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Bill Belichick no es lo mismo sin Tom Brady

No importa el deporte ni el lugar, los jugadores han sido, son y siempre serán más importantes que quienes los entrenen

Se ha prendido el tema de nuevo. Otra vez las pruebas están a la vista de todos y a pesar de ello hay quienes se atreven a discutirlo. Está claro. Los jugadores siempre serán más importantes que los entrenadores.

A lo largo de la historia, cada deporte tiene entrenadores que han dejado marca en un equipo, en algunos casos el trofeo que se le entrega al campeón lleva el nombre de un coach, pero muchas veces olvidamos que esos maestros pudieron ser exitosos gracias al talento que tenían a su disposición.

Lo vemos todos los años y a pesar de eso elegimos olvidarlo. En la NFL, Andy Reid siempre competía, pero nunca ganaba hasta que llegó Patrick Mahomes. En la NBA, Gregg Popovich es un histórico, pero desde que se fue Tim Duncan y sus amigos dejó de ganar campeonatos. En la Champions League muchos hablan de Josep Guardiola como el mejor del mundo, pero sin Lionel Messi y el Barcelona ha visto todas las finales por televisión. El caso más reciente es Bill Belichick, quien sin Tom Brady vuelve a ser como era antes del quarterback, un entrenador regular.

Quienes creen que Belichick es un “genio”, convenientemente olvidan en la plática que existen 126 partidos del entrenador sin su quarterback para evaluarlo, para tener película completa una temporada. Durante esos duelos, Belichick tiene 57 ganados y 69 perdidos, récord que de "genial" no tiene nada.

Mientras que Brady en su nuevo equipo está con seis ganados y dos perdidos, algunos lo ven como favorito al Super Bowl. Los Patriots están con dos victorias y cinco derrotas necesitan ganar el próximo "MNF" para mantener esperanza por un Comodín de la AFC.

"New England es el equipo que perdió más jugadores de cara a la temporada”, "Mira el talento de uno y del otro" , ”Un equipo está armado y el otro no" . Todo eso es lo que repiten quienes defienden al entrenador sin darse cuenta que todos esos argumentos refuerzan que los jugadores siempre son más importantes que los entrenadores.

Son los que más cobran, son los que más presión tienen, son los más admirados y los más criticados, y es así porque son los más importantes. No importa el deporte ni el lugar, los jugadores han sido, son y siempre serán más importantes que quienes los entrenen.