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Luis Milla, el primer canterano del Barcelona que se fugó al Real Madrid

BARCELONA -- Luis Milla fue después de Schuster y antes que Laudrup. En una época extraña por la circulación de futbolistas entre el Barcelona y el Real Madrid, el centrocampista se convirtió en el primer canterano azulgrana que, siendo mimado y estimado por la hinchada del club, decidió marcharse al ‘enemigo’, que entró de lleno en la polémica de su renovación y multiplicando por seis el salario que tenía en el Camp Nou se lo llevó al Bernabéu haciendo uso de su cláusula de rescisión.

Si en 2000 Florentino Pérez batió todos los récords poniendo sobre la mesa los 60 millones de euros que costaba la libertad de Luis Figo, diez años antes Ramón Mendoza fue el primero en usar ese método con Milla, a quien se llevó del Barça pagando los 2.1 millones que establecía en 1990 la cláusula de rescisión de aquel canterano cuya fuga tanto dolió al barcelonismo.

La situación explotó hace ahora 30 años, en diciembre de 1989 y meses después de que Miguel Santos, representante del jugador, empezase a negociar con el Barça su renovación y mejora de contrato, chocando frontalmente con la opinión de Johan Cruyff, quien en primera persona rechazó ceder a lo que consideró una demanda desmesurada y un chantaje inadmisible por muy buena consideración deportiva que tuviera, que la tenía, del futbolista.

Milla se catapultó en el verano de 1988 junto a Guillermo Amor como la primera gran apuesta de Johan procedente de la cantera del Barça. Mediocampista aragonés que se sumó al fútbol base azulgrana en edad cadete, llegó a debutar con el primer equipo en 1984 (debido a una huelga de futbolistas profesionales) y con la llegada de Cruyff al banquillo fue catapultado al primer plano, convirtiéndose en el primer ‘4’ del proyecto.

Un año y medio después, sin embargo, su papel en el Barça se arrugó hasta acabar rompiéndose. Y al acabar la temporada 1989-90 se confirmó el divorcio esperado, marchándose al Real Madrid y personalizando la primera, y más dolorosa, fuga de la cantera barcelonista.

Presente en 43 de los 55 partidos oficiales del Barcelona en la temporada 1988-89, siendo el séptimo futbolista más utilizado y sorprendiendo a todo el mundo, al comienzo de la siguiente campaña el representante de Milla, cuyo contrato con el club acababa en junio de 1991, exigió una mejora salarial a la que Cruyff en primera persona se negó en redondo.

La directiva del Barça consiguió convencer al holandés para negociar un nuevo contrato por el que se aumentaba el sueldo del jugador hasta los 100 mil euros de la época por temporada pero a mediados de diciembre se descubrió que el Real Madrid había contactado con su agente, ofreciéndole un contrato por cinco temporadas a razón de 600 mil euros anuales, lo que provocó un auténtico terremoto en el Camp Nou.

“Quiero quedarme en el Barcelona, pero quiero que se me valore como merezco y si no es así, siempre me podría ir a otro sitio”, sorprendió Milla en una declaración pública que hizo temblar a todo el club... Y más cuando Cruyff, en primera persona, reaccionó de manera durísima. “Esta clase de presiones ni me preocupan ni servirán para hinchar la renovación puesto que sería lo peor que podríamos hacer porque sentaríamos un peligroso precedente”, respondió el entrenador holandés, sentenciando que el Barça no cedería a las amenazas del jugador.

Milla siguió jugando pero con la renovación parada mientras Guillermo Amor, el otro canterano apadrinado por Cruyff en su primera época, cerraba su continuidad con una declaración de intenciones que aún dejó en un lugar más incómodo a su compañero. “Para mí lo realmente importante es seguir en el Barça”, sentenció Amor, quedando el asunto de su colega en el aire durante los siguientes dos meses. Hasta que en febrero de 1990 la situación explotó.

Se conoció que los representantes de Milla habían roto las conversaciones con el Barça y habían aceptado las condiciones del Real Madrid, razón por la que el jugador, titular en 32 de los 38 primeros partidos de la temporada, desapareció del escenario abruptamente. De ahí al final de curso jugó con el Barça únicamente 3 de los 13 últimos partidos (solamente uno de titular) y quedó fuera de la convocatoria en los últimos seis, argumentando el entrenador que no era lógico contar con un jugador que ya había decidido marcharse.

El 25 de julio de 1990 se hizo oficial el trasvase ya conocido. Milla, a través de su representante, anunció que había remitido un escrito al Barcelona anunciando la rescisión de su contrato por medio del pago de la cláusula de rescisión, establecida en 2,1 millones de euros que cuatro días después hizo efectiva el propio Real Madrid tras negociar los dos clubs los pactos definitivos.

“No queríamos que se marchase, pero no lo podemos impedir. Le deseo lo mejor... y todos los fracasos deportivos posibles”, relató el entonces vicepresidente del Barcelona Joan Gaspart mientras el jugador se proclamaba “satisfecho” por el final del culebrón. “Me voy al Real Madrid por culpa de Johan Cruyff”, disparó en su despedida Milla mientras, al día siguiente y desde Tokio, el holandés sentenciaba que el final del tema no le preocupaba en absoluto. “Lo que está claro es que sin él tenemos un problema menos. No le guardo ningún rencor, pero, desde luego, yo no habría pagado ese dinero por su fichaje”, sentenció el entrenador, acabando un tema que significó, de hecho, el inicio de su jefatura absoluta en la gestión de la plantilla azulgrana.