Los Cleveland Browns volvieron a dar razones para, al menos, considerar el volver a creer en ellos, luego de ganar su primer juego desde 2010 ante un rival con cinco juegos arriba de .500 en su registro de ganados/perdidos.
Con un explosivo arranque que los vio anotar un gol de campo y cinco touchdowns en el primer medio, los Browns se enfilaron a una, al fin, convincente victoria sobre un equipo considerado contendiente, misión que habían fallado tres veces en la actual temporada.
Con la victoria sobre los Tennessee Titans, los Browns ofrecieron sólidas razones para creer en ellos, al menos, como serios contendientes para un boleto a Playoffs, pero, al mismo tiempo, dieron motivos para ser precavidos antes de hacer tal afirmación.
En primera instancia, un equipo que ganaba por 31 puntos al medio tiempo, debe estar preocupado por llevarse el triunfo por sólo seis puntos de diferencia. Allí hay una advertencia sobre el manejo de un juego dominado en todas las fases y ésta toma relevancia si se considera que los Browns tienen un sólido ataque terrestre.
Cleveland llegó a la Semana 13 con el mejor promedio de yardas por tierra (161.4) en la NFL y ante Tennessee corrió para 118 yardas, 70 de ellas en 19 carreras durante la segunda mitad.
Los Browns hicieron lo que debían, correr más y lanzar menos en la segunda mitad para controlar el ritmo del juego. Cleveland sólo lanzó ocho ocasiones. Sin embargo, si de tareas se trata, los Titans también hicieron la suya a la defensiva con mejores resultados y por eso perdieron sólo por un touchdown de diferencia.
Los Titans se enfocaron en detener los embates terrestres con los que los Browns intentaron mantenerlos bajo control y limitaron a Cleveland a sólo 3.4 yardas por carrera en la segunda mitad.
Los Browns fueron incapaces de mantener a su ofensiva en el campo más tiempo para, entonces sí, quitarle tiempo a los Titans. En total, los Browns tuvieron éxito en 10 de 16 conversiones en tercera oportunidad para un muy eficiente 62.5 por ciento, pero en la segunda mitad, sólo convirtieron el 37.5 por ciento (3 de 8) en esas situaciones.
Lo más importante, después de anotar 38 puntos en los dos primeros cuartos, Cleveland sólo anotó un gol de campo y los Titans 28 en la segunda mitad.
Como sea, los Browns ganaron, pero debieron haber asegurado el triunfo desde el tercer cuarto y no con 33 en el reloj en el último cuarto.
Aunque ganaron un juego importante, los Browns no dejaron de dar razones para tomar su desarrollo con cautela antes de afirmar que pueden ser considerados peligrosos en Playoffs.
Por otro lado, la victoria debe dar una fuerte inyección de motivación a unos Browns que tenían muchos años de no recibir buenas noticias.
Cleveland rompió las siguientes rachas con su victoria en Tennessee:
12 temporadas sin récord ganador. 19 derrotas consecutivas ante rivales con cinco juegos arriba de .500 en su registro de ganados/perdidos. 17 campañas consecutivas sin una racha de tres victorias como visitantes (la última vez que lo hicieron fue en 2002, cuando llegaron a Playoffs por última vez. Por último, otro aspecto positivo de la victoria de los Browns es que Baker Mayfield llegó a cinco juegos sin sufrir intercepción.
Además, Mayfield aprovechó al máximo las bondades de contar con Nick Chubb y Kareem Hunt en el backfield, luego de completar nueve de 10 pases para 171 yardas y tres touchdowns cuando usó el play action (engaño de carrera).
Los Jets en verdad son malos
La victoria de Las Vegas Raiders en East Rutherford dejó en claro que los New York Jets no hacen “tanking” para tener la primera selección global del próximo draft.
La realidad es que los Jets son un mal equipo y muchas de sus deficiencias comienzan desde las decisiones de su staff de coacheo.
En el pase de touchdown de 46 yardas de Derek Carr a Henry Ruggs con cinco segundos por jugar con el que los Raiders vencieron dramáticamente a los Jets, Gregg Williams, coordinador defensivo de New York cometió el error de enviar presión con siete hombres y dejar a los defensivos profundos en cobertura individual.
El problema es que los Jets habían fracasado en los primeros minutos del juego cuando intentaron presionar de la misma forma a Carr. Con 1:21 por jugar en el segundo cuarto, Williams envió a siete defensivos a presionar al pasador de los Raiders, quien se conectó con Darren Waller en pase de touchdown de 38 yardas para poner 17-13 arriba a Las Vegas.
En la primera ocasión que los Jets presionaron, el final del primer medio estaba cerca y tenían la ventaja en el marcador. En la segunda ocasión, lo mismo. La defensiva preventiva, con varios jugadores en zonas profundas, era lo lógico en esas situaciones.
Esto es prueba definitiva de que los Jets no cometen “tanking” (perder a propósito). Simplemente son un mal equipo que no tiene los jugadores que necesitan para presionar como Williams quiere al quarterback rival ni tampoco a un staff de coacheo consciente de eso.
¿El inicio de una nueva era?
Carson Wentz quizá lanzó su último pase como quarterback titular de los Philadelphia Eagles.
No es que en Philadelphia se haya creado una controversia en la posición de quarterback cuando Hurts sustituyó a Wentz en la derrota de los Eagles ante los Packers, pero la decisión del coach Doug Pederson debe inclinarse hacia nombrar al pasador novato como titular el resto de la temporada.
Wentz es quien es, al menos en ese momento. Un quarterback irregular, atemorizado en la bolsa de protección y sin confianza y cuando eso sucede, lo mejor es un cambio de escenario para ambas partes, el jugador y el equipo.
En el duelo ante los Eagles, Wentz completó seis de 15 envíos para 79 yardas. El primer pase que lanzó Hurts fue completo para 34 yardas y luego de completar tres de sus primeros cuatro envíos tenía 60 yardas por aire. En total, Hurts completó cinco de 12 pases para 109 yardas y un touchdown en conexión de 32 yardas con Greg Ward.
Sucede en casi todas las ocasiones que el titular sale de un juego por lesión o por mal desempeño. El suplente suele dejar una buena impresión porque la defensiva rival no está preparada para enfrentarlo al no haberlo estudiado previo al juego.
A eso debe apelar Pederson. A aprovechar la habilidad y la confianza de Hurts, mayor a la que ahora tiene Wentz, y el poco material que tienen los rivales para estudiar al pasador novato y sus tendencias.