<
>

Argentina y un atributo que puede ser muy valioso en las instancias de definición

Lisandro Martínez, Cuti Romero y Nicolás Otamendi, los centrales de la Selección Argentina en la Copa del Mundo AP

DOHA -- En esta Copa del Mundo de Qatar 2022 hay una sensación que a medida que avanza el torneo se convierte en certeza: para ganar hay que proponer, tomar riesgos y, sobre todo, tener jerarquía en ataque para aprovechar las oportunidades. No alcanza solo con desarrollar bien una idea clara de juego, también se necesita talento ofensivo para capitalizar todo ese caudal futbolístico. Todos los clasificados a cuartos de final son seleccionados generosos y además repletos de jerarquía individual.

Sin embargo, en estas instancias definitorias, en las que las calidades se equiparan en un punto muy alto, cada pequeño detalle puede ser una ventaja decisiva. Y en ese sentido Argentina puede hacer bandera de una virtud de la que poco se ha hablado: su solidez defensiva. Es la Selección a la que menos le remataron de todo el Mundial. ¿Por qué? Por varias razones, pero sobre todo por el gran trabajo de sus centrales y por su propuesta generosa de posesión y ataque.

Emiliano Martínez, que atajó todos los minutos, recibió nada más que 16 remates, un promedio de 4 por partido. De esos, solo 4 fueron al arco. Para comparar entre los que siguen en carrera y ya están en cuartos, a Brasil le patearon 26 veces y 9 fueron al arco.

Es fácil recordar cuáles fueron esos disparos: los dos goles de Arabia Saudita (ambos casi fuera de contexto), un tiro libre de Alexis Vega (México) que detuvo Martínez y el mano a mano histórico de Garang Kuol (Australia) en el tiempo de descuento de octavos de final. Polonia, con el temible Robert Lewandowski, ni siquiera se aproximó al Dibu. El gol en contra de Enzo Fernández no entra en la estadística pero aún si se suma, la Albiceleste sigue arriba en este apartado.

Para medir cuán poco fue inquietado el seleccionado que dirige Lionel Scaloni también es interesante el rubro "goles esperados en contra", que mide la calidad de las llegadas. Allí está segundo, con 1,33 por partido. Solo la supera Brasil, con 1,17. Ambos recibieron más goles (tres y dos respectivamente) de lo esperado, pero los fríos números nunca alcanzan para explicar el fútbol. Porque el guardavallas de Aston Villa fue exigido muy poco y quizás no ha brillado aún, pero llegará al choque con Países Bajos con las manos calientes tras su extraordinaria y agónica atajada del pasado sábado. Ya sabe lo que es salvar a su equipo y eso también es clave en estos momentos.

Uno de los principales motivos de la tranquilidad que vivió el arco nacional durante casi todo el torneo fue el gran nivel mostrado por los centrales Nicolás Otamendi, Cristian Romero y Lisandro Martínez. El de Benfica es, junto con el croata Josko Gvardiol, el mejor zaguero de la Copa. Es el defensor con mejor porcentaje de duelos ganados, tanto aéreos como terrestres, y también es uno de los líderes en despejes. En lenguaje futbolero, "saca todo de abajo y de arriba". Ota está impasable y tiene dos escuderos de hierro que lo acompañan con coraje y jerarquía.

Otra de las razones de la solidez tiene que ver con las pocas oportunidades que les dio a los rivales de generar juego. Es el segundo equipo con más posesión del torneo (65,3 por ciento) detrás de España, y también el segundo en toques y pases. En definitiva, tiene la pelota la mayor parte del tiempo y lo maneja con criterio, lo que les impide a los rivales diseñar estrategias para lastimar.

También, más allá de las actuaciones individuales de los centrales, es un seleccionado con una intensidad muy marcada para recuperar y para defender. Todos se entregan a la hora de recuperar. Es el segundo conjunto con más duelos ganados, detrás de Francia, y el tercero con más duelos aéreos, detrás de Portugal y Canadá. Todos tocamos y todos marcamos.

¿Que los rivales fueron muy inferiores en calidad y nombres propios? En esta Copa del Mundo argumentar eso parece una incoherencia. Brasil enfrentó a una tímida Serbia, a una ultradefensiva Suiza, a una mediocre Camerún y a una frágil Corea del Sur. Francia solo tuvo un rival de peso y fue una Dinamarca muy desconocida. Inglaterra también chocó con adversarios que estuvieron lejos de su mejor nivel, mientras que Países Bajos fue muy atacado por Ecuador y Estados Unidos. Todos llegan a cuartos con recorridos similares y en esta instancia cualquier mínima ventaja será muy bien apreciada.