Federico Dimarco es uno de los padres anímicos y futbolísticos del presente de Inter, que con un equipo caracterizado por su entrega y amor propio consiguió ganarle una de las mejores semifinales de la historia a Barcelona y se metió en la final de la UEFA Champions League 2024-2025, ante PSG, que se podrá ver en vivo por Disney+ (solo para Sudamérica).
El lateral izquierdo, como referente por asumir el rol de tomar la pelota en momentos calientes y por su buen pie tanto para atacar como defender, fue de los primeros en asumir el desafío para que Inter renazca de las cenizas y llegue a dos finales de UEFA Champions League, la de la temporada 2022/2023 y la de 2024/2025.
En la primera mencionada, el Inter no pudo llevarse la Orejona, a causa de que la consagración fue para Manchester City, que conquistó su primera Champions. En la vigente temporada, Dimarco tendrá su revancha luego de la sufrida derrota ante los ingleses.
Dimarco fue un luchador desde antes de su regreso a Inter. El carrilero surgió de las divisiones inferiores, en las que se formó desde 2004 y debutó en 2014. Sin embargo, se fue del cuadro de Milano en la temporada 2016 y recién consiguió volver al ‘club de su corazón’ para ser titular indiscutido en la temporada 2021/22. No se rindió, y tuvo premio. En el medio, jugó en Ascoli, Empoli, FC Sion, Parma y Hellas Verona, cuadro en el que llegó a su mejor rendimiento en la temporada 2020/21 siendo un total protagonista con 37 partidos.
El seleccionado italiano trabajó más de cinco años para regresar al lugar que nunca deseó perder, pero todo el esfuerzo valió la pena para convertirse en un jugador indiscutible para la plantilla actual del conjunto que dirige técnicamente Simone Inzaghi. Hace cuatro temporadas que juega más de 30 partidos con la camiseta interista y, como si fuera poco, cosechó seis títulos con sus compañeros: tres Supercopa de Italia, dos Copa Italia y una Serie A.
El carácter que forjó le permitieron permanecer en el plantel y armarse de confianza para ser un líder dentro y fuera de la cancha. Porque no siempre ganó, pero construyó un ida y vuelta con los fanáticos de Inter que lo convirtió en un ídolo de esta época, así como también un jugador intransferible para Simone Inzaghi, quien le dio la confianza desde su primer día como entrenador del Nerazzurro.
Dimarco esta temporada jugó 46 partidos, anotó cuatro goles, brindó cinco asistencias y apenas recibió cuatro amarillas entre Serie A, UEFA Champions League, Copa Italia y Supercopa de Italia. Nunca fue expulsado. Sus números son buenos y el lateral izquierdo tiene todo en sus manos para coronar el año con la Champions, uno de los pocos títulos que le faltan ganar con Inter. Pese a eso, lo más destacado es su rol como líder desde una posición tan complicada como el lateral izquierdo.
En la mayoría de los equipos protagonistas en el mundo del fútbol los líderes futbolísticos suelen estar en la delantera, en la parte ofensiva del mediocampo o en la zaga central. Sin embargo, Dimarco rompió con todos los esquemas y así lo disfruta Inter. El carrilero izquierdo fue fundamental para que este equipo de Simone Inzaghi sea finalista de la Champions: firme en defensa, participativo en cada ataque y un referente clave para el estado anímico de uno de los mejores equipos de Europa en la actualidad.
Todo lo que realizó Federico Dimarco en estos últimos años en Inter quizás ya vale más que una UEFA Champions League, pero el motor y alma del equipo desde el lateral izquierdo tiene en mente cumplir con su último escalón, aquel que tanto deseó desde el primer día que tuvo que salir del club de sus amores en 2016.
