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Alexis Vega, ¿más cerca del retiro que de la 13 para Chivas?

Considerado un jugador “distinto” y llamado a ser referente del Guadalajara y la Selección Mexicana, el delantero ha tenido una carrera marcada por el sobrepeso, descuido, indisciplina, vodka adulterado con tamarindo, pero, sobre todo, las lesiones.


LOS ÁNGELES -- Chivas pagó por Alexis Vega 5 millones de dólares. Tras loe Juegos Olímpicos de Tokio llegó a cotizarse en 15 millones de dólares. Hoy, ha salido del aparador, como un juguete roto. Sólo sobrevive, más por ocio que por certeza, en las ilusiones desesperadas del Guadalajara.

Vinieron pasajes de sobrepeso, de descuido, de indisciplina, de vodka adulterado con tamarindo, pero, sobre todo, lesiones.

Este fin de semana, Alexis Vega tuvo un nuevo reto, ante Pachuca, entrando de cambio por Yael Padilla, al minuto 60. Enjundia, sí. Precipitación, también. Y desesperación. Claro, ansiedad por retorcer su destino. Todo inútil.

Tiene 25 años. En dos meses exactamente, llegará a los 26. Desde el interior de Chivas se reporta el compromiso de ayudarlo. Acuden nodrizas mentales, físicas, nutricionales.

Agobiado por las críticas, Alexis Vega sube videos. Pedalea en la infinita e infinitesimal esclavitud de la bicicleta estática y simultáneamente levanta pesas. Suda, sufre, se ilusiona. Pero el domingo, cada domingo, todos los domingos, ya nada es igual.

Incluso desde el balcón de la Selección Mexicana se escucha una voz. Jaime Lozano lo recuerda como uno de sus jugadores clave para ese bronce en Tokio. Lo quiere de vuelta. Lo deja en claro, es un soldado extrañado y entrañado en su regimiento.

“Uno estará para él siempre que lo necesite, pero él también tiene que hacerse responsable y cuidarse más que todos”, fue el mensaje de Lozano hace un par de semanas.

Sí, se nota impaciencia en el mensaje de Lozano. Parece ser voz hasta de pastor de una –otra más--, oveja descarriada. A Alexis Vega lo han guiado sus instintos, un paraíso emboscado e ingobernable para cualquiera.

Pero, también, en torno a Chivas, hay una cofradía de dolor ya casi intolerante hacia el jugador. Especialmente desde la tribuna. Llegó de Toluca en 2019, y el Rebaño de la tribuna creyó haber encontrado al hombre decisivo en el ataque.

El rigor acosa y acusa a Alexis Vega. El equipo está urgido de su regreso; la Selección Mexicana lo mira de reojo, y la afición ha montado –figuradamente--, una hoguera gigantesca con sus camisetas.

Lo han cobijado Fernando Hierro y Veljko Paunovic. El aparato mediático de Chivas insiste en dejar constancia que la báscula y las fotografías son testimonio del esfuerzo del jugador. Pero, la kermés efusiva de sus defensores se hace añicos ante la realidad.

Las lesiones en meniscos y en la rodilla en el último año, han sido implacables. Su último acto memorable con la Selección Mexicana ocurrió en una labor desgastante de sabueso ante Argentina, y ante Arabia Saudita debió ser relevado por molestias. Ya el dictamen médico, le advertía sobre sus dolencias en la rodilla derecha.

En 2023, regresaron las molestias, las operaciones, las ausencias. Los mejores médicos han estado ahí. Algo que no se le puede recriminar al jugador es su devoción. Tardía tal vez, pero genuina.

Durante la reciente Copa Oro, hubo oportunidad de platicar con Rafael Márquez Lugo, delantero surgido en Pumas, y quien se retiró en Chivas, precisamente por una lesión implacable en la rodilla izquierda.

Sin ocultar emociones, en una empatía evidente, Márquez Lugo, hasta donde estaba enterado sobre los males de Alexis, aceptó sombríamente que sí, que es una sintomatología similar a la que sufrió él mismo antes de tomar la decisión de retirarse.

“Lamentablemente parece ser igual. Es una lástima, porque es muy joven y un gran futbolista, espero equivocarme”, charlaba en ese momento el exseleccionado mexicano antes de uno de los partidos del Tri en la Copa Oro.

Cuando en abril de 2015, el mismo Márquez Lugo hablaba de su retiro del futbol, exculpaba a los médicos, y atribuía su escenario fatalista a esos accidentes recurrentes en el futbol. Fue operado cinco veces por Rafael Ortega, considerado la eminencia de las cirugías de rodilla en México. Su reflexión fue simple: “El cuerpo ha dicho hasta aquí”.

Jugar 90 minutos, ya es una odisea, de dolor y riesgo, para Alexis Vega. Los cuerpos técnico y médico en Chivas guardan silencio y prudencia. No son partidarios de inyecciones recurrentes, ni las han recomendado al futbolista.

El delantero de Chivas ya había sido perseguido por la tragedia desde 2016, jugando en Toluca, tras una ruptura de ligamentos cruzados. Le siguieron desgarro de ligamentos y fragmentación de cartílagos en 2018. Recientemente debió recurrir además a microcirugías de meniscos, además del desgaste por esfuerzos físicos con sobrepeso.

¿Pudo haberlo rescatado el no acudir al Mundial de Qatar y dedicarse a su rehabilitación? Ningún médico puede garantizarlo.

El 8 de mayo, antes del partido ante Pumas, en el Estadio Akron, en una ceremonia pública, Ricardo Peláez, entonces director deportivo del Guadalajara, anunciaba la renovación de contrato de Alexis Vega, hasta diciembre de 2024.

A pesar de las advertencias médicas, el futbolista espera cumplir ese pacto. Su rodilla derecha, su sensibilidad inmediata a grandes esfuerzos, el efecto que ha tenido en su organismo y en su potencia física, parecen tener otro diagnóstico.

Por lo pronto, la lucha es diaria según reporta gente vinculada al Guadalajara. Una lucha en el gimnasio, en la enfermería y ante la mesa, además de que aseguran que se ha alejado del alcohol, pese a que hace unos días, subió fotografías acudiendo a un concierto de Myke Towers, y en marzo pasado en otro evento privado.

¿Hasta dónde está arrepentido? ¿Hasta dónde está comprometido? ¿Hasta dónde está resignado?