Rodrigo Amaral retorna al fútbol argentino. Tras finalizar su vínculo con Nacional y haber quedado libre, el talentoso mediocampista ofensivo cerró su incorporación a Colón de Santa Fe, donde será dirigido por el ex DT tricolor, Eduardo Domínguez.
Será el segundo pasaje de Amaral por Argentina, luego de su estadía en Racing de Avellaneda, club en el que no logró debutar en la máxima categoría y en el que únicamente logró tener participación en la reserva.
A sus 23 años, el futbolista surgido de la cantera tricolor acumula 50 partidos jugados en Primera, en los que aportó 7 goles y 8 asistencias.
Amaral deberá presentarse en Colón en la jornada del lunes para ser sometido a los exámenes médicos de rigor, y de esa manera convertirse en la tercera alta del “Sabalero”, que ya incorporó a Paolo Goltz y a Alexis Castro.
LA JOYA QUE FUE REHÉN DE UNA PUJA DE CONTRATISTAS Y QUE HOY VUELVE A EMPEZAR
La cantidad de personajes que comenzaron a rondar las canchas en procura de lograr la representación de Rodrigo Amaral fue asombrosa. El chico, que se convirtió en una codiciada joya cuando apenas tenía 10 años, terminó en medio de una puja de empresarios.
La historia de Rodrigo Amaral podría ser una más de las tantas que viven los niños con talento. Gente desesperada atrás del chico; captadores intentando por todos los medios convencerlo para llevarlo a su club, empresarios conversando a los padres para que firmaran un compromiso de representatividad. Nada que no hubiera vivido otro chico. Los casos abundan: Enzo Scorza, Nicolás Schiacappasse, Santiago González y tantos otros.
Pero el niño, porque en definitiva por esos tiempos se ponía la moña para ir a la escuela, terminó en medio de una inaudita situación, como se narra en el libro La cara oculta del baby fútbol.
Rodrigo Amaral deslumbró desde pequeño. Pura potencia. Cuentan los que lo tuvieron enfrente que era un sufrimiento. Un chiquilín capaz de tomar la pelota en el medio de la cancha y eludir a medio cuadro rival para hacer el gol. Rompía los ojos. Los equipos que tenían que enfrentar a Carabelas sabían que la iban a pasar mal.
Còmo habrá sido la cosa que, el propio Amaral, reveló que jugando en el baby fútbol pretendieron venderlo.
“Dos años antes de terminar el baby fútbol noté que los contratistas empezaban a hablar para llevarme a otros clubes. Me querían representar pero mis viejos se negaban”, comentó Amaral.
En el entorno del chico los conocidos, los que lo veían todos los fines de semana, se empezaron a sorprender por la cantidad de gente que comenzó a aparecer por la cancha en procura de la fruta deseada. Llegaron a afirmar que “las caras que caían no generaban confianza, es más, algunos metían miedo”.
Como ocurre habitualmente en estos casos, las familias son abordadas por sorpresa, los padres de los chicos no están acostumbrados a tratar con gente que piensa en el chico como una futura inversión.
Un año antes de terminar el baby fútbol, el empresario Pablo Bentancur se transformó en su representante. “¿Qué me daba Bentancur? Una plata por mes y nada más. Un día le dije que no quería estar más con él”, reveló Amaral.
El club Carabelas, donde militaba Amaral, juega en la Liga Palermo. Uno de sus tantos rivales es Rincón de Carrasco, el equipo fundado por el empresario Pablo Boselli. Y no pasó mucho tiempo para que llegara a oídos del contratista el nombre de aquel chiquilín que deslumbraba y marcaba la diferencia.
Entonces, cuando Rincón tuvo que jugar algún torneo importante en Argentina, pidió permiso para llevar a Rodrigo. De ahí a que el chiquilín pasara a tener su segundo representante fue apenas un paso. La empresa GBG, propiedad del empresario Boselli, pasó a manejar los destinos del delantero cuando tenía 11 años.
El siguiente escalón fue llevarlo a las formativas de Nacional, ya que en Rincón trabaja el captador de los tricolores Daniel López, conocido popularmente como "Pato".
