Así ha evolucionado el equipo y su capitana, Vicky Losada, para ser uno de los mejores del momento
“Al día siguiente, en el aeropuerto de regreso a casa, las capitanas nos reunimos con el director técnico y le dijimos que haríamos todo lo que fuera necesario”.
¿Y qué se necesitaba?
Vicky Losada sonríe. “Entrenar más”, fue la respuesta de la capitana del FC Barcelona. “Entrenar más. Trabajar más. Tener una mentalidad más competitiva. Cuidarnos más entre nosotras. Ser más ambiciosas. Más… todo. Hasta el punto en el que, no sé si ‘obsesión’ es la palabra apropiada, pero sí al punto en el cual sabemos que tenemos que vivir todo esto, vivir por ello. Le dijimos que queríamos hacer todo lo requerido para llegar a ese nivel. Hemos trabajado tan duro. Estoy en el vestuario y puedo verlo en las chicas; actualmente, la mentalidad es salir a ganar. Estamos listas”.
Y también inquietas. Esa conversación tuvo lugar en Budapest, Hungría, en la mañana siguiente a la derrota del Barcelona en la final de la edición 2019 de Champions League, a manos del Olympique de Lyon, cinco veces ganadoras de la mayor competición de clubes de Europa.
Dos años después, Losada y sus compañeras se encuentran en Hjorring, Dinamarca. Es la noche previa a la vuelta de octavos de final entre Barcelona y Fortuna. A partir de ese momento, ella retrocede para volver a mirar el desarrollo del equipo para luego adelantar con miras a lo sucedido después, desde la tarde siguiente, cuando alcanzaron la victoria 5-0 que abultó el marcador global hasta llegar a 9-0, llevándolas a disputar su cruce de cuartos de final contra el Manchester City. Lo que se produjo después del triunfo 8-2 sobre el PSV Eindhoven en la ronda anterior. Actualmente son líderes de la liga femenina española, conocida como Primera Iberdrola, tras imponerse en la totalidad de sus dieciocho partidos. Han marcado 90 goles y tolerado tres en contra.
Sí, leyeron bien.
Sin embargo, aún les queda poco en el camino por recorrer, y alcanzar ese objetivo que tanto les obsesiona. Nadie lo sabe mejor que Losada. No sólo es el hecho de que es capitana del club, de haber debutado hace 15 años, o que se encuentra en su cuarta estadía con el Barcelona en un total de trece temporadas. Se trata de que ella ha visto una transformación que aún no se ha completado, pero que actualmente se encuentra más cerca que nunca. Tal vez lo puede palpitar mejor que nadie, porque ha dejado el equipo en tres ocasiones (con rumbo al Espanyol, Nueva York y Arsenal) y en sus tres regresos, las ausencias le han aportado una perspectiva única para entender dónde se encuentran y de dónde vienen. También puede ver, mejor que nadie, hacia dónde se dirigen.
“El fútbol femenino ha crecido y encontrado un sitio dentro de la sociedad, en los medios; lo que significa que ya no dará marcha atrás”, afirma. “No me arrepiento de nada, porque todas mis experiencias me han convertido en lo que soy, pero si sólo hubiera tenido las oportunidades que disfrutan las chicas por estos días. Cuando empecé, ni siquiera soñaba con jugar en Champions League. De hecho, ni siquiera soñaba con hacerme futbolista [profesional]. No tenía nadie a quién admirar, nadie a quién seguir”.
Ahora sí existen.
Han pasado cincuenta años desde que el plantel femenino del Barcelona jugó su primer partido. Imaculada Cabecerán había convencido al entonces presidente del club Agustí Montal para poner en marcha la creación de un equipo de damas. Sin embargo, no se les puso el nombre de FC Barcelona: no formaban parte del club de manera oficial y sólo vestían los colores del Barça en sus medias. La camiseta era blanca y los pantalones cortos, azules. A pesar de ello, jugaron en el Camp Nou para imponerse a la UE Centelles en tanda de penales en el día de Navidad de 1970. Al año siguiente, fueron constituidas como peña barcelonista y sólo llegaron a formar parte oficial de la institución blaugrana cuando el balompié femenino se incorporó a la Real Federación Española de Fútbol en 1980. El plantel oficializó su condición de profesional en 2015.
