Hansi Flick será el tercer técnico alemán del Barcelona, que no tuvo buenas experiencias con los dos anteriores: Hennes Weisweiler y Udo Lattek.
BARCELONA -- Hansi Flick será el tercer técnico alemán en la historia del Barcelona, que ha tenido a 61 entrenadores de 13 países distintos.
De ellos, 29, el último Xavi Hernández, fueron españoles. Inglaterra, con diez representantes, es el segundo país con mayor presencia de técnicos en el Barcelona, y Países Bajos ocupa el tercer lugar con cinco entrenadores.
Curiosamente Alemania, un país de gran tradición futbolística, solo tuvo dos representantes hasta el fichaje de Hansi Flick. Y el último de ellos, Udo Lattek, abandonó el club azulgrana hace ya 41 años, en 1983.
No puede decirse que la relación entre el Barça y Alemania sea muy extensa. Si solo han diez los futbolistas germanos en vestir la camiseta azulgrana, desde Otto Maier en los albores del siglo XX y hasta Ilkay Gündogan, aún más limitado es el numero de técnicos. Y es que Hansi Flick será el tercer entrenador alemán en dirigir al Barça desde que el inglés Billy Lambe estrenó el cargo, compaginándolo con el de futbolista, en enero de 1912.
Son 113 años en los que solamente hubo dos técnicos germanos, que ocuparon oficialmente el puesto, entre ambos, 884 días, de los 41,423 días transcurridos desde el primero de enero de aquel lejano 1912. Apenas 120 partidos entre los dos, Hennes Weisweiler y Udo Lattek. Ambos fichados con la etiqueta de estrellas... Y ambos despedidos con el sabor del fracaso.
WEISWEILER, CONDENADO POR CRUYFF
"Yo he sido futbolista y sé cómo piensa el futbolista. No me pueden engañar”, proclamó una vez Johan Cruyff, técnico en aquel entonces del Barça y que explicaba, como siempre a su manera, la difícil relación entre un entrenador y una estrella, en aquel caso Michael Laudrup, con quien acabó de mala manera en la primavera de 1994.
Johan nunca, o casi nunca, habló de la relación tempestuosa que 19 años antes había tenido con Hennes Weisweiler, un entrenador de época y que llegó al Barcelona en julio de 1975, tras dirigir durante once años al Borussia Mönchengladbach, con el que conquistó tres títulos de Liga, dos de Copa y uno de Copa UEFA.
Weisweiler, cuyo carácter era tan fuerte, duro y exigente como el del Rinus Michels al que sustituyó en el banquillo azulgrana, inculcó en el Barça el mismo fútbol total de la escuela holandesa... Pero con todavía mayor exigencia física y colaboración de todos los jugadores, en cualquier posición del campo. A ello añadió un entonces excepcional apoyo a la cantera (llegaron a debutar cuatro jugadores del futbol base) y, también, muy poca 'mano izquierda'. Y eso acabó por provocar su despido.
Jordi Blanco cuenta la historia de cómo Joan Laporta había buscado al entrenador alemán, y el reto del Barcelona por adaptarse a él.
Su relación con Cruyff ya no era idílica, por mucho que Johan era indiscutible, claro. Pero todo empezó a saltar por los aires un 8 de febrero de 1976, cuando perdiendo el Barça por 2-0 en el Sánchez Pizjuán ante el Sevilla, el entrenador decidió el cambio de Johan en el minuto 70, sustituido por el joven (19 años) Miquel Mir.
"Ya le puedes decir al presidente que si sigue este señor (refiriéndose a Weisweiler) yo no juego más”, le gritó Cruyff al delegado del equipo, Juanjo González. "Entrenar al Barça no es difícil, trabajar con Cruyff, sí”, explicó Weisweiler el día siguiente, forzando la situación días más tarde, al aparecer una sospechosa tendinitis que apartó al holandés en dos partidos (Oviedo y Hércules) y provocó la explosión definitiva.
"Me voy del Barça. He pedido la baja pero el presidente no me la ha dado. Cumpliré el contrato hasta el 30 de junio y luego me marcharé”, relató Cruyff, provocando que al día siguiente un centenar de aficionados acudieran al entrenamiento insultado al entrenador, al tiempo que el otro holandés de la plantilla, Johan Neeskens, se sumaba a la rebelión: "Si Cruyff no juega, yo tampoco. Y si él se va, yo también".
"Abuelito vete a los Alpes" se pudo ver al cabo de pocos días en una gran pancarta en contra de Weisweiler, insultado a diario por los aficionados... Hasta que el primero de abril, dos días después de perder la ida de semifinales de Copa UEFA contra el Liverpool en el Camp Nou (0-1, gol de Toshack), el alemán arrojó la toalla y dimitió.
