BARCELONA -- El Barcelona es un equipo de máximos y mínimos. Acostumbrado a gestas utópicas en su historial europeo, aquellas noches inolvidables han quedado en los últimos años enterradas por descalabros mayúsculos.
Cuando se habla del Barça en la Champions lo que viene a la memoria es Turín, es Roma, Liverpool o Lisboa. Y ahora toca París, una ciudad donde fue goleado (4-0) en su última visita y en la que deberá jugar este miércoles algo que, siendo un trámite, ha tomado el carácter de desafío. Monumental nada menos.
Sin Neymar enfrente, el héroe de la última gran noche barcelonista en la máxima competición hoy enrolado en aquel Paris Saint-Germain que sufrió la más grande remontada vivida en la Champions, el Barça de Ronald Koeman acude al Parque de los Príncipes con la intención de lavar la imagen de la ida (1-4) y despedirse de Europa con la cabeza alta. Con Lionel Messi en el campo y Laporta estrenándose en el palco, busca un imposible, lo nunca visto: remontar una eliminatoria que se sabe perdida de antemano.
Será la sexta visita al PSG desde 1995, la última noche de Johan Cruyff dirigiendo en Champions, y la que de entrada ofrecería menos expectativas ha ido tomando en las últimas horas un nuevo sentido.
Si nunca se había logrado levantar un 4-0 en la Champions hasta que en 2017 lo logró el Barcelona frente al mismo PSG con aquel legendario 6-1 del que se cumplieron cuatro años el lunes, ahora hay quien mantiene en lo más hondo de su esperanza convertir la humillación de la ida en una remontada que rompería todas las estadísticas. No. Nunca pasó...
Pero hoy el Barça es un equipo distinto al que fue aplastado por Kylian Mbappé en la ida. Si en la Liga acumula una excelente racha de 13 victorias y tres empates en las últimas 16 jornadas que le han relanzado en su sueño de pelear el título, suma igualmente cuatro victorias consecutivas, con la remontada de Copa ante el Sevilla FC en el primer plano, que le conceden un crédito en el que absolutamente nadie podía pensar hace escasamente tres semanas.
Y relanzado en el ánimo con la llegada/regreso de Joan Laporta a la presidencia se ha instalado en el ánimo culer una suerte de optimismo ciego, de fe inquebrantable, en conquistar un resultado que, con la lógica en la mano, se entiende fuera del alcance... O no.
De hecho, el nuevo presidente, en su presentación a la plantilla, animó a los jugadores y al entrenador a lucharlo, a competir como merece el escudo. Y puede suponerse que ese será el principal reto: mostrar en París que este Barça está muy vivo.
HISTORIA
Será el partido número 159 del Barcelona como visitante en la historia del torneo. Desde que se estrenó en septiembre de 1959 con un empate (2-2) en Bulgaria ante CDNA Sofía, solo en siete de esos encuentros consiguió resultados que este miércoles le servirían para acceder a los cuartos de final. El primero se remonta a marzo de 1960, cuando arrasó al Wolverhampton Wanderers en los cuartos de final en un partido que provocó que los medios ingleses se rindieran a la magnificencia del equipo que dirigía en la época Helenio Herrera. Los seis restantes, siempre en la fase de grupos de la nueva Champions, se disfrutaron en tiempos mucho más recientes.
Basilea (0-5) y Sporting de Portugal (2-5) en la temporada 2008-09, BATE Borisov (0-5) y Viktoria Plzen (0-4) en el curso 2011-12, APOEL Nicosia (0-4) en la 2014-15 y Dinamo de Kiev (0-4) en esta actual, fueron los seis rivales, menores, a los que aplastó el conjunto azulgrana. Y un apunte para tener en cuenta: Lionel Messi tomó parte en cinco de esos seis encuentros (no viajó esta temporada a Kiev)... Y marcó 10 de los 23 goles logrados por los equipos que dirigieron Pep Guardiola y Luis Enrique.
Lograr, bajo el liderazgo de Messi, un imposible. Ese es el desafío, el reto inalcanzable para este nuevo Barcelona que viaja a París al encuentro de un rival que en el Parque de los Príncipes, desde 1986, ha disputado 59 partidos de la máxima competición, habiendo perdido solo ocho (40 victorias) y que nunca encajó una derrota por un guarismo superior a dos goles. Fue... Ante el Barça cuando cayó por 1-3 en la ida de cuartos de final de la temporada 2014-15 y contra el que se enfrentará este miércoles con una mezcla de seguridad y temor. Porque nada esta sentenciado... Hasta que lo está.