Desde 2018, el Barça no ganaba sus primeros tres partidos de LaLiga, lo que logró en Vallecas para dar vuelo al proyecto de Hansi Flick, un novato tocado por la fortuna.
El Barcelona es un proyecto en construcción. Un equipo agarrado por alfileres que mantiene a un club observado con lupa. Sobrevive en los despachos con acciones tan legales como discutibles, tal como es considerar lesionado de larga duración a Andreas Christensen para poder inscribir a Dani Olmo... Sabiendo que en un par de meses el danés estará recuperado y podrá volver, siempre y cuando la directiva de Laporta encuentre un ingreso que le ayude en el fair play.
Jugarretas de despacho que son legales a ojos de LaLiga y que se han sabido utilizar con agilidad desde un Barça que en el césped disfruta de un comienzo de temporada ilusionante como casi no se recuerda en el club. Y es que desde 2018, con Ernesto Valverde en el banquillo en la temporada 2018-19, no enlazaba el equipo azulgrana las primeras tres jornadas del campeonato ganando. Sumando nueve puntos que, como ahora, le significaron el liderato.
Goza el Barcelona del liderato volando de manera inesperada bajo el mando de un Hansi Flick que ha aterrizado en el club con el pie derecho. Tiene el apoyo del famoso entorno del club, el respeto (por ahora) de la prensa y la fe, indiscutible, de una plantilla entregada a su mando. Su Barça, joven e inexperto, asolado por las lesiones y agobiado por la tardanza en el registro de Dani Olmo, escapa del drama, huye de las excusas y se entrega absolutamente a lo que quiere el alemán.
DESCONOCIDO
Un tipo que desconoce el entorno. Un entrenador que no sabe de esas guerras internas que siempre queman en el club; un técnico que llega sin hablar castellano, utiliza el traductor con una sonrisa para conversar con los periodistas en la sala de prensa y se mantiene al margen de todo lo que no sea el fútbol.
Luis Enrique, Valverde, Setién, Koeman, Xavi... Entrenadores, todos ellos, que en mayor o menor medida conocían la realidad íntima del Barça. Su grandeza y sus miserias, desde dentro o desde la periferia pero sabían mucho del Barça, tanto como nada, o casi nada, sabe Hansi Flick, cuya relación con el club azulgrana hasta este verano se limitó al 2-8 que le endosó en Lisboa, siendo el entrenador del Bayern Múnich.
Flick, el tercer técnico alemán en la historia del Barça y primero desde la marcha de Udo Lattek en 1983, se podría asemejar, salvando las distancias, al Terry Venables que llegó al club en el verano de 1984 sustituyendo a César Luis Menotti.
El argentino inmortalizó las "urgencias históricas" que asolaban al Barça y Venables, preguntado por ello semanas después de llegar, sonrió a los periodistas, sin hablar castellano, y afirmó desconocer a qué se referían con esa frase. Hansi Flick aseguró hace pocas semanas que no sabe qué es eso del "entorno"... Y, sonriendo, siguió, sigue, a la suya.
Disfruta el Barça, sonríe Flick y confía la hinchada con este nuevo proyecto. Habrá que ver hasta cuándo...