"El día que se fue saludó a todos los jugadores, uno a uno... Hasta que llegó a Cruyff, que estaba al fondo. Le tendió la mano y Johan cruzó los brazos y no le miró ni le dio la mano". Ahí acabó la era de Hennes Weisweiler en el Barcelona. 40 partidos, 22 victorias, 6 empates y 12 derrotas; derrotado en la ida de las semifinales de la Copa de la UEFA, con el equipo disputando los octavos de final de la Copa de España (sería eliminado en cuartos por el Atletico Madrid) y tercero en la clasificación de la Liga a seis fechas del final y seis puntos por detrás del Real Madrid, a la postre campeón.
Fueron 275 días, oficialmente, los de permanencia de Hennes Weisweiler en un Barça al que llegó con toda la ilusión a los 56 años y con una excelente hoja de servicios que desembocó en su despido.
El DT alemán firmó su vínculo con el club catalán con un contrato por dos temporadas.
LATTEK, CONDENADO POR LA DEPRESIÓN
Tras Weisweiler, aquella temporada la acabó Laureano Ruiz, volvió Michels, tuvo un paso efímero Lucien Müller, uno polémico Joaquim Rifé, dos breves (en plan bombero) Helenio Herrera y otro deprimente Ladislao Kubala, que no pudo en dos etapas mostrar como entrenador su legendario papel como futbolista (un apunte que podría conocer Xavi).
Y en el verano de 1981, cinco años después del despido de Weisweiler, el Barça anunció el fichaje de Udo Lattek, un técnico de 46 años que al frente de Bayern Múnich y Borussia Mönchengladbach había ganado todos los títulos, antes de catapultar al Borussia Dortmund entre los grandes de la Bundesliga.
Cinco títulos de Liga, una Copa de Europa y una Copa de la UEFA. Un fútbol mecánico y ordenado hasta el paroxismo. Una fortaleza física indiscutible y un dominio de la situación total. Esa era la carta de presentación de Lattek, quien sorprendió de entrada, marchándose con la selección española a una gira previa al Mundial de 1982 con la excusa de conocer de cerca a sus nuevos juagdores (Quini, Urruti, Sánchez y Alexanko)... Y para aprender lo más rápido posible castellano.
El Barcelona presentó a Hansi Flick como su nuevo director técnico con contrato hasta el 2026.
Comenzó la temporada hablando "un más que correcto castellano”, recordó tiempo después Sánchez, y con su compatriota Bernd Schuster tuvo un excelente inicio, hasta que la relación entre ambos se rompió. Para entonces ya estaba hundido en una depresión por la muerte de un hijo y solo faltó que el equipo se desintegrase en un final de temporada horrible para perder una Liga que a cinco jornadas del final tenía en la mano.
Aunque el Barça ganó la Recopa (fue el primer entrenador en ganar los tres grandes títulos de Europa con tres clubs distintos), su figura ya estaba en entredicho, por más que el grueso de la plantilla mantenía una relación más que correcta con él.
La llegada de Maradona en el verano de 1982 lejos de ayudarle le acabó de hundir. Schuster le llamó 'borracho' y llegó a dejar en tierra al mismo Diego por hacer tarde en el autocar porque "debía mostrar un principio de autoridad"... que reconoció fue tan aplaudido por los jugadores como definitivo a ojos del Diego que dejó de dirigirle la palabra.
El 2 de marzo de 1983, minutos después de empatar en Viena frente al Austria en la ida de los cuartos de final de la Recopa, fue despedido por el entonces presidente Núñez.
Ricardo Ortiz desgloza en nivel de impotancia qué debe hacer en nuevo entrenador del Barcelona en su llegada al club catalán.
Fueron 609 días como entrenador del Barça en que dirigió 80 partidos oficiales, con 43 victorias, 20 empates y 17 derrotas. A su marcha el Barça estaba clasificado para los cuartos de final de la Copa de España (que acabaría ganando con Menotti en el banquillo), en los cuartos de la Recopa, en que fue eliminado después por el mismo Austria de Viena, y era tercer clasificado en la Liga, tres puntos por detrás del Real Madrid a ocho jornadas de acabar un torneo que acabaría conquistando el Athletic Club.
Lattek volvió al Bayern Munich en el verano de aquel 1983 y hasta su marcha en junio de 1987 ganó tres títulos de Liga y dos de Copa, despidiéndose del equipo con la derrota en la final de la Copa de Europa frente al FC Porto de Madjer y Futre.
Precisamente en esa segunda etapa como entrenador del Bayern dirigió Udo Lattek durante dos temporadas a un joven Hansi Flick, mediocampista que jugó 33 partidos a sus órdenes. Y que ahora, al cabo de 37 años, se convertirá en el tercer entrenador alemán de la historia del Barça, primero desde Udo Lattek.