Cuando se enumeran a los cinco mejores futbolistas de todos los tiempos, hay cuatro nombres que figuran en todas las listas sin demasiado debate: Pelé, Diego Maradona, Johan Cruyff y Lionel Messi son fijos. El quinto lugar es disputado por Alfredo Di Stéfano, Franz Beckenbauer, Ferenc Puskas, quizás Cristiano Ronaldo.
De los cuatro indiscutidos, tres han jugado en el fútbol de los Estados Unidos. Su enorme poderío económico le ha permitido al país de América del Norte disfrutar aquello que ninguna otra nación pudo. Se dirá que todos llegaron en momentos avanzados de sus carreras y es cierto, pero no deja de ser un privilegio demasiado grande para un pueblo mucho menos futbolero que otros de Sudamérica y Europa.
Messi, como Pelé, Cruyff y Beckenbauer antes jugará un tiempo en un torneo menos exigente. Según el mismo lo afirmó, quiere disfrutar el fútbol "de otra manera", más allá de que quedó claro en la Copa del Mundo de Qatar 2022 que todavía es el mejor de todos. "Salir del foco" le permitirá vivir más tranquilo su pasión.
Pelé, solo la primera leyenda en las canchas de Estados Unidos
Quizás lo mismo pensó Pelé en 1975, cuando volvió del retiro para jugar en New York Cosmos, un club neoyorquino fundado solo cuatro años antes. De todos modos, su motivación era diferente, ya que tenía serios problemas económicos y por ese motivo decidió retornar a las canchas.
Tenía 35 años y su mejor nivel ya había quedado en el pasado. Por esos tiempos, la liga de EEUU era mucho menos competitiva que la actual y el deporte rey era un pasatiempo menor en ese país. Su llegada fue también una forma de impulsar el fútbol desde lo mediático. Tres años jugó en Cosmos el tricampeón mundial.
Justo cuando el exgoleador de Santos se fue, llegó a la North American Soccer League (NASL) el mejor futbolista europeo de todos los tiempos. Solo treinta años tenía Johan Cruyff en 1979, cuando Cosmos intentó contratarlo sin éxito, lo que sí consiguió Los Angeles Aztecs. El neerlandés brilló y fue elegido mejor jugador de la liga esa temproada. Al año siguiente, pasó a Washington Diplomats, donde también tuvo grandes actuaciones.
Otros dos integrantes del panteón de dios futbolísticos europeos también tuvieron su paso por Estados Unidos. Franz Beckenbauer jugó tres años en New York Cosmos, donde arribó con solo 32 años y ganó tres títulos consecutivos como gran figura. Por su parte, el portugués Eusebio, tuvo un largo derrotero: a los 33 años fichó por Boston Minutemen y también vistió las camisetas de Toronto Blizzard, Las Vegas Quicksilvers y New Jersey Americans.
¿Y Maradona? Es conocida la historia de enconos y desencuentros entre el Diez argentino y los Estados Unidos. Nunca estuvo cerca de jugar allí, aunque sí disputó su último partido con la camiseta de la Selección en ese suelo, en la Copa del Mundo 1994.
En definitiva, la llegada de Messi a Inter Miami no es una rareza para la historia del fútbol. Las leyendas tienen su paso asegurado por el norte de América.