<
>

Leandro Paredes, el jugador que transformó a Boca: líder, faro y gran figura del fútbol argentino

Cuando Boca Juniors necesitaba una reconstrucción urgente, cuando los resultados, el ánimo y la identidad parecían dispersarse, apareció Leandro Paredes. Llegó desde Roma y muchos fanáticos del fútbol pensaron que estaba loco. ¿Arriesgar todo? ¿Dejar el célebre fútbol europeo, en pleno apogeo de su carrera, por una aventura de regreso que podía terminar mal? Sin embargo, Paredes desafió a todo y a todos. Incluso a él mismo. Y hoy, el presente del equipo de Claudio Úbeda sonríe por aquella arriesgada decisión.

Paredes fue el eje que ordenó el mundo Boca: el juego, el vestuario, la confianza colectiva y hasta la proyección internacional del equipo. El Xeneize está en semifinales del Torneo Clausura, jugará el domingo ante Racing en una Bombonera que promete explotar, y nada de lo que sucede hoy puede explicarse sin él.

A los 31 años, campeón del mundo en Qatar, referente del ciclo Lionel Scaloni y figura continental, Paredes volvió para cumplir una promesa: devolverle a Boca un aire competitivo que había perdido. Lo hizo desde el primer día. Sin adaptación, sin dudas, sin pausas.

Su influencia es tan determinante que ya no queda margen para exageraciones: Paredes es, hoy, el mejor jugador del fútbol argentino.

El pase directo, la pausa justa, la jerarquía absoluta de Leandro Paredes

Desde su regreso, el juego comenzó a fluir como no lo hacía hace años. Sus pases verticales, su capacidad para romper líneas sin perder claridad, su dominio pausado del mediocampo y su lectura táctica transformaron al equipo. El ritmo de Boca cambió con él: más preciso, más seguro, más confiable.

La mejora es medible: Boca terminó primero en su grupo, jugará semifinales en casa y aseguró la clasificación a la CONMEBOL Libertadores por la tabla anual, algo que hasta hace poco parecía utópico. Él mismo lo dijo hace un tiempo, con una simpleza que esconde muchísimo: "No fue fácil clasificar a la Libertadores y salir primeros. Hemos crecido muchísimo".

Paredes es un líder que potencia a los jóvenes y guía a los veteranos

Paredes no lidera solamente por lo que juega. Lidera por cómo vive el fútbol. Por cómo acompaña. Por cómo mira a quienes lo rodean. En un Boca que atravesaba turbulencias y críticas, su energía interna fue tan importante como su nivel en la cancha.

Dentro del vestuario asumió un rol paternal, guía y protector. Él mismo lo reveló: "Les saqué responsabilidad a muchos para que puedan disfrutar. Están en el club más grande de América. Yo estoy bien y es un placer verlos disfrutar".

Esa frase explica por qué el rendimiento de futbolistas como Milton Delgado -pieza joven del mediocampo- creció exponencialmente jugando a su lado. Delgado hoy juega mejor porque tiene un socio que lo ordena, lo respalda y lo libera.

Lo mismo pasó con Changuito Zeballos, figura del pasado Superclásico ante River Plate, quien no dudó en decir públicamente: "Le agradezco al 5. Me dio mucha confianza y cariño. Eso era lo que necesitaba".

Un aire nuevo para un Boca que realmente lo necesitaba

Cuando Paredes inició su segundo ciclo, el contexto era oscuro. Boca venía de empatar contra Auckland City en el Mundial de Clubes, sufrir la mayor racha sin victorias de su historia, y asomarse a la posibilidad concreta de quedar afuera de la Libertadores.

La transformación fue inmediata. No hubo etapa de aclimatación. Volvió vigente. Volvió dominante.

En menos de seis meses, Boca recuperó competitividad local, presencia internacional y, sobre todo, la sensación de que puede competir contra cualquiera.

El efecto Paredes: un Boca competitivo de nuevo

Claudio Úbeda, conductor del Xeneize, lo tiene claro: Boca es hoy más sólido porque su mediocampo respira a través del número 5. Su presencia ordena, contagia y corrige.

Su partido ante River en el Superclásico fue la confirmación: en un cruce que venía con cargas históricas y presentes cruzados, el cartel de favorito no le pesó. Controló, manejó, distribuyó. Fue caudillo desde la voz pero también desde el juego, destacándose por su inteligencia posicional, técnica fina y voracidad competitiva.

Algo más: cuando Boca tuvo un penal clave, se lo cedió a Edinson Cavani, que venía a la baja. No necesitó patearlo él para ser protagonista. Supo que lo importante era que el uruguayo recuperara confianza. Eso también es liderazgo.

La semifinal contra Racing, otra prueba de fuego para Paredes

El domingo, en la Bombonera, Boca se jugará su pase a la final del Torneo Clausura. En un fútbol argentino donde la paridad es norma, Boca, que llega tras eliminar a Argentinos, tiene un diferencial: tiene al mejor jugador del país.

Paredes llega en su mejor versión: confiado, cómodo, influyente. Racing se metió en la semi tras derrotar por penales a Tigre y tiene un equipo enérgico, combativo y protagonista. Será un duelo de estilos y de personalidades.

Pero hay algo que a priori luce lógico y concreto: si el partido se juega en el ritmo que dicta Paredes, el Xeneize gozará de la diferencia.

Al fútbol se juega con la cabeza, se ejecuta con los pies y en ese terreno, no hay ningún jugador como el mediocampista de Boca.