El entrenador de la Selección de Bélgica, Roberto Martínez, dirigirá en Qatar 2022 su segunda Copa del Mundo consecutiva con un estilo consolidado y la madurez futbolística de una generación que fue semifinalista en Rusia 2018. Sus raíces pasan por la idea de Johan Cruyff, con mucha dinámica, además de poder de gol.
Lleva su firma. Cada vez funciona mejor. La selección perfecciona su mensaje, se divierte, elimina a Brasil, lidera el ranking FIFA por casi cuatro años, enorgullece a su país, crea tendencias tácticas y se suma a Qatar 2022 como favorita.
La teoría para esos reconocimientos le pertenece a Martínez, español de 47 años que en sus días como futbolista tuvo un buen paso por Wigan pero jamás brilló por encima de la media. Sí lo hizo como técnico. Se formó en la Premier League y en el club donde más lo valoraban, Wigan, y luego tuvo un paso por Everton. A partir de 2016 ganó credibilidad y respeto por un sistema disruptivo durante la hegemonía del 4-3-3. Desde la pizarra dispuso el 3-4-3 adaptable a las circunstancias de juego.
Considera que el fútbol le pertenece a los jugadores. "El técnico debería estar siempre en un segundo plano", le confió al diario El País. Parten de esa base y después ejecutan con más libertad sin traicionar el manual de dinámica e iniciativa.
Con la generación de Thibaut Courtois, Youri Tielemans, Kevin De Bruyne, Timothy Castagne, Eden Hazard y Romelu Lukaku dominó el escalafón FIFA por tres años y medio hasta el pasado marzo. Un premio sin corona por conseguir el mayor número de victorias con Bélgica. Su promedio roza el 80 por ciento de triunfos, algo más de 50 partidos.
En el fútbol inglés lo recuerdan por el título de FA Cup con Wigan ante Manchester City en 2013. En Everton es venerado por la campaña de 72 puntos que lo dejó quinto en 2014 con derecho a UEFA Europa League.
La denominada generación de oro belga maduró bajo su mando. Tiene un favoritismo que ratificar en el próximo Mundial. Martínez no defraudará.