Te presentamos los detalles del duelo entre Monterrey y Tigres en el Gigante de Acero.
La edición 135 del clásico regiomontano entre Rayados y Tigres tuvo ingredientes extras a lo sucedido en el terreno de juego que acapararon la atención, entre los cuales destacaron la actitud de André-Pierre Gignac al salir de cambio y los reclamos de los felinos al árbitro César Arturo Ramos al final de encuentro.
Previo al arranque del partido, seguidores de ambos equipos se dieron cita en el Gigante de Acero y entre ellos estuvo Samuel Reyes, líder de los Libres y Lokos que ya había ingresado sin problema al BBVA.
Sin embargo, el barrista de Tigres fue detectado por los elementos de seguridad e interceptado, por lo que lo sacaron del inmueble y fue custodiado para que se retirara, por lo que fue guiado hasta una avenida en las afueras del estadio.
En el encuentro, se dio otro hecho polémico, luego que el silbante César Arturo Ramos detuvo el encuentro para analizar en el VAR una jugada donde se presumía había un penal a favor de Rayados, pero tras el análisis se determinó que no había mano dentro del área.
Las acciones del cotejo siguieron su curso y llamó la atención las malas condiciones del césped y prueba de ello es que incluso los mismos jugadores de Rayados acomodaban el pasto que se levantaba por las jugadas para tratar de dejarlo en condiciones aceptables.
A ello se sumó la actitud del delantero francés André-Pierre Gignac, quien salió del terreno de juego por decisión del técnico Robert Dante Siboldi, y cuando abandonaba la cancha le reclamó al timonel con evidente molestia.
De igual manera, destacó cuando el defensa de Tigres Juan Sánchez Purata quedó “noqueado” tras un potente disparo de Gerardo Arteaga, por lo cual se tuvo que detener el encuentro para que se recuperara el jugador.
El clásico regiomontano terminó “caliente” en virtud de que tras el silbatazo final, los jugadores de Tigres le reclamaron al árbitro César Arturo Ramos, quien terminó por expulsar a Javier Aquino y al técnico Robert Dante Siboldi.