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Futbol mexicano, una telenovela mal hecha que nadie se atreve a mejorar

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Este es el panorama de los jugadores mexicanos tras el sorteo de la Europa League (2:04)

Alex Pareja analiza cómo quedaron conformados los grupos del PSV de Erick Gutiérrez, el Real Betis de Andrés Guardado, el Feyenoord de Santiago Giménez y el SC Braga de Diego Lainez. (2:04)

El futbol mexicano tocó fondo el 30 de noviembre de 2022. El fracaso en la Copa del Mundo se sumó a otros de la misma o mayor gravedad: no clasificar en categorías varonil ni femenil a los Juegos Olímpicos de París 2024 y tampoco al Mundial Sub 20.

El golpe de realidad fue contundente y parecía —solo parecía— que por fin resultaba obligado un cambio y enterrar viejas fórmulas que solo han arrojado decepciones y un estancamiento del deporte más querido y practicado en el país.

Sin embargo, fue mucho pedir y se pecó de inocencia. De entrada, el presidente de la Federación Mexicana de Futbol, Yon de Luisa, pidió ¡60 días! para analizar qué sucedió, empezar la famosa “reingeniería” que siempre se anuncia tras un sonoro fracaso, y buscar al entrenador que será el sustituto de Gerardo Martino.

En las últimas horas ha empezado a destaparse en qué consiste el nuevo ‘plan’ de los directivos del balompié nacional, y aunque no debería sorprender, es ‘admirable’ la capacidad que tienen para tomar las peores decisiones posibles.

¿QUÉ MÉRITOS TIENE?

Rodrigo Ares de Parga, un economista que en 2016 apareció en la escena futbolística por su llegada a la presidencia de los Pumas, ya ejerce funciones en la Selección Nacional y tiene la tarea de platicar con los candidatos para ocupar el cargo de técnico Tricolor.

El nada célebre personaje tuvo un paso por demás desafortunado en el Club Universidad, en donde prometió “revivir” a la cantera prácticamente de la noche a la mañana, cosa que evidentemente no sucedió, más allá de que se invirtió dinero en instalaciones.

Eso sí, saneó las finanzas —el equipo aumentó de nueve a 17 sus patrocinadores—, pero para ello desmanteló al plantel que acababa de ser subcampeón, con lo que en el siguiente torneo llegó a ocupar el vergonzoso lugar 18 de la tabla general.

Vendió “como casas” a Ismael Sosa, Matías Britos, Eduardo Herrera, Javier Cortés y Luis Fuentes, entre otros, además de que echó por la puerta de atrás a un símbolo del club, Darío Verón.

También se peleó con Nico Castillo, a quien “consentía de más”, hasta que discutieron tras la eliminación del equipo en una Liguilla y el futbolista chileno lo tachó de “loco”.

Con dinero en mano se comprometió a contratar a “jugadores de a de veras”, y entre su fichajes se cuentan Joffre Guerrón, que tenía seis meses inactivo; Mauro Formica, a quien calificó como “ un futbolista sensacional”; y el chileno Marcelo Díaz, ya en la parte final de su carrera.

Ese es Ares de Parga, un directivo afecto a las cámaras y al protagonismo, el mismo que públicamente le gritoneó a Leandro Augusto y a otros de sus sobordinados en aquel entonces en los Pumas, y el que protagonizó un escándalo en un club de golf. Ni más ni menos.

¿Qué sabe de futbol, qué dejó de herencia en el Club Universidad luego de tres años, o qué ha hecho para levantar al Querétaro? Nada, nada y nada.

Claramente es un personaje impuesto (Caliente) y su llegada a Selecciones Nacionales provocó que Jesús Martínez, cabeza del Grupo Pachuca, se hiciera a un lado de participar en la elección del nuevo entrenador del Tri.

Ares de Parga es la ratificación de que el futbol mexicano continuará por el camino de priorizar lo económico sobre lo deportivo. No hay novedad alguna ni fracaso que la provoque.

LO INAUDITO

De acuerdo con versiones del periodista de esta cadena, David Faitelson, los directivos de los Tuzos ya habían platicado con Marcelo Bielsa para que asumiera las riendas de la Selección Nacional y el argentino estaba dispuesto a negociar; sin embargo, otra vez los intereses que nada tienen que ver con lo deportivo se impusieron y entre Guillermo Almada o Miguel Herrera saldrá el sustituto del ‘Tata’.

Así se las gastan los hombres que dirigen los destinos del balompié azteca, y así les va.

De entrada resulta inaudito que el ‘Piojo’ sea candidato y finalista para regresar al mando del Tricolor. ¿Ya se les olvidó por qué lo corrieron?, ¿no se enteraron de que en el América también agredió, esta vez a un integrante de un cuerpo técnico?, ¿les pasó de noche su fracaso con los multimillonarios Tigres y sus desafortunadas declaraciones que orillaron a que lo despidieran?

¿En qué cabeza Miguel Herrera es de nueva cuenta opción para regresar a la dirección técnica del equipo más importante del país, en qué cabeza?

Almada sería una buena elección, pues más allá de que su sueño sea dirigir a Uruguay, su país, no le es indiferente la posibilidad de asumir las riendas del Tri, y habría que verlo con un reto mayúsculo que nada tiene que ver con Santos o Pachuca.

Se trata de un tipo que trabaja, que es frontal, explosivo, que permite pocas o nulas intromisiones de los dirigentes, que pone mano dura en cuanto a la disciplina, y sobre todo que ya conoce el balompié de casa, y sus equipos han desplegado un juego agradable que atiende a las formas y no solo a ganar a costa de lo que sea.

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Además de las nuevas filtraciones que seguirán ocurriendo de aquí al próximo lunes que se cumple el plazo establecido de 60 días para anunciar el proyecto de las Selecciones Mexicanas rumbo a los próximos años, hay sobre la mesa otras medidas urgentes que en lo absoluto han sido atendidas.

La reducción de extranjeros en la Liga MX, ¿qué tipo de preparación habrá más allá de los partidos moleros que por contrato disputará el Tri en Estados Unidos al no tener eliminatoria rumbo al 2026?, ¿cuándo se fomentará la verdadera competencia en el torneo local y dejarán de clasificar a la Liguilla 12 de 18 clubes? y ¿cuándo volverá el ascenso y descenso?

Esos y muchos otros pendientes de importancia medular que, seguro, seguirán sin ser resueltos o se les darán “largas” una vez más.

Nada cambia en el futbol mexicano, nada provoca una verdadera reacción. Es una telenovela mal hecha que nadie se atreve a mejorar. Con el éxito económico basta, ¿para qué moverle?