Carlos Bacca pasó días difíciles entre el escepticismo del médico y las dudas de un entrenador. Inició el año más fuera que dentro y terminó 2023 con su tercer título en Junior.
Como siempre, agradeció con sus brazos apuntando al cielo. Logró su tercera estrella con la camiseta con la camiseta rojiblanca y se consolidó segundo artillero histórico con 103 tantos.
Nada alteró su felicidad, construida entre las espinas de una temporada en la que fue de menos a más con mal ambiente interno del entorno más cercano.
A mitad de año el médico advirtió de una lesión que amenazaba con terminar su carrera.
“Tiene una lesión en la rodilla derecha, es una lesión irreversible, la gente lo llama un desgaste en la rodilla. Eso permite hacer muchas cosas, correr, saltar, brincar, pero la velocidad de reacción se pierde considerablemente cuando está este deterioro en la rodilla”, indicó el especialista al medio local El Ámbito.
El técnico Hernán "Bolillo" Gómez también lo miró de reojo. Con humildad, el delantero se reinventó y fue vital para la recuperación futbolística del equipo. Siempre quiso quedarse, a pesar de que los rumores lo ubicaban fuera del Metropolitano. Cuando completó 300 anotaciones en su carrera en agosto, recordó la indiferencia del entrenador antioqueño.
"Quizá hoy no estuviera aquí celebrando esto, porque la verdad es que no estaba en los planes de ‘Bolillo'".
En los cuadrangulares se destapó. Hizo siete tantos en cinco partidos. Los más importantes de esa clasificación en Barranquilla con los que superó el centenar. Su categoría silenció las críticas que asumió en silencio.
Eso fue un anticipo de lo que hizo en finales. Durante los 180 minutos ante Medellín, Bacca anotó doblete en la ida y encaminó la victoria en Barranquilla para llegar a siete tantos en finales de Liga con el equipo, un verdadero killer del fútbol colombiano.
Durante la vuelta luchó y demostró que estaba en gran nivel: reventó el travesaño de Marmolejo con un disparo que podría haber sido el 1-1. No pudo anotar en el Atanasio en los 90, pero fue parte de pateadores que le dieron la gloria a Junior ya que abrió la tanda que fue decisiva y donde Mele tapó uno de los remates. Volvió a senitrse goleador y lo demostró con números: sus 18 goles y Botín de Oro confirman que es inoxidable.
Entre sus siete títulos tiene tres con Junior. Dos, en 2010 y 2011, antes de ser figura en Europa. Festejó en Sevilla y Villarreal. Este lo obtuvo con más esfuerzo, venciendo a las dudas. Vale más que una estrella en el escudo. Es su confirmación como ídolo.