Uruguay cayó este lunes por 2-0 frente a Portugal en la segunda fecha del Grupo H de la Copa del Mundo de Qatar 2022. La Celeste fue superada con justicia durante gran parte del partido, a pesar de que tuvo un lapso donde impuso condiciones cuando fue a buscar el empate.
Diego Alonso salió a jugar con tres defensores, en una apuesta arriesgada porque es una formación solo había probado en amistosos: Godín, Giménez y Coates actuaron como zagueros, acompañados por Olivera y Varela como carrileros.
El equipo relegó la tenencia del balón frente a un Portugal que dominó las acciones en la primera mitad, y aprovechando que Uruguay no podía salir, comenzó a soltar a sus laterales e interiores para llegar con más gente al área.
Si bien los dirigidos por Alonso salieron a presionar alto, e incluso soltaron a uno de los mediocampistas (Valverde o Bentancur) para acompañar a Darwin Núñez y Cavani y bloquear esa salida portuguesa, nunca lo consiguieron. El Halcón, más adelantado que sus compañeros en mitad de cancha para intentar aprovechar su pegada y tenerlo cerca del área, no fue ninguna de las dos. Su faceta fue aportar defensivamente y en ofensiva no tuvo ninguna chance clara.
El déficit de la Celeste fue no tener la pelota. Los zagueros abusaron del pase atrás para un Rochet que, la mayoría de las veces, la dividió. Esto le impidió salir al equipo y atacar con sus carrileros -lo que se pretende con una línea de 3-. Finalmente, se impuso una línea de cinco que hizo que Uruguay defendiera muy cerca de su área, una especialidad del equipo con grandes riesgos, además de que en ofensiva dependió de arrebatos individuales de Bentancur (quien tuvo un mano a mano a los 32' después de sorprender a los zagueros portugueses y dejarlos por el camino) y Darwin Núñez, quien aprovechó su velocidad pero, al igual que con Corea, no pudo lastimar.
En el complemento Uruguay no cambió la postura, hasta que llegó el gol de Portugal a los 54'. El equipo arriesgaba mucho defendiendo cerca de su arco y un mínimo error hizo que lo pagara caro, con un centro-arco de Bruno Fernandes que Cristiano Ronaldo saltó a cabecear y que terminó con la pelota en el fondo de la red.
A partir de ahí, el partido cambió por completo. El Tornado quemó las naves mandando a la cancha a De Arrascaeta, Pellistri, Suárez y Maxi Gómez; dejando atrás la línea de tres defensores y pasando a una suerte de 4-4-2 con Varela, Giménez, Coates, Olivera; Bentancur, Valverde, Pellistri, De Arrascaeta, Suárez y Gómez.
Pero además de las modificaciones de nombres y de sistema, el equipo cambió completamente su postura parándose más arriba, ensanchando la cancha, liderado por un Bentancur de un esfuerzo descomunal. Así casi llega al empate con una pelota de Maxi Gómez que dio en el palo, un mano a mano que Giorgian De Arrascaeta no pudo aprovechar ante la salida del arquero y un tiro de Suárez en el área chica que dio en la parte externa de la red.
Sin embargo, Portugal dio el golpe de gracia en el cierre con el penal de Bruno Fernandes para el 2 a 0, ante un equipo uruguayo que siguió empujando hasta el final, pero que se fue con las manos vacías y con muchas conclusiones para sacar.