Aunque algunos pudieran justificar la cancelación de la entrega del Balón de Oro por motivo de la pandemia mundial, hay muchos otros, entre los que me incluyo, que rechaza absolutamente tal decisión
MÉXICO -- Aunque algunos pudieran justificar la cancelación de la entrega del Balón de Oro de este aciago 2020 por motivo de la pandemia mundial que seguimos padeciendo todos los habitantes de este planeta, hay muchos otros, entre los que me incluyo, que rechaza absolutamente tal decisión, tomada el 20 de julio pasado por los editores del Grupo L'Equipe, al que pertenece la revista France Football, organizador de éste icónico galardón desde 1956.
La justificación se apoya en la creencia de que “un año tan único no puede, y no debe, ser tratado como un año ordinario. En términos deportivos, sólo dos meses (enero y febrero), de los once generalmente requeridos para formarse una opinión y decidir entre los mejores, es demasiado poco para evaluar y juzgar”. Para quien escribe, sus argumentos son frágiles y carentes de verdad.
Pero comencemos. Es del todo cierto que este año no se nos va a olvidar jamás. La inmensa mayoría de nosotros, nunca habíamos padecido un problema de salud pública tan grande a escala mundial que afectara notablemente nuestro día a día como el que vivimos actualmente. Es innegable. Hemos experimentado una transformación tremenda en nuestras vidas que hoy me atrevo a afirmar que ya nada será igual. En este sentido, estoy de acuerdo con el muy prestigioso medio impreso galo de que este, no ha sido, ni es ni será, un año ordinario.
En lo que difiero de manera absoluta es que, de manera anticipada y alejada de una realidad que se negaron a apreciar, elaboraron su juicio de valor constriñéndose únicamente a los dos primeros meses del año para señalar que no hay manera de formarse una opinión del acontecer futbolístico mundial.
¿Cómo? ¿Sólo dos meses? ¿Acaso lo que vino después es sólo una ilusión, un espejismo o algo creado por nuestros obsesivos impulsos de imaginarnos partidos fantasmas producto del obligado confinamiento al que prudentemente nos hemos sometido?
Nada más falso que eso. Y hacemos un repaso: después de un extenuante, concienzudo y responsable trabajo de análisis entre las Autoridades Gubernamentales (apoyadas por expertos en salud pública), Federaciones Nacionales y Clubes de las distintas divisiones profesionales de numerosos países, decidieron continuar con sus respectivas competencias, lo que permitió la reanudación de la trunca temporada 2019-2020 en la Bundesliga alemana (16 de mayo); la Primeira Liga portuguesa (3 de junio); La Liga española (11 de junio); la Premier League inglesa (17 de junio) y la Serie A italiana (20 de junio).
Estamos hablando de 5 de las ligas europeas más importantes que, después de la suspensión decretada en cada una de ellas los primeros días de marzo, decidieron continuar con sus respectivas competencias hasta el final. Incluso, el máximo organismo rector del futbol europeo, la UEFA, a petición de muchos de sus miembros, reanudó igualmente sus dos grandes torneos continentales, aplicando criterios inéditos de clasificación y ejecutando sus partidos de rondas finales en únicamente dos naciones para reducir los riesgos de contagio, a fin de salvaguardar la salud de todos los involucrados.
Estos criterios, sin embargo, y lo recordamos puntualmente, no fueron compartidos por 2 países en particular: Francia y Holanda, quienes cancelaron definitivamente sus respectivas temporadas en la Ligue 1 y en la Eredivisie, declarándose campeón al Paris Saint Germain, por un lado, y dejando vacante el título del 2020 en el caso de los holandeses.
Resulta evidente, por tanto, que el criterio aplicado por quienes otorgan este reconocimiento anual desde hace más de medio siglo no fue el correcto y mucho menos justo. En términos reales, el parón se prolongó por espacio de sólo dos meses y cinco días en el caso del futbol alemán (los primeros en regresar a la competencia), y de 3 meses 11 días respecto al calcio italiano, que fue la última gran liga en volver.
Es decir, los señores de L'Equipe, y en particular Pascal Ferré, editor en jefe del semanario mencionado, se ofuscaron terriblemente ante la pandemia y se autoimpusieron una venda en los ojos para no ver lo que sucedió en las canchas europeas a partir de mayo y junio, y lo que iba a suceder hasta la culminación formal de la temporada 2019-2020 con la gran final de la Champions League entre el PSG y el FC Bayern München.
¿Dónde quedaron las grandes actuaciones, entre otros, de Ciro Immobile, Cristiano Ronaldo, Karim Benzema, Neymar Jr. y, sobre todo, de Robert Lewandowski que, para mí, es el más grande afectado por esta insensata decisión? Lo que hizo el polaco fue simplemente extraordinario, logrando actuaciones y cifras majestuosas que catapultaron al “Gigante de Baviera” a la obtención de su segundo triplete de la historia. Él es principal damnificado y a todas luces sería una injusticia no reconocerle en tiempo y forma si así lo decidiese eventualmente un jurado calificador.
Si el problema era que no se podía celebrar la ceremonia de entrega del precioso trofeo de manera presencial, no le veo ningún inconveniente a que este pueda ser entregado por ahora de manera virtual cuando estamos cada vez más acostumbrados a las redes y a las reuniones a distancia.
Si, por el contrario, el asunto era proteger los intereses de unos cuántos o simplemente les llegó el desgano o la indiferencia, entonces el Balón de Oro comienza a perder la honra y seriedad con la que fue creado, aunque hayan argüido hasta el cansancio que su decisión es “responsable y lógica” que permite preservar “la credibilidad y la legitimidad” del premio. Un total absurdo.