Ahora denominado Club Femení Barcelona, el equipo alzó su primera Copa de la Reina (equivalente de la Copa del Rey de hombres) en 1994. Han ganado cinco títulos de liga. Losada ha formado parte de todos esos triunfos. También estuvo presente cuando el equipo se restructuró bajo el mando del entonces DT Xavi Llorens. Este fue el punto de origen de la nómina actual. “Una figura clave”, expresa Losada. “Entrenó a Messi cuando éste tenía 10 años, conoce el club, cómo funciona y ha vivido todos esos cambios. Es uno de los pioneros”. “Debuté en 2006 y no éramos profesionales”, prosigue. “No nos conocía nadie, jugábamos la mitad de los partidos que ahora, entrenábamos por las noches, utilizábamos equipaciones antiguas. Algunas jugadoras recibían algo de dinero, pero no lo suficiente para vivir, y a nivel estructural [el plantel] era una operación 100%... eh…” Hizo una pausa. ¿Amateur? “No éramos profesionales en ningún sentido”, responde. “Ninguno”.
“Cuando fui a Estados Unidos [Losada militó con el ahora desaparecido New York Flash por una temporada en 2014], había jugado durante seis o siete años en España. Había ganado la liga en cuatro torneos consecutivos con el Barcelona y fui capitana con 22 años, pero me fui porque no era profesional; no me podía ganar la vida gracias al fútbol. Vi que allí las cosas podían ser diferentes”.
“En los Estados Unidos, la gente [las mujeres] se ganan la vida con el fútbol, se dedican a ello por completo. Los estadios se llenan, es más un espectáculo, existe mayor compromiso con el deporte a nivel cultural. Tenían patrocinadores, mercadeo, promoción, sin la mínima sugestión de que el fútbol es cosa sólo de hombres. Se percibe como algo totalmente normal, porque culturalmente hablando, las chicas eligen el fútbol como primer deporte desde muy jóvenes”.
“Se trata de un tema de educación, y el deporte es una buena forma de cambiar paradigmas. Es ahora cuando comenzamos a ver cosas que veía en Estados Unidos y aquí eran impensables. Es algo cultural, educativo, es cuestión del país… Allá vi que las cosas se pueden cambiar, vi cómo niños son educados como iguales. Creo que es cuestión de aprender y en España, poco a poco, eso está cambiando, aunque lamentablemente, nuestra historia es muy diferente y aún falta mucho trabajo por hacer”.
Existe un componente económico, una realidad financiera impulsada por las pasiones que genera el deporte, su popularidad y el interés por parte de empresas y medios de comunicación. En España, apenas comienzan a verse ciertos destellos de la forma como se vende el fútbol en Norteamérica, en una aparente muestra de evolución. “Puedes ver cómo se promocionan las empresas, el cambio en temas de mercadeo, tecnología, redes sociales”, expresa Losada. “Puedes ver cómo las empresas comienzan a buscar modelos a emular en el fútbol femenino de aquí: iconos, mujeres luchadoras, capaces de promocionarles. Esa idea se ha hecho atractiva”.
“Cuando volví de Estados Unidos, el Barcelona acababa de hacerse profesional […]”, prosigue Losada, “[…]y dejamos de ganar”.
Se detiene, hace una mueca y comienza a reír. “Lo que suena un poco contradictorio”, afirma con una sonrisa. “Pero fue un cambio importante. Poco a poco, el equipo adoptó los hábitos de una plantilla profesional, rutinas a las cuales realmente no estábamos acostumbradas. También comenzamos a fichar muchas jugadoras, y eso nos llevó a pasar por un periodo en el que realmente no sabíamos hacia dónde nos dirigíamos, o qué intentábamos hacer: muchos fichajes nuevos, cinco o seis por año, con un estilo que se hacía difícil para algunas de ellas”. “Y fue allí cuando el Atlético de Madrid comenzó a surgir como un plantel realmente fuerte”, agrega Losada.
El fútbol femenino en España pasaba por distintas fases, periodos de dominio por parte de diferentes clubes, a medida que cambiaban los niveles de inversión y desarrollo. El circuito femenil comenzó su andadura en 1988 y el título recayó en ese primer plantel barcelonista, aunque oficialmente seguía siendo no más que una peña de hinchas. Desde entonces, el equipo ha pasado por tres procesos de restructuración, específicamente en 1996, 2001 y 2011; dando otro gran salto en septiembre de 2020, cuando el Ministerio de Cultura y Deporte español declaró su intención de formalizar el estatus del fútbol femenino como competición profesional. Para ese entonces, ya la mayoría de los clubes lo eran, incluyendo al Barça.
Barcelona y Atlético han dominado la última década, ganando entre ambos ocho de los últimos nueve títulos de liga. El Barça alzó cuatro campeonatos consecutivos entre 2011 y 2015; sin embargo, justo en el momento en el que oficialmente se hicieron profesionales auspiciadas por la fabricante de herramientas Stanley gracias a un contrato firmado en 2014, el Atleti despegó, llevándose los títulos en 2017, 2018 y 2019, lo que motivó el surgimiento de una rivalidad entre ambos planteles. “Se convirtieron en este rival al que no podíamos vencer; consiguieron un estilo que contrarrestaba al nuestro, tenían jugadoras de muy alto nivel, y se convirtió en una suerte de Clásico”.
Por otro lado, el enfrentamiento entre los planteles femeninos del Real Madrid y Barcelona no es un derbi en absoluto.
“Existe un intento de compararlo con el deporte masculino, de vincularlo”, afirma Losada. “Pero no puedes llamarlo Clásico cuando solo se ha jugado un par de veces. Pero es un nombre atractivo, el Madrid no va a desaparecer y con el tiempo, podría convertirse en un Clásico, poco a poco. Están en su primer año y eso es difícil. A mi criterio no es un Clásico, pero a nivel mediático ayuda que, finalmente, juegan en nuestra liga. Quienes no siguen el fútbol femenino podrían creer que es un Clásico; quienes sí lo hacen, saben que no lo es. Tienen aún mucho trabajo por delante; no van a convertirse en equipo histórico de la noche a la mañana, sólo porque el plantel masculino lo sea”.
“Clubes tales como Espanyol y Rayo Vallecano son históricos, campeones de liga y copa, y son equipos de tabla baja. Mismo caso de clubes como el Doncaster [de Inglaterra], que son históricos. Y tenemos que apreciar a esos equipos con una trayectoria a cuestas, que han trabajado sumamente duro. Pero llegas a un punto en el cual las finanzas juegan un rol decisivo en todo y, lamentablemente, algunos de los equipos más pequeños, que no cuentan con la misma fortaleza económica… algunos no pueden darse el lujo de pagar jugadoras, y ahora menos después del COVID”.
“Tuvimos suerte al no vernos obligadas a asumir recortes salariales. El primer equipo [masculino] sí, y el Barcelona B, pero nosotras no. Aunque es cierto que nuestros sueldos ni siquiera se acercan a los de ellos”.
Eso es totalmente cierto. La jugadora mejor pagada de la plantilla del Barça femenino, la artillera holandesa Lieke Martens (ganadora del premio The Best en 2017) ganaría una cifra cercana a los €200.000 por año, según informes periodísticos. Messi gana más que eso en un solo día. Cifras que se remontan a finales de 2019 muestran que el presupuesto del plantel femenil del Barcelona totalizaba €3.5 millones, menos de lo que devengabas el central Jeison Murillo. Apenas jugó dos partidos vistiendo la camiseta culé.
A pesar de lo anterior, los salarios de la plantilla del Barça son decentes dentro del contexto del fútbol femenino: Barcelona, Madrid y Levante son casos aparte: el sindicato de futbolistas reveló que el salario promedio de las jugadoras del resto de clubes de Primera Iberdrola era de €17.000 anuales, 60 de los 248 salarios eran inferiores a €1.000 por mes.
“Tenemos salarios con los que podemos vivir, no sólo sobrevivir”, explica Losada. “Pero la mitad de los planteles de nuestra liga, muchas chicas que juegan, apenas sobreviven con lo que ganan. Algunas también tienen otros empleos, esa es la realidad. El Barcelona es la
El Barcelona
“El estilo del club es sagrado”.
“Todas hemos crecido con el pasar de los años, incluyéndome. Todas hemos mejorado física y tácticamente, pero esa idea siempre estará detrás. Fichas jugadoras como Lieke [Martens], Asisat [Oshoala], Caroline [Hansen] que te aportan un elemento extra, pero se conectan con esa idea, dan continuidad al estilo. Cada año, disminuyen los fichajes con respecto al anterior, máximo tres o cuatro. Eso nos da estabilidad. Nuestro fútbol se mantiene”.
Incluso cuando el club se tambalea en lo institucional. “Evidentemente, dentro de un club tan grande como el Barcelona, cuando el plantel masculino lo pasa tan mal porque todo el dinero ingresa por esa vía, no es bueno para nosotras”, expresa Losada. “Y miren, la mayoría tiene su mirada puesta en el equipo de hombres, por todo el dinero que mueve; sin embargo, nosotras nos hemos hecho de un lugar en la sociedad, que implica que debemos seguir siendo apoyadas. Forma parte de todo ello. El club se encontraba muy fracturado [en lo institucional], no había felicidad, pero el
Y sigue ganando.
Después del título de la pasada temporada de Primera Iberdrola, conferido luego que la pandemia obligara a finalizar la campaña de forma prematura, el Barcelona vuelve a ser líder. Siguen indetenibles, algo que probablemente no sea bueno, según confiesa la propia Losada, a la hora de pensar en su obsesión: la Champions. Hace dos años, las culés cayeron 4-1 en su primera final contra el Lyon, en la que sellaron su derrota en cuestión de media hora de juego. Fueron sobrepasadas en todos los aspectos, según lo admitió el técnico Lluis Cortés. El dominio ejercido por el Lyon ha sido tan grande que por un tiempo se mantuvo la percepción de que la simple clasificación a la final ya era un éxito. Como si “en una final contra el Olympique no tuvieras nada que perder”, en palabras de Losada.
Sin embargo, a la mañana siguiente se produjo la reunión en el aeropuerto, de la que surgió esa promesa. Un juramento de dar un paso más en un largo trayecto. “Es un proceso, cuestión de tiempo”, explica Losada. Buenas condiciones, óptimas instalaciones, entrenamiento totalmente profesional, recursos económicos. Al principio, el Lyon se adelantó al resto con creces en dichos aspectos, pero la brecha se ha recortado. Entre otras razones, porque en el Barcelona están sumamente empeñadas en dar ese salto: el Lyon les dio un objetivo, un nivel para aspirar, alguien a quién disparar. Esa derrota se convirtió en determinación, impulsando a esta plantilla del Barcelona hasta llegar a donde actualmente se encuentran.
“Si en aquel primer año éramos unas novatas, ahora sentimos que no lo somos. Hemos trabajado por muchos años por este fin: contamos con el talento, y hemos mejorado táctica y físicamente. Quizás esta temporada de liga no nos ha ayudado mucho, el nivel ha bajado un poco y eso podría restarnos algo, pero trabajamos para estar al máximo nivel en Champions League. Ya no basta jugar la final, y eso se nota en la mentalidad de las chicas; por eso el equipo está donde está. La Champions es muy dura, pero estamos listas”.
Deberán enfrentarse al City en cuartos de final. Posteriormente, se encontrarán con algunos rostros familiares y a la vez poderosos. El Bayern Múnich jugará contra Rosenburg. El PSG, semifinalistas de la edición anterior, se verá las caras con Lyon o Sparta Praga. Y el Chelsea jugará contra el Wolfsburgo, finalistas en cinco de las últimas ocho temporadas, aparte de ser el mismo plantel que superó al Barcelona 1-0 en la semifinal del año pasado, a pesar del dominio mostrado por Losada y sus compañeras. El Lyon, el club más acaudalado y poderoso, sigue siendo gran favorito. A pesar de ello, Losada insiste: “Cuentan con grandes jugadoras, con la experiencia de múltiples finales. Pero los equipos siguen acercándose”.
Sería algo inmenso. El punto culminante de un recorrido… y también un inicio. Especialmente para Losada: “En estos últimos dos años, sufrí una lesión que realmente me afectó en lo emocional. Me lesioné, volví a jugar, me lesioné otra vez y no me sentía bien. Pero actualmente me encuentro llena de energía, con tanto entusiasmo por jugar. Treinta son los nuevos veinte. Parece que la gente quiere retirarme, pero me encuentro en uno de los mejores momentos de mi carrera, y ahora veo el fútbol de forma distinta. Con toda certeza, seguiré en el fútbol. Tengo una escuela de fútbol. Y me encantaría seguir vinculada con el fútbol femenino: las que estamos aquí, que hemos pasado por todo esto, tenemos que ayudar a construir el futuro para las chicas. Pero primero, quiero seguir jugando mientras mi cuerpo me lo permita”.
“El otro día, cumplí treinta años”, cuenta Losada, con una sonrisa. “Debuté a los quince años. Comencé a jugar a los siete. He pasado la mitad de mi vida jugando al más alto nivel y más de la mitad con un balón a mis pies. Sonará como un cliché, pero el fútbol es mi vida. Nadie me ha servido nada en bandeja de plata, desde que era una niña. Todo lo que sé, todo lo que he aprendido, viene del fútbol”.