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El Barcelona espera urgido el despertar de Messi

BARCELONA -- “¿Otra vez te vas al gol, papá?” descubrió divertido LIonel Messi el 1 de diciembre de 2015, durante la Gala de la Liga, que le decía enojado su hijo Thiago cuando se marchaba de casa. El gol y Messi han formado en la última década una sociedad innegociable y todos los éxitos del Barcelona se explican en gran medida a través de la capacidad anotadora de su estrella... Y así se entiende que su falta de acierto lejos del Camp Nou lastre al colectivo en los últimos tiempos.

El Barça necesita los goles de su capitán este domingo en Sevilla como el comer. Si en su última visita liguera al Villamarín el Barça goleó al Betis por 1-4 y su exhibición personal (hat-trick incluido) mereció la ovación unánime de la hinchada verdiblanca, la prueba de este domingo se entiende fundamental en el futuro inmediato de un equipo del que se espera la respuesta tras la eliminación copera en San Mamés. Con Leo al frente.

Messi suma cuatro partidos sin marcar fuera de casa, 360 minutos, habiendo superado la peor racha del pasado curso (fueron tres) e igualando lo ocurrido en las temporadas 2017-18 (dos veces) y 2015-16. Desde que se convirtió en imprescindible para el Barça solamente en la campaña 2009-10 enlazó más partidos sin ver puerta como visitante, seis, en una racha de dos victorias y cuatro empates para el equipo que entonces dirigía Guardiola.

Los números del capitán ocupan, aunque no alcancen el nerviosismo alrededor del vestuario... Pero alteran al contemplar que esta sequía ha coincidido con el desplome azulgrana en el marcador: dos empates (Real Sociedad y Espanyol) y dos derrotas (estás seguidas en Valencia y Bilbao) muestran hasta qué punto llega en el Barça la dependencia de un ‘10’ que se mantiene desde hace más de una década como el argumento principal, más allá de entrenadores, de tácticas, dibujos y esquemas.

Que no anda Messi especialmente fino quedó de manifiesto en San Mamés. Y el argumento definitivo es que más allá del remate que le salvó Unai Simón en la eliminación copera se manifiesta en que acumula 21 remates sin marcar en la Liga y que no ha celebrado un gol de falta en sus últimos 13 lanzamientos.

Unos datos que no serían especialmente trascendentales en cualquier otro futbolista pero que, tratándose del astro argentino, dan a pensar. Ausente Luis Suárez hasta mayo, caído nuevamente Ousmane Dembélé y tan pendiente de la integración definitiva de Griezmann como del crecimiento supersónico de Ansu Fati, el capitán da la sensación de necesitar más que nunca del apoyo del grupo para sacar adelante una situación anómala en el Barça. Más si se tiene en cuenta que, tal como descubrió ESPN Digital, Leo lleva algunas semanas renqueante.

Y todo se une, en un cóctel explosivo, con la crisis desatada alrededor del Camp Nou a raíz de unas declaraciones de Abidal que motivaron la reacción airada de Messi, quien provoca auténticos terremotos y enciende alarmas de todo tipo cada vez que muestra en público su enfado.

Capitán y líder de un Barça atado a su papel providencial desde hace más de una década, Leo Messi, camino de los 33 años, deberá seguir tirando del carro. Sus goles y su magia se necesitarán, acaso más que nunca, en Sevilla.