Cuando en 1962 la Selección de Brasil, de la mano de Garrincha, venció 5-2 a Checoslovaquia en el estadio Nacional de Santiago de Chile y ganó su segunda Copa del Mundo consecutiva, nadie imaginó que lograr el bicampeonato se transformaría en una tarea imposible en el futuro. Pasaron ya 60 años y nadie pudo igualar la hazaña del equipo de Aymoré Moreira. En Qatar 2022, la Selección de Francia irá en busca de ese objetivo.
Salir campeón del mundo es muy difícil. Esto es una obviedad. Como también lo es que salir campeón del mundo dos veces seguidas ha sido algo casi utópico hasta para los más grandes seleccionados de los últimos tiempos. Mantener el nivel necesario para coronarse en el torneo más importante de todos le ha quitado el sueño a brasileños, alemanes, argentinos, españoles, italianos, ingleses y franceses. Todos han fallado. Ninguno logró lo que sólo pudieron hacer Italia en 1938 y el Scratch en 1962. Ante ese desafío se encuentra el seleccionado galo.
Uruguay fue el primer campeón en su propia casa pero no pudo defender la corona en 1934 en Italia. La Celeste no viajó a Europa como protesta por la ausencia de los italianos en la primera Copa y es aún hoy el único rey que no tuvo la oportunidad de mantener el trono. Aquella renuncia le abrió las puertas de la gloria a la Azzurra, ya que el único rival que podía pelearles el éxito ni siquiera jugó. Cuatro años después, la Nazionale repitió el título en Francia 1938. Al talento de Giuseppe Meazza se le sumaron jugadores de la talla de Silvio Piola y Gino Colaussi para lograr el primer bicampeonato de todos los tiempos. Vittorio Pozzo es hasta hoy el único técnico en lograr dos campeonatos consecutivos. Hacia ese legado mira Didier Deschamps.
Después de casi una década de guerra, la Selección de Italia ya no tenía la potencia de otros tiempos en 1950. Viajó a Brasil diezmada y en medio de una pena enorme, ya que solo un año antes nueve de sus mejores futbolistas murieron en la tragedia aérea de Torino. Quedó eliminada en primera fase tras caer ante Suecia y fue el primer campeón en despedirse sin pasar de ronda. Uruguay hizo historia y se consagró en el Maracaná.
Para Suiza 1954, la Celeste ya no tenía a Alcides Ghiggia, quien había emigrado a Italia, y Obdulio Varela estaba en los últimos años de su carrera. Sin embargo, tuvo una aceptable actuación, con triunfos sobre Checoslovaquia y Escocia en el grupo C y ante Inglaterra en cuartos de final. Solo perdió contra el mejor seleccionado de la época, Hungría, en semis. Alemania Federal fue el campeón tras dar el batacazo contra los magiares mágicos.
Fritz Walter y Helmut Rahn todavía eran las figuras y Sepp Herberger el entrenador en Suecia 1958. Allí, los campeones reinantes imitaron la campaña de Uruguay en 1954 y finalizaron en el cuarto puesto, tras caer contra Suecia en semis y ante Francia en el duelo por el bronce. Fue Brasil el campeón, con Pelé y Garrincha como jóvenes estrellas. En 1962 el Scratch repitió con otro técnico y sin Edson, pero con un Mané extraordinario. El último bicampeón de todos los tiempos.
Sólo había un favorito para la Copa del Mundo de 1966, más allá de las ambiciones del anfitrión Inglaterra. Brasil era el candidato de todos. A los ya experimentados Pelé y Garrincha se le sumaron cracks veinteañeros como Jairzinho y Tostão. Pero la Canarinha vivió una debacle sin precedentes. Perdió contra Hungría y Portugal y quedó eliminada en la primera ronda, en una de las peores actuaciones de un campeón en la historia. Lo aprovechó Inglaterra, que no sin polémica ganó su primer título en Wembley.
Lejos estuvo la Rubia Albión de repetir el éxito en México 1970. Aún con Alf Ramsey como DT y Bobby Moore, Bobby Charlton y Geoff Hurst en la cancha, no pudo superar a Alemania Federal en cuartos de final. Brasil se tomó revancha de lo sucedido cuatro años antes y se coronó de forma brillante. Para muchos, aquel fue el mejor campeón de todos los tiempos.
En 1974 aquel equipo inolvidable ya no era tal por una simple razón: la ausencia de Pelé. Entonces, su actuación no pasó de digna. Superó la primera fase con un pálido triunfo sobre Zambia y luego cayó sin atenuantes ante Países Bajos. Ni siquiera tuvo el consuelo del tercer puesto, ya que perdió ese duelo con Polonia. El campeón, tras vencer a la Naranja Mecánica de Johan Cruyff fue el local, Alemania Federal.
Ya sin Franz Beckenbauer pero con un joven Karl-Heinz Rummenigge afrontó la Nationalmannschaft el Mundial de Argentina 1978. Tras igualar contra Polonia en el partido inaugural, goleó 6-0 a México y empató con Túnez en uno de los resultados más recordados de aquella Copa. En la segunda fase le sacó un empate a Países Bajos, pero perdió con Austria y finalizó en el sexto lugar, lejos de Argentina, que logró su primera corona.
