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"Somos el Barcelona y no podemos dar excusas": Piqué

BARCELONA -- Gerard Piqué es defensa, delantero, portavoz y lo que haga falta en un Barcelona donde vuelve a echarse de menos el discurso. A las disculpas de los directivos y la poca autocrítica del entrenador en la sala de prensa, el futbolista puso orden tras el empate frente al Málaga.

“Somos el Barça y no nos podemos excusar en ausencias. Tenemos jugadores que valen mucho dinero y un presupuesto que es una barbaridad si lo comparamos con el del Málaga”, soltó Piqué la noche del sábado… Y el domingo sus palabras seguían retumbando.

Retumban dando a entender que Piqué se ha convertido en la imagen del Barcelona, en su palabra y el gesto, el Guardiola que en época de Rosell ponía la voz que no se atrevían los directivos y con su claridad y lógica mantenía la firmeza en un club dependiente de su vestuario.

Personaje con las ideas muy claras, el central no se amilana ante la tormenta que pueda provocar su forma de actuar y tal como anunció su despedida de la selección sin aspavientos pero firmeza para después del Mundial de Rusia, no se corta a la hora de llevar la contraria al discurso oficial del propio club. No, un empate frente al Málaga no tiene excusa posible.

Piqué puso el sábado la voz a la alerta que muchos observan alrededor de un Barça que después de invertir 130 millones de euros en fichajes sobrevive anclado en la presencia de Leo Messi que devora cualquier discusión técnica.

Los tres tropiezos del Barcelona en el Camp Nou han coincidido en una circunstancia: frente al Málaga no jugó Messi, contra el Atlético se marchó lesionado a los 59 minutos, igualando después el equipo colchonero, y ante el Alavés (1-2) salió al terreno de juego a la hora de partido, con 1-1 en el marcador. No jugó completó ninguno.

Por más que Luis Enrique proclame que este es el mejor plantel que ha tenido a su mando, el principio y final se adivina a través de la Pulga y su ascendente adquiere tal consideración que nadie, o casi nadie, se atreve a poner en cuestión esa circunsancia.

Sí lo hizo Piqué. Y su aviso del sábado cerró una semana en la que fue protagonista ya con la firma de Rakuten en un acto que sirvió para que Bartomeu descubriera que había sido él uno de los responsables.

Y entre una cosa y otra, durante el partido frente al Málaga, se convirtió en el líder espiritual y futbolístico del equipo, empujándole como su mejor delantero en busca de una victoria que mereció pero no consiguió el campeón.

“Gerard será en el Barcelona lo que él quiera ser” afirmó un día Guardiola, quien el viernes aún fue más claro: si se presentase a las elecciones para ser presidente “yo le votaría”.

De momento no hace falta pensar en votaciones presidenciales y sí es necesario centrar la atención en el terreno de juego. Compañero de fatigas desde edad cadete, Piqué es el primero que entiende, comparte y realza, la trascendencia infinita de Messi en el Barcelona. Pero con sus palabras se rebeló contra esa sensación de que Leo sea principio y final.

Probablemente Messi sea el jefe del Barça. Para muchos, cada vez más, eso es indiscutible. Pero para otros tantos, quizá aún más, Piqué es la voz que marca el camino. El mejor portavoz que podía encontrar el club desde la época de Pep Guardiola.