BARCELONA -- Ferran Torres no colmará los deseos de Xavi Hernández pero su inminente llegada al Barcelona durante este mercado de invierno, si el club azulgrana consigue adecuarse al fair play financiero exigido por LaLiga, significará un indiscutible refuerzo para contemplar con mejores ojos la segunda mitad de la temporada.
Sin tener nada que ver en cuanto a su juego, Ferran Torres vendría a ser para este Barça lo que en su día, enero de 2004, significó Edgar Davids para el equipo que entonces dirigía Frank Rijkaard. El holandés fue un refuerzo monumental en aquella temporada 2003-04 que sembró las bases de un equipo que en las siguientes dos campañas (aun sin él ya en el club) dominó con solvencia en el futbol español y continental, y es hoy visto el joven delantero español, este sí con proyección de futuro, como la primera pieza de un nuevo Barça.
Futbolista que se desenvuelve principalmente por la banda derecha del ataque, su papel en el Manchester City quedó eclipsado por la presencia de Riyad Mahrez y en cuanto supo del interés azulgrana se marcó como objetivo regresar a España, encontrando tanto la comprensión de Pep Guardiola como la seguridad de que en el Camp Nou podría recuperar el protagonismo que tuvo en el Valencia y mantiene en la selección española.
Con Ferran Torres, la esperada recuperación de Ansu Fati y la permanencia, al menos hasta junio, de Ousmane Dembélé, el Barça se aseguraría una tripleta ofensiva de primer nivel, manteniendo en la recámara a los catapultados Abde y Jutglà, al margen de conocer si alcanzará también para incorporar a Edinson Cavani, goleador contrastado sin apenas espacio en el Manchester United y visto como solución de presente... No de un futuro que en el club se escribe con H de Haaland, la obsesión absoluta de Joan Laporta.
DEBERES
El fichaje de Ferran Torres, acordado por 65 millones de euros sumando fijo y variables, no será efectivo, sin embargo, hasta que el Barça consiga hacer hueco en la masa salarial de la plantilla, cuyo tope está establecido esta temporada en 97 millones de euros y que apenas se aligerará, de momento, con la retirada de Sergio Agüero.
"Hay muchos deberes por hacer... Pero lo primero es hacer 'fair play', se necesitan salidas antes de que entren. Tenemos muy claro los jugadores que queremos, pero antes tenemos que cumplir con el fair-play financiero”, advirtió el martes Mateu Alemany, director de futbol del club azulgrana y que sentenció sin ambages la necesidad de acelerar las conversaciones con los jugadores que no entran en el proyecto de futuro liderado por Xavi Hernández.
En este aspecto está convenida en el seno del club la salida de Yusuf Demir, una pieza menor en cuanto a efectos financieros y que tiene en Philippe Coutinho el nombre principal, intentando el Barça convencerle de la necesidad de abandonar el Camp Nou en enero en lo que sería un logro trascendente para acomodar a los futbolistas que quiere tener a sus órdenes el entrenador.