“Con Pablo arranqué en Séptima división de Nacional. No me daba dinero pero me ayudaba en casa”, reveló Amaral.
Boselli afirma que lo acompañó a todos lados, incluso al sanatorio. Fueron seis años hasta que un día apareció otro empresario en escena y se desató la lucha de intereses: el niño quedó como rehén en el medio de la batalla.
A fines de 2011, el exfutbolista y hoy escritor Daniel Baldi fue invitado por el empresario Boselli para trabajar en GBG. A Daniel se le designó el área llamada Deporte y Cultura y el contacto con la empresa le permitió conocer de cerca algunos aspectos de la historia.
“Era un situación complicada. Siempre pidiendo dinero, dinero, dinero y dinero y estaba claro que cuando llegara un dinero mayor no iba a importar nada. Pablo le pagó muchas veces un montón de cosas a los padres pero fue una situación compleja. Familia dividida, papá por un lado, mamá por otro. Y era obvio que llegó alguien con dinero y ya está. Se fue”, dijo Baldi en La cara oculta del baby fútbol.
El tema era sumamente intrincado. Es que en determinado momento apareció un documento firmado por los padres del chico. Como la disputa de los grupos empresariales no tenía fin, un conocido de la familia pidió el documento y se lo llevó a un abogado para que asesorara en el tema. El profesional llegó a la conclusión de que el documento en cuestión no tenía valor.
LA APARICIÓN DE FONSECA
Fue entonces cuando el empresario Daniel Fonseca apareció en escena para pulsear por la futura joya del fútbol uruguayo. Dicen que el tira y afloje fue tremendo. Propuestas, ofrecimientos al padre y a la madre. Charlas, reuniones y Amaral en medio de dos fuegos. Y finalmente la familia terminó optando por Fonseca.
“¿Qué pasó? Yo te puedo decir lo que pasó. No quiero lastimar a nadie, porque es hablar de la mamá, del papá, de los hermanos. Lo quiero muchísimo a Rodrigo. Pero te hablo con datos de la realidad: tuvimos a un chico durante seis, siete años aquí, le proporcionamos asistencia odontológica, nutricionista, exámenes médicos. Como un hijo lo tratamos. Un día vino otra gente –él con contrato firmado conmigo–, le ofreció otra cosa y los padres decidieron cambiar. Ese es un dato de la realidad. No puedo hablar más nada porque puedo lastimar a alguien y no quiero”, expresó Pablo Boselli al ser entrevistado para el libro.
Boselli reveló que para él era muy sencillo poner dinero, pero que no estaba de acuerdo en hacerlo y por eso perdió a una de las mejores promesas futbolísticas de Uruguay.
“No tengo nada que decir de Rodrigo. Llegó a un acuerdo comercial con Daniel Fonseca, que no respetó, y yo perdí a un jugador por no acceder a comprar… quizás un par de autos, o algo así. Es clarísimo”, agregó Boselli.
Ante las consultas, Amaral prefirió no hablar del tema y mucho menos salir a responder a su exrepresentante. “Me fui… No me gusta hablar de esos temas. Me fui por un tema de vinculación”.
El tiempo pasó. Mucha agua corrió bajo el puente. Rodrigo fue campeón sudamericano con la selección Sub 20 de Uruguay en 2017. Antes del Mundial fue rehén de otra puja entre su representante y el cuerpo de la selección que conducía Fabián Coito. Lo sacaron del plantel seleccionado y se lo llevaron a entrenar a Maldonado. A fines de diciembre de 2020 terminó su vinculación con Nacional. Hoy terminó la relación con Fonseca y acordó su incorporación con Colón de Santa Fe.
“En este mundo en el que vivimos a los botijas desde chiquitos les meten el tema de los empresarios y eso no tiene que pasar. Yo sigo siendo un niño, me encanta jugar y no meterme en todos esos problemas”, decía Amaral en el libro.
Su pensamiento coincide con una carta de un niño que aparece en varios medios de Latinoamérica. En una parte de la misiva, el chiquilín se dirige a sus padres y amigos pidiendo: “No planifiquen tanto con mi vida, ni con mi persona. Déjenme vivir la edad que tengo, pues solo pasa una vez por mi vida”.