España 1982 fue el segundo Mundial en el que el campeón defensor debutó con una derrota. Tras la caída de Italia contra Suecia en 1950, Argentina se inscribió en esa indeseable lista. Perdió 1-0 contra Bélgica y, más allá de contar con la base del plantel que dio la vuelta olímpica en 1978 más Diego Maradona y Ramón Díaz, jamás pudo encontrar su mejor juego. Superó la primera fase, pero se despidió en la segunda ronda tras no dar la talla ante Brasil e Italia, luego el campeón.
Paolo Rossi todavía era la gran figura de la Azzurra en México 1986, aunque allí no fue capaz de imitar la espectacular actuación de España. Italia empató contra la Argentina de Maradona en el grupo A, pero luego quedó eliminada contra Francia en octavos de final. La Albiceleste logró su segundo título gracias al genio inmortal de Diego.
En el partido inaugural de Italia 1990 se vivió uno de los momentos más sorprendentes de todos los tiempos. Camerún, un equipo africano casi desconocido, venció a los campeones del mundo. Ese duro golpe no fue letal para el equipo de Carlos Bilardo, que de todos modos se las arregló para llegar a la gran final y quedó a un paso de igualar lo hecho por Italia en 1938 y Brasil en 1962. O mejor dicho, a doce pasos. Los que separaron a Andreas Brehme de Sergio Goycochea.
Alemania vivió en Estados Unidos 1994 uno de los peores Mundiales de su historia. Llegaba como campeón defensor y candidato, pero jamás pudo reencontrarse con su mejor juego. Superó la primera fase sin problemas por la baja categoría de los rivales (Bolivia, Corea del Sur y España) y le ganó a Bélgica en octavos. En cuartos de final se midió con la Bulgaria de Hristo Stoichkov y perdió de manera increíble. En la final de aquel torneo, Brasil derrotó a Italia y logró su cuarta corona.
No son muchos los campeones que lograron mantener la competitividad. Brasil en 1998 fue uno de ellos. Sin Romario pero con Ronaldo, el seleccionado conducido por Mario Lobo Zagallo alcanzó la gran final tras superar a Holanda en semis. En el partido definitorio no tuvo respuestas contra el local Francia y perdió 3-0.
El único batacazo que se puede comparar con el de Camerún en 1990 es el de Senegal en 2002. Y quizás es todavía más impresionante. Francia llegaba a Corea y Japón como uno de los grandes candidatos, con Zinedine Zidane y todas sus estrellas en plenitud. Por eso, la derrota 1-0 ante los debutantes africanos fue tan asombrosa. Luego, los galos no pudieron superar la fase de grupos y Brasil logró el título en el primer Mundial asiático.
Tras ganar los siete partidos en 2002, el Scracht triunfó en los primeros cuatro en 2006. Es la mejor racha de victorias consecutivas en Mundiales de todos los tiempos. Se cortó en cuartos de final, cuando un pletórico Zidane condujo el triunfo de Francia. Luego, los Blues perdieron contra Italia en la final de Berlín.
En Sudáfrica 2010, la Azzurra comenzó a sentir la decadencia que hoy la atormenta. Como casi siempre, no era favorita, pero nadie pensaba que podía llegar a quedar eliminada en primera fase frente a Paraguay, Estados Unidos y Eslovaquia. Pero sucedió. Cuando los italianos ya estaban cómodamente alojados en sus casas, España se coronó en el estadio Soccer City ante Países Bajos.
El sorteo de la Copa de Brasil 2014 fue quizás uno de los más morbosos de la historia. Dejó para el segundo día de competencia un duelo entre los dos finalistas del campeonato anterior. Allí, la Naranja se tomó revancha de la Roja y la goleó 5-1. Fue el peor debut de un campeón defensor en la historia mundialista. Luego, España cayó ante Chile y, como Italia en 2010, quedó afuera en primera fase.
En Rusia hace cuatro años, Alemania se sumó a la lista desgraciada. Por tercera ocasión consecutiva, el rey vigente ni siquiera pudo llegar a octavos de final. Además, el hecho fue todavía más sorprendente, porque desde 1938, el cuadro alemán siempre había estado entre los mejores ocho. Debutó con derrota ante México, luego se recuperó y venció a Suecia pero una increíble derrota ante Corea del Sur lo eliminó.
De las 20 Selecciones que ya defendieron su título, dos repitieron el título, una no jugó, seis quedaron afuera en primera fase (tres en las últimas tres ediciones), cinco en segunda ronda, dos en cuartos de final (tercera fase), dos en semifinales y dos fueron subcampeones. Como se puede ver con facilidad, en la mayoría de las ocasiones el campeón cumple un rol testimonial en la Copa del Mundo siguiente. Solo cuatro veces lograron al menos disputar la final. Ese es el gran desafío de Francia.