En un Barcelona decadente se cuentan con los dedos de una mano —y sobran— los futbolistas que medianamente mantienen un nivel aceptable y su presencia en el campo es indiscutible.
Uno de ellos no es Frenkie de Jong. Si bien tiene la condición de ‘intocable’, pues para Ronald Koeman era poco menos que una deidad, y Xavi le ha mantenido dicha condición, el holandés está lejos de rendir lo que todavía se espera de él.
Comparado con aquella versión del Ajax de un futbolista versátil que pisaba ambas áreas, que gestaba los avances del equipo y que en todo momento quería la pelota, el de hoy es un auténtico fantasma.
Su presencia en la cancha en los últimos meses resulta mera anécdota, pues no ejerce de líder, no es un complemento de Sergio Busquets, y ya no digamos que es capaz de aportar creatividad o desequilibrio.
Sin embargo, a De Jong no se le toca. Ya el propio Xavi justificó que el pobre nivel del mediocampista se debe a que no ha tenido descanso, pues juega siempre todos los partidos, pero de forma paradójica lo ha mantenido entre los que inician sí o sí.
Su calidad no puede ponerse en entredicho de ninguna manera; desde luego que por lo mostrado en el Ajax todo apuntaba a que, por talento y condiciones, embonaría perfecto en el conjunto azulgrana, pero tres años después la realidad indica otra cosa.
Ha tenido buenos pasajes —no está temporada— claro está, pero De Jong no ha entendido o no ha podido asumir la responsabilidad de ser un futbolista que marque diferencias, que junto con Busquets mueva los hilos del equipo, ser un hombre en el campo al que sus compañeros volteen a ver y sientan la seguridad de que las cosas van a estar bien. Nada de eso.
Para eso le ficharon, para ser referente y no comparsa o eterno aprendiz de Sergio. El nivel que hoy refleja Frenkie es tristísimo y no llega un toque de atención, pues se opta por justificarlo, por mimarlo, con todo y que probado está que eso no ha dado resultado.
Ya hace algunas semanas se generó un debate en redes sociales cuando se rumoró que el club estaría dispuesto a escuchar ofertas por De Jong en el mercado de invierno, a sabiendas de que conserva muy buen cartel y varios ‘peces gordos’ estarían interesados en ficharlo; sin embargo, se sabe que el Barça no tiene intenciones de negociarlo.
Decir que por menos, por mucho menos, pues ya son tres años desde su fichaje en enero de 2019, varios jugadores han salido del equipo con más pena que gloria, y algunos de ellos canteranos que ni cerca recibieron la mitad de oportunidades que ha tenido el holandés.
Hoy que los Gavi, Nico y compañía se abren paso con buenas actuaciones, y que algunos otros como Riqui Puig siguen en compás de espera para que por fin apuesten por él, queda claro que si De Jong no da un golpe de autoridad, muestra mayor carácter, compromiso y sobre todo asume el rol que se le encomienda, no es descabellada la idea de negociarlo en medio de la peor crisis económica de la historia para el club.
Cierto que mantiene la etiqueta de ‘intocable’, pero en estos días cada que se le ve jugar con la camiseta azulgrana sencillamente es uno más, un futbolista del montón.