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Las anécdotas de Chelís: ¿Cómo conocí al Sr. Carlos Hurtado?

El Sr Francisco Bernat me había nombrado técnico del primer equipo justo un día después de perder la final de Ascenso contra los Gallos Blancos de Querétaro dirigidos por Chava Reyes.

Todo se dio en el draft de primera y liga de ascenso.

Desde el principio, al Sr. Emilio Maurer no le gustó la idea, pero no pudo hacer nada ya que por su asesoría trajo al Sr Menotti para jugar la final frente a Querétaro y al perder esta serie en casa y en su terreno, no tenía argumentos ante el presidente.

Se armó el equipo con la valiosa ayuda de Luis Enrique Fernández. El equipo empezó empatando a 2 frente a Lobos, partido a puerta cerrada dados los problemas q se dieron en la final ante Querétaro. El segundo juego lo perdemos en Monterrey vs su equipo filial. Después vinieron en seguidilla de triunfos, siendo el primero contra Tampico en el Cuauhtémoc con gol del Pelón Arenas.

El Sr. Maurer se dio cuenta que este equipo tenía para hacer cosas importantes, pero no me tenía confianza y menos a mi cuerpo técnico con Geany Capitani como guía.

Él se comunicó con el Sr. Hurtado para que le sugiriera un técnico en mi remplazo, dadas las dudas que le ocasionaba mi accionar, dicha la verdad, totalmente diferente a lo que en su carrera de directivo estaba acostumbrado.

El Sr. Hurtado le dijo que no veía el porqué de mi salida, ya que el equipo estaba de líder y que en verdad no me conocía de nada.

Entonces Carlos sugiere una comida en México, en el hotel Inter Continental con el único fin de platicar conmigo y conocerme.

Yo no tenía idea de lo que se estaba cocinando y cuando Emilio me invita a esa comida, me dice que Carlos Hurtado me quería conocer. Tengo que reconocer que para mí fue una impresión muy grande, ya que el solo nombre del personaje me acarreaba una montaña de morbo por todo lo que se decía acerca de esta persona.

Llegó el día. Recuerdo al Sr. Maurer, a Luis Enrique y dos o tres personas amigas de Carlos, que con el tiempo se hicieron mis amigos. La comida giró en preguntas y preguntas de él hacia mí. La verdad contestaba de una manera natural, como periodística. Si llego a saber que de esa comida dependía mi futuro en el Puebla, otras palabras hubieran salido de mi boca, sumado al natural nerviosismo.

Al final, le caí muy bien. Después me enteré que le comento a Emilio que no había porqué cesarme de mi puesto y que mandaría a Puebla al Sr. Carlos Pintado, ex jugador del Cruz Azul, para checar por 30 días mis entrenamientos y mis juegos de local y visitante.

Al siguiente día, en una esquina de las gradas, siempre estaba un señor observando. Los días de viaje, en el aeropuerto y viajando por su cuenta, estaba el Sr. Pintado. En hoteles de concentración, estaba. Así sucedió durante un mes. Nunca se metió en mi trabajo, solo anotaba todo lo que veía.

Después de algún tiempo y contado por el mismo Pintado, me comentó cual fue su dictamen: era un equipo alegre, que jugaba y entrañaba con todo y que aparte ganaba juegos. No tenían por qué mover al técnico.

A partir de ese dictamen, casi todos los días hablaba por teléfono con Hurtado y entre mil temas, siempre logré sacarle una idea o un punto que ponía en práctica en el equipo.

De esa forma se dio mi presentación con Carlos Hurtado.