Inglaterra es aquella selección de la que tanto se espera siempre y, casi siempre, se queda a medio camino de lo esperado. Campeona del Mundo por única vez en 1966, un gol de Mario Mandzukic en la prórroga le apartó de la final en 2018, cuatro años después de ser eliminada en la fase de grupos del torneo de Brasil y habiendo caído goleada (4-1) ante Alemania en los octavos de final de 2010. Pero su torneo en Rusia ya fue lo suficientemente bueno como para sospechar, por fin, una generación ganadora. Y en eso está.
Inglaterra va en serio y lo ha ido constatando en los últimos años. Subcampeona en la última Eurocopa (derrotada por Italia en la tanda de penalties), no pareció tomarse demasiado en serio (y no es la única selección que lo hace) la Liga de las Naciones para centrarse en preparar su asalto al Mundial, cuya fase de clasificación solventó con una superioridad indiscutible (8 victorias 2 empates). Y llegados a Qatar, los Three Lions han apretado el acelerador sin dar opción a la sorpresa.
Se estrenaron atropellando a la animosa Irán, chocaron con Estados Unidos en la segunda jornada y sentenciaron sin despeinarse su clasificación paseándose ante Gales para meterse en los octavos de final con un balance de 9 goles marcados y 2 encajados. Sin que marcase Harry Kane pero catapultando a Bellingham, mostrando a Foden y Saka, intercambiando nombres sin que por ello se resintiera el colectivo y empezando a presentar sus credenciales ante su cruce con el Rey de África...
El Rey de África. Senegal, huérfano de Sadio Mané, ya cumplió eliminando a Ecuador en la última fecha de su grupo pero a la hora de la verdad demostró ser un equipo muy por debajo del poderío europeo. Por más que se presentase con cinco futbolistas experimentados en el fútbol inglés, no le pudo presentar mucha batalla y perdonando dos ocasiones excelentes en la primera media hora se comenzó a sospechar que pagaría aquellos errores. Senegal quiso; Inglaterra pudo.
La primera que tuvo la convirtió Henderson, rozando el descanso sentenció Harry Kane con su primer gol del torneo y para igualar a Wayne Rooney como máximo realizador histórico de la selección. Y a poco de comenzar el segundo tiempo Saka convirtió la victoria en goleada. Sin más que decir.
Decidido, inteligente y en ocasiones brillante, el equipo de Gareth Southgate presentó su candidatura en el Mundial, citándose con Francia en un duelo de cuartos de final que se aventura monumental. Si la campeona del Mundo solventó con comodidad a Polonia a lomos de un soberbio Mbappé, la respuesta de Inglaterra no fue menor.
Y de su encuentro, el sábado, saldrá, sin duda, un favorito indiscutible al título. Si Marruecos (frente a España) y Japón (ante Croacia) no lo remedian, los cuartos de final serán una Eurocopa con Argentina y Brasil como 'invitadas'. La hora de la verdad para un campeonato que, futbolísticamente, puede ser de época.