada, será suficientemente bueno. Pero Flores está arriesgando su posición en la carrera por los playoffs con un cambio de quarterback del cual, ya no hay vuelta